PLAYLIST:
Monster – Eminen ft. Rihanna
I'm in love with a monster – Fifth Harmony
Escape (pina colada song) – Rupert Holmes
No tenía tiempo que perder; pero, aferrándome a la mano del anciano, grité...—¡Ahora es el momento...! ¡Sálveme! ¡Protéjame! ¡Usted y su familia son los amigos que busco! ¡No me abandonen en el momento decisivo...!—¡Dios mío...! —exclamó el anciano—. ¿Quién es usted?En aquel momento se abrió la puerta de la casa, y entraron Felix, Safie y Agatha. ¿Quién puede describir el horror y el asombro que sintieron al verme? Felix se adelantó rápidamente y con una fuerza sobrenatural me apartó de su padre, a cuyas rodillas yo me había aferrado. En medio de aquella furia que observaba en los ojos de aquel joven que consideré tan admirable en antaño, surgía en mi ser un sentimiento de confusión al haber esperado un trato diferente. Recuerdo haber maldito tanto a mi creador, haberlo gritado con mi corazón (o por lo menos lo que considero, tengo) hasta el agotamiento que llegué a un punto de no retorno con la oscuridad y pensé en la mejoría para mi ser tan desdichado el quedarme de ese modo, sin molestar a nadie con mi presencia tan horrible. Cuando desperté sentí en mi piel algo que nunca había llegado a experimentar o explicar, empezando por aquel material en el que reposaba, lejos de ser aquella paja del granero o el frío suelo al que acostumbrado estaba. Recuerdo no entender lo que sucedía hasta que a la habitación de carácter prepotente en la que me encontraba, llegó una cara conocida, era Agatha, aquella dulce joven hija del anciano De Lacey, sin embargo, había algo diferente en ella, con certeza puedo decir que era su elegante vestuario diferente del habitual desgastado.Aunque también, todo ella era diferente, tenía un impacto su persona totalmente diferente a aquella frágil y delicada joven, ahora parecía madura, imponente casi inalcanzable. —¡Oh! Veo que has despertado— dijo con una mueca agradable, tan diferente a nuestro primer encuentro —Me alegro verte mejor, tendrás dudas, pero no seré yo quien te las conceda, iré por el conde. Enseguida vuelvo, no hagas nada imprudente— declaró con una mirada amable, pero noto un poco tensa.No entendía muy bien que sucedía, así que hice caso a sus palabras. Me sorprendí enormemente al momento de abrirse la puerta nuevamente y revelar la figura del anciano De Lacey, que ya no parecía tan anciano ni tan ciego para variar —Me alegro ver que ha despertado con bien usted ¿señor...? — quedó suspendida su pregunta.—No tengo nombre, señor, me han llamado monstruo y cosas horribles, incluso mi creador me ha rechazado, no soy digno de ser nombrado al parecer del mundo que me rodea— respondo viendo a la nada. —De acuerdo— responde el anciano— ¿No irá a tener problema si le llamo Frankenstein dada la naturaleza de su creador? — Asiento con la cabeza, sin saber que decir o cómo obtuvo dicha información, parece que vio mi duda puesto que me sonríe con lo que parece una expresión de amabilidad mezclada con comprensión. —Verá usted, Frankenstein. Me presentaré como un conde de muy lejano ante usted, en los últimos años me he dedicado junto con mis ayudantes, que habrá conocido como hijos, usted, a la ardua labor de recolectar y seguir la pista de especímenes extraordinarios para nuestros tiempos como lo es usted. Mi nombre es Drácula y soy una criatura de la noche condenada a vivir en el eterno sufrimiento de la vida, alimentándome de la vida de otros. Es por ello por lo que, retomando mi actual oficio, le comento que me he dedicado a recolectar personas como usted, como yo, para llevarlos donde no sean rechazados o perseguidos, aumentando sus estadísticas de vida y protegiéndonos los unos y otros. — De Lacey —ahora llamado Drácula —Me explicó su labor como recolector y el funcionamiento de mi nuevo hogar, un castillo alejado, donde conviven más criaturas, todas diferentes. Mis tareas consisten en revisar el buen funcionamiento del lugar diariamente y recolectar animales para la cena, una tarea fácil, dada mi historia. También me habló de Felix, el cuál ahora sé, es en realidad su mano derecha y por eso le había defendido con fervor en aquella ocasión, Agatha es su asistente y también es criatura de la noche junto con Safie, quien resulta ser la compañera de Felix. Por lo que las cosas comenzaron a tener sentido para mí a medida que me iba adaptando al lugar. El Sr. Drácula o De Lacey, aún no puedo elegir un nombre por el cual llamarlo, me llevó al castillo, un castillo lleno de criaturas extrañas, según los humanos "Creaciones del infierno", pero yo no era del infierno yo fui creado por mi amo, Frankenstein, pero ahora, ahora mi nombre era el Mounstro de Frankenstein, esto según Drácula. Nos adentramos en lo profundo del bosque, muy oscuro y lleno de árboles, ramas secas y puntiagudas, no cualquiera tendría la valentía de adentrarse por el bosque, lo que era bastante bueno puesto que así ningún humano se acercaría a hacernos daños, creo que ya he sufrido bastante rechazo en mi vida como para someterme a más, es suficiente. Llegando al castillo me sorprendí bastante, no era un simple castillo viejo y oscuro como se veía por fuera, era un hotel ¡UN HOTEL PARA MOUNSTRUOS!, lo llamaban "Hotel Transilvania" era impresionante la cantidad de criaturas extrañas y terroríficas que había, desde personas que se convierten en lobos, hasta momias llenas de arena, y hombres invisibles, jamás los ví, pero claro que los escuché, era impresionante. El hotel por dentro era sumamente lujoso, con techos bastante grandes y altos, además, habitaciones embrujadas, pues claro, si no pie grande no entraría por las puertas. — Hola, ¿cómo te va? — Se dirigió hacia mí un hombre lobo, su nombre era Wayne, bueno así fue como lo llamo su esposa — Hola muy bien ahora que estoy aquí, soy Frankenstein, o bueno así me llamó el Conde Drácula. — oh bueno, al menos estas bien aquí, ¡mucho gusto mi nombre es Wayne! soy un hombre lobo y tengo muchos hijos — Se acercó mucho a mí y me dijo en voz baja — ¡¡¡ Por favooor, sácame de aquí, mis hijos me están robando toda la poca energía, ayudaaaa!!! — No pude evitar reírme y soltar una carcajada que hizo que la esposa de Wayne nos viera un poco feo. Luego de un rato de estar platicando con Wayne, llegó Drácula a decirme que mi nueva habitación y hogar estaba lista para habitar, no pude evitar ponerme muy feliz, sentía que estaba en el lugar correcto, uno donde no me juzgarían por ser un monstruo, puesto que todos eran así, era como estar en un lugar seguro. Al entrar a la habitación no puedo describir mi sensación, me sentí tan feliz, podría dormir en una cama digna sin miedo a que me echen de algún lugar por como luzco, o si soy peligroso y podría causarles daño, pero yo soy bueno, solo quiero que me quieran y vean que soy un gran amigo o pareja, porque claro que me gustaría encontrar el amor. Luego de un tiempo, observando los detalles de mi habitación, decidí salir a la piscina del hotel, que increíble ese lugar y todas las criaturas que había, me sentía seguro donde estaba, y más aún porque no había fuego, realmente lo odio, no me gusta para nada. Pero ese no es el punto, estuve un rato relajado dentro de la piscina, por poco y se me caen los dedos de tanto tiempo que estuve dentro del agua. Al salir de aquellas tibias y relajantes aguas crucé mirada con una hermosa mujer de tez gris, me sentía hipnotizado por tal belleza, cuando caí en cuanta cerré mi boca, y parpadeé unas cuantas veces, mi corazón latía con más fuerza cada que ella daba un paso ya que parecía que se acercaba a mí.—¡Hola! — Exclamó aquella mujer agitando su mano, no pude evitar voltear atrás de mí solo para confirmar que dicho saludo era dirigido a mi o algún otro monstruo que merodeaba. —Sí a ti te hablo —dijo con una dulce sonrisa la cual correspondí, caminé hacia ella hasta estar uno frente a otro. —Me llamo Eunice es un gusto saludarte... — Frankenstein. Respondí. —El gusto es mío señorita, gusta compartir el tiempo de cena conmigo? Pregunté algo tímido y cabizbajo.—Justo eso quería preguntarte, me llama mucho la atención compartir contigo hoy en la cena, cuando te ví me llamaste mucho la atención ya que somos algo parecidos, nos vemos a las seis en punto en el restaurante del hotel Franky, ¿te puedo llamar así? — Dijo con un tono de voz algo coqueto, o eso me pareció. Luego de charlas unos minutos más de nuestros pasados y lo frustrante que era vivir bajo el maltrato de los humanos; cada quien tomó camino hacia su respectiva habitación. Después de debatir un poco con mi ropa me puse lo que parecía ser un traje color negro, además, me coloqué una corbata con líneas horizontales blancas y rojas me dirigí un poco nervioso al restaurante, a lo lejos escuché la voz de Eunice gritar el dulce apodo con el que se dirigía hacia mí, sonreí y levanté mi mano agitándola un poco devolviéndole el saludo, al estar juntos lo que parecía ser un zombi nos llevó a nuestra mesa, sentados uno frente a otro viendo el menú y pedir algo retomamos nuestra conversación, en eso veo que se pone algo tímida y se queda mirándome fijamente, no pude evitar parpadear varias veces y jugar un poco con mis dedos —Franky, ¿eres soltero? — La miré a lo cual negué con mi cabeza — No, nunca he tenido ese tipo de interacción con alguna mujer ya que usualmente salen corriendo de mi por el pánico que les genero — La charla continuó alrededor de unas dos horas; luego de haber compartido aquella agradable cena decidimos salir a caminar. Observaba el cielo con admiración, ya que las estrellas alumbraban más que nunca— o bueno, no había tenido la oportunidad de sentir tanta paz y agradecimiento al observarlas. Sentí como la contraria tomó mi mano con dulzura, sonreí y acaricié un poco de esta mientras continuábamos recorriendo aquel hotel en el que considero empezará una vida agradable y llena de sorpresas.Cuando volví a mi habitación se me hizo difícil no pensar en mi pasado. Cuando me veo obligado a presentarme con el nombre de mi creador, mis memorias del rechazo que sufrí resurgen. Recordé la eterna maldición que llevo por ser creado, y los días que pasé deambulando en un mundo que se rehusaba a acogerme por mi naturaleza.Mi reflexión en el espejo me atormentaba. Entre él y yo no habían similitudes, pero sí supe que él vió algo en mi aquella noche en la que tomé conciencia por primera vez, y supe que jamás iba a poder olvidar como sus ojos me miraron por primera vez. No lo supe en ese momento, pero ahora sí: me tenía miedo, pero eso no fue lo que fracturó su criterio de mí; lo que mi creador temió al verme tal y como él me forjó, fue la posibilidad de que yo actuara en su contra. Me vió mordiendo la manzana y tuvo miedo de lo que yo podría hacer con tal poder. Por eso me expulsó del Edén, y esos días de hambre, de frío, y de abandono, fueron el principio de un castigo que tendría que pagar por toda la eternidad. Sin embargo, sucedió algo que todavía no he terminado de asimilar por completo: mi salvación. Una criatura como yo, destinada a ser repudiada, fue liberada de una vida de condena. Me encontré con personas iguales a mí, y me sorprendí al encontrar belleza en cada una de ellas. Drácula, quien me demostró infinita amabilidad, y quien miraba desde las sombras directamente a la luz del sol, como extrañándola. Wayne, quien no sé si pueda considerarlo mi amigo (todavía no entendía el concepto de amigo bien), que le sonreía al mundo con caninos envidiablemente brillantes, pese portar en su cuerpo pruebas del odio que le tienen los humanos a lo diferente. Y Eunice–presente e irreversible, y terriblemente familiar.Llegué a una conclusión atroz: que este era mi hogar. Ahí no importaba si quien moldeó mi cuerpo con sus propias manos aborreció mis defectos, pues las personas de mi alrededor no juzgarían de mí por ellos. No tenía que buscar el amor de alguien que por siempre me vería con odio por proyecciones de las que yo no me podía defender. Tendría que lidiar con el abandono, para así poder reconciliarme con mí mismo.Me había decidido, pondría todas mis cartas sobre la mesa. Frente a mi había la oportunidad de renacer, de ganar autonomía de mi persona, por lo que no dejaría que un fantasma siguiera torturándome.Rápidamente salí corriendo al lobby, pensando en formas de traducir mis pensamientos en palabras. Antes de llegar, vi a una figura familiar en los jardines. Cambié mi direccion al instante, y me dirigía hacia aquella figura negra y blanca que sobresalía sobre un arbusto. —¡Eunice! — grité, corriendo con todas mis fuerzas—¿Franky? — me preguntó, su voz dulce — ¿Qué estás haciendo aquí?Al fin llegué enfrente de ella. Estaba respirando agitadamente, y aunque nunca me hubiera preocupado de ello anteriormente, me sentí cohibido de mi apariencia. —Tenía que verte — le dije, y noté que sus mejillas habían cambiado de color, algo que nunca había visto. — Hay algo que quiero decirte.Me miró expectante. —Todo esto es nuevo para mí. El mundo es... algo que sigo descubriendo. Ya no quiero estar enojado. No quiero seguir preguntándole el por qué a mi dios, a mi creador; sé que su respuesta nunca llegará. Ahora solo quiero ir lento, encontrarme. A mi... a mi me gustaría poder estar a tu lado, conocer tu mundo. Si me lo permites.Ella agarro mi mano, mirándome con una expresión que nunca había visto, una a la que no sabía nombrar. Su sonrisa radiante y su irrefutable sí no lo podré olvidar jamás.
FIN
Imágenes creadas con la inteligencia artificial DALL – E, el 30 de noviembre de 2023.
Hipertexto con la película "Hotel Transilvania".
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FRANKENSTEIN: EN BUSCA DE LA FELICIDAD
FanfictionLuego de que los hijos del anciano y Safie encuentan a Frankenstein... Empieza la verdadera de este en busca de la felicidad.