Naruto se sentía nervioso mientras caminaba por el palacio del País del Arco Iris. Había sido enviado como un emisario de la aldea de la hoja, para establecer una alianza con ese país. Era la primera vez que visitaba ese lugar, y estaba impresionado por su belleza y su colorido. El País del Arco Iris era famoso por su conexión con la naturaleza, y por su gente, que tenía el poder de controlar el papel.
Naruto llegó a una gran sala, donde lo esperaba el rey del país, un hombre anciano y bondadoso. El rey le dio la bienvenida con una sonrisa y le agradeció por su visita. Naruto se inclinó respetuosamente y le entregó una carta de la Hokage, donde expresaba su deseo de cooperar con el País del Arco Iris.
El rey leyó la carta y asintió con satisfacción. Luego, le dijo a Naruto que había alguien que quería conocerlo. Naruto se sorprendió al ver que el rey llamaba a una joven que estaba detrás de un biombo. Era una chica de cabello azul y ojos violetas, que vestía un elegante kimono de papel. Era Konan, la princesa del País del Arco Iris.
Konan se acercó a Naruto con gracia y le tendió la mano. Naruto se quedó sin palabras al ver su belleza y su carisma. Konan le dijo que estaba encantada de conocerlo, y que había oído hablar mucho de él. Naruto se sonrojó y le dijo que él también estaba feliz de conocerla, y que admiraba su país y su poder.
Konan le dijo que le gustaría mostrarle el país, y le preguntó si quería acompañarla. Naruto aceptó sin dudar, y siguió a Konan por el palacio. Konan le enseñó los jardines, las fuentes, las bibliotecas, y los templos. Naruto se maravilló con todo lo que veía, y se sintió cada vez más atraído por Konan. Konan también se sintió fascinada por Naruto, y por su energía y su optimismo.
Los dos jóvenes se llevaron muy bien, y pronto se hicieron amigos. Naruto le contó a Konan sobre su sueño de ser Hokage, y sobre su amigo Sasuke, que había muerto. Konan le contó a Naruto sobre su país, y sobre su hermano Nagato, que había desaparecido. Los dos se consolaron mutuamente, y se prometieron apoyarse en el futuro.
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Naruto y Konan caminaban por el bosque, disfrutando de la brisa y el canto de los pájaros. Habían salido del palacio para explorar el País del Arco Iris, y para tener un momento de intimidad. Naruto le contaba a Konan sus aventuras como ninja, y Konan le contaba a Naruto su historia como princesa.
- ¿Y nunca te aburres de estar siempre en el palacio? - le preguntó Naruto.
- A veces, sí. Me gustaría viajar por el mundo, y conocer otras culturas y personas. Pero mi padre me necesita aquí, y yo lo quiero mucho. Él es el único que me queda de mi familia - le respondió Konan.
- ¿Qué pasó con tu hermano? - le preguntó Naruto.
- Nagato... Él era un niño muy bueno, y muy inteligente. Tenía el poder de controlar el chakra, y podía hacer cosas increíbles. Pero un día, desapareció. Nadie sabe qué le pasó, ni dónde está. Algunos dicen que se unió a una secta, que adora a una bestia llamada el diez colas. Otros dicen que murió, o que se volvió loco. Yo no lo creo. Yo espero que algún día regrese, y que podamos ser felices de nuevo - le dijo Konan, con tristeza.
- Lo siento, Konan. Yo sé lo que se siente perder a alguien importante. Yo perdí a mi amigo Sasuke, en una pelea. Él era como un hermano para mí, y yo quería salvarlo. Pero no pude. Lo maté con mis propias manos - le dijo Naruto, con culpa.
- Naruto... No te culpes. No fue tu culpa. Fue el destino, o el karma, o lo que sea. Tú hiciste lo que pudiste, y estoy segura de que Sasuke te perdonó. Él te quería, Naruto. Y yo también te quiero - le dijo Konan, con ternura.
Konan se acercó a Naruto y lo abrazó. Naruto se sorprendió, pero luego correspondió al abrazo. Se sintió reconfortado y feliz. Konan le dio un beso en la mejilla, y luego lo miró a los ojos. Naruto se sonrojó, y luego le devolvió el beso. Se besaron con pasión, y se olvidaron del mundo.
