Al regresar a casa después del largo día de escuela me di cuenta de lo incomprendido que me siento porque mis padres no tienen idea de quién soy ni de cómo me encuentro, me encantaría poder contarles lo de mis superpoderes, Oliver es el único que lo sabe, y por eso es con él con quien me siento a gusto.
Todo surgió una noche de verano en el mes de agosto con Oliver. Estábamos aburridos y por eso decidimos instalarnos la aplicación Randonautica que consistía en enviarnos unas coordenadas aleatorias donde había sucedido algo extraño. Nos envió a una fábrica abandonada y lúgubre, realmente daba miedo, pero decidimos entrar. Como no trabajaba nadie allí desde hace mucho tiempo estaba en condiciones pésimas y pútridas. Después de un buen rato investigando la fábrica, nos percatamos de que había una puerta que se dirigía al sótano. Allí abajo había una habitación llena de frascos con sustancias y animales raros dentro de ellos, nos atrevimos a coger uno, mejor dicho, me atreví a coger uno, ya que Oliver estaba bastante asustado, al alzarme para coger el frasco que estaba a lo alto de una estantería perdí el equilibrio y tiré los tarros que contenían animales extraños y en ese había una cantidad inimaginable de pequeñas arañas altamente venenosas dentro. Empezaron a correr como locas y a pasarme algunas por encima, empecé a sentir pequeños picotazos en el abdomen, aunque no doliese, la sensación era inimaginable, una sensación que nunca antes había vivido. Oliver me cogió del brazo y como pudo me aparto de ese montón arañas, salimos lo más rápido que pudimos de allí para volver a casa y hacer como si nada hubiera pasado, pero desgraciadamente no era así y ese día puso mi vida patas arriba.
A la mañana siguiente, me desperté en mi habitación con dolores por todo el cuerpo y una sensación muy extraña, tenía miedo, estaba seguro de que era por lo sucedido la otra noche en la fábrica, no se lo podía decir a mis padres porque como sé enteraran de que me había escapado de casa esas horas de la noche para ir con Oliver, estaría castigado de por vida, así que decidí aguantar el dolor y no decir nada. A continuación me senté en el sofá pensando en cómo podría explicarles a mis padres los hechos de la noche anterior, nervioso, empecé a dar vueltas por casa y me tropecé haciendo caer el cuadro que pintó mi abuelo, rápidamente, intenté cogerlo y apareció, no sé cómo, un hilo blanco que atrapó, él cuadró. Me asusté y grité como nunca, mis padres, que estaban en la habitación de al lado, salieron corriendo alarmados. Al ver la cara de preocupación de mis padres, mi reacción fue salir corriendo hacia casa de Oliver para explicar lo sucedido, descubrir lo que realmente me estaba sucediendo. Consideraba que Oliver era mi lugar seguro y la persona que me podría ayudar con lo que estaba pasando.
