El viento del olvido

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Quizá hayas escuchado de mí alguna vez, ya sea en la letra de una canción o por un recóndito pensamiento que surgió en tu cabeza; pero de alguna manera, siempre he estado ahí.

¿Quién eres? ¿Qué eres?

Esas preguntas me las habían hecho una y otra vez, en infinidad de horarios y lugares distintos.

Y la pequeña niña que parecía observarme, tampoco era la excepción.

-¿Qué eres? - preguntó con tono mimado la niña de ojos achocolatados.

Por primera vez en años, decidí preguntármelo a mí mismo.

¿Quién soy yo?

Mi mente me teletransportó a mis recuerdos.

Era un espantoso lugar, que solo las personas que alguna vez habían estado allí, podrían imaginar.

Pero hasta la fecha, no sé si lo más horrible era el lugar, las personas o lo que representaba.

Pero en mi recuerdo, algo era extraño, las emociones que por lo general eran de desesperación y desolación, ahora eran totalmente distintas, cada persona con vestido de rayas a mi alrededor tenía una emoción diferente, en algunos era felicidad, en otros terror y en algunos, incluso gratitud.

El campo de concentración nunca había tenido emociones tan variadas. Y en ese momento no entendí la razón, solo le prestaba atención a un fuerte pitido, que parecía volverse más intenso con el pasar de los nanosegundos.

El agudo sonido cambió de repente a un fuerte estallido, que no fui capaz de escuchar. Mi cerebro se desconectó por la cantidad de sensaciones que invadían mi cuerpo: un calor infernal y un dolor que carcomía mis huesos.

Y de repente, todo se volvió paz, tranquilidad y oscuridad.

Regresé al presente.

La pequeña me miraba con escrutinio.

Me acerqué con movimientos suaves, hasta que mi boca estuvo lo suficientemente cerca de su oído, como para contar un secreto.

-Soy un fantasma, y déjame decirte algo, hay muchos más como yo y todos tenemos el mismo nombre, mi nombre es...- respondí en un susurro bajo, pero fui interrumpido.

La niña comenzó a llorar descontroladamente, y puede que en ocasiones anteriores me gustara asustar a las personas, pero que ella hubiera reaccionado de esa manera, solo provocó que mi corazón se rompiera.

Tiré algunos peluches de la niña al suelo para disimular la situación.

La madre de la pequeña no tardó en llegar. Su mirada fue de asombro al observar a su alrededor.

-¿Qué sucede, Bella? ¿Qué sucede? - cargó a la niña en sus brazos para tranquilizarla.

-Fantasma - murmuró la pequeña, con un llanto que inundaba la habitación.

Abrí la ventana con agresividad para darle credibilidad a lo que había dicho la niña. Admito que aproveché que los adultos no pudieran verme.

La mujer se sobresaltó un poco.

-Tranquila, Bella - acarició su cabello -. Solo fue el viento.

Bueno, en eso no se había equivocado.

Mi nombre es Viento, al igual que el resto de mis amigos, que están en todos los lugares del mundo, en todos los horarios y de todas las características.

Viento es el nombre que adquieren todos los niños que han muerto en medio de una guerra.

Era una tristeza que fueran tantos.

-Solo fue el viento - repitió la madre.

Ahora ya sabes lo que verdaderamente pasó cuando eras un niño, te sucedía algo extraño y un adulto te decía que solo había sido el viento. Esos éramos nosotros.

El dolor y la muerte que le ocasionaron a millones de niños, son los verdaderos fantasmas que ahora los adultos le llaman "Viento".

Fin

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