El apellido Curse era muy conocido en los Aquelarres, tanto por buenas acciónes como por malas, eran temidos y respetados, dependiendo a que integrante de la familia se dirigieran. Blase era la más joven de aquella familia, claro sin contar a su pequeño primo de dos años. Blase Marie Curse tenía dieciséis años de edad y se encontraba en la edad perfecta para poder desarrollar su magia.
Las brujas sabían que los niños provenientes de familias puras no debían hacer ningún ritual para despertar su magia, aquella se dejaba ver entre los quince y dieciséis años. Una pésima idea para muchos, ya que desarrollaban su magia cuando estaban en medio de la adolescencia lo que significaba que no podían controlarse muy bien y siempre ocurrían accidentes. Blase ya había despertado su magia hace algunas semanas y estaba siendo sometida a incontables clases y sermones sobre la magia.
Sus clases iniciaban a las seis de la mañana y terminaban a las ocho de la noche. Su familia no quería permitirse el correr el riesgo y dejar que Blase tuviera algún accidente al no saber controlar su magia. Y como era de esperarse la chica avanzaba muy rápido, ya no era necesario que su hermana Alya, la acompañará a todos los sitios para mantenerla controlada.
Blase y otras chicas que habían despertado su magia hace poco, querían conocer lo que era realizar un conjuró desde cero y debido a que sus familias no lo veían apropiado debido a su poco control en la mágia en la gran mayoría, aquellas adolescentes decidieron hacerlo por su cuenta.
—¿Y ese libro para qué es?— Le cuestionó Alya aquella tarde al notar un comportamiento extraño en su hermana menor, ambas eran las únicas hijas que quedaban del matrimonio, el resto de hijos y sobrinos ya vivían en otros Aquelarres o en otras casas, por lo que ambas estaban juntas muy a menudo para no sentírse solas.
—Solo para entretenerme un rato— Le contesta con tranquilidad Blase, la jóven castaña sabía que no podía reaccionar de manera muy acelerada o su hermana sospecharía demaciado, había decidido leer un poco más sobre el conjuro que ella y sus amigas eligieron para realizar el sábado por la noche.
—Bien, mira. Mamá quiere que leas este— Dice la mayor entregándole un libro algo grueso, de tapa dura color rojo. Blase observa el libro y se queda estática al leer el título "Leyes y Castigos del Aquelarre Assen", era tal como si su madre supiera lo que la chica deseaba hacer.
Articulo 1°. Autorizado por la dirigente Cecia Pagna líder del plantel de seguridad. Esta estrictamente prohibido el uso de mágia, objetos o realización de conjuros sin un permiso del Aquelarre que se otorgará a brujas y brujos una vez ya estén perfectamente preparados para realizar dichas actividades.
De romper esta ley se castigará con la extracción de mágia inmediata.
Blase suspira y repasa una vez más aquel párrafo que le había quitado todo entusiasmo sobre la pequeña actividad que realizarían en dos noches. La jóven Curse medito un largo tiempo si valía la pena correr el riesgo y atenerse a las consecuencias de perder su mágia que aún no disfrutaba al cien por ciento, si las llegaban a atrapar estaba claro que perdería algo qué aun no tenía por completo.
Pero Blase tenía un gran defecto, uno que le ah provocado muchos regaños y problemas a lo largo de su vida, Blase Curse era obsesivamente curiosa, la chica no podía detenerse cuando se trataba de algo nuevo que llamará su atención, sus impulsos eran más grandes que su lógica y normalmente terminaba en algún problema y en esa situación, la curiosidad de Blase era más grande que cualquier sentido de responsabilidad que la chica pudiera haber desarrollado a lo largo de su corta vida.
Ella sin duda quería ver cómo se hacía un conjuró desde cero y si bien no harían nada riesgoso, solo curar a un conejo que una de sus amigas había encontrado hace días, era emocionante el tener la posibilidad de hacerlo ellas mismas sin la ayuda de nadie.
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La Bruja Blase
Science Fiction"Asse" es un Aquelarre conocido por las poderosas brujas que habítan ahí, al igual que las grandes y respetadas familias que por generaciones han demostrado su gran poder. Lo mejor que aquel Aquelarre sabe hacer es mantener bajo control a las jóven...