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—Buenos días, Jung, Namjoon...

Mierda.

Namjoon quería salir de ahí, correr hacia una ventana y lanzarse hasta caer en los brazos de algún hombre alto, rubio de ojos azules y musculoso que lo llevará los más lejos de Min Yoongi.

¿Los boletos para ir a México estaban de oferta?

—Señor Min, que alegría verlo tan temprano— respondió Hoseok tranquilamente pero sin alejar sus manos de Namjoon, incluso se aferraba más al contrario para evitar que huyera y se lanzara por una ventana.

—Demasiado formal, ¿No crees, Hobi?— el tono burlón en su voz hizo temblar al moreno. No estaba contento, no se escuchaba para nada feliz, había veneno puro en cada palabra que escupía.

—¿Es así?— respondió Hoseok en el mismo tono. En ese instante, Namjoon tenía más ganas de huir y lanzarse por las escaleras hasta romperse la cabeza y perder la memoria.

Hoseok tampoco estaba feliz, no había ninguna jodida pisca de amabilidad, ambos hombres escupían el veneno más puro. Incluso sus vecinas las chismosas quedaban como tontas al lado de esos dos.

—B-buenos días señor Min— respondió Namjoon mientras intentaba con todas sus fuerzas alejarse del agarre de Hoseok. ¿Que diablos? ¿Por qué era más fuerte? ¿Acaso iba al gimnasio últimamente? Por qué le estaba resultando de maravilla.

Necesitaba el contacto del entrenador de Hoseok por qué últimamente parecía un fideo.

—Veo que está muy cómodo, joven Kim...

—Lo estoy...— murmuró avergonzado, primero lo llamaba por su nombre y ahora lo llamaba por su apellido, ¿Acaso estaba jugando o que?

—Tenemos un asunto importante del que hablar, Kim— la voz autoritaria de Yoongi lo hizo temblar como una hojita en plena ventisca, le tenía miedo al hombre que era unos centímetros más bajo que él. Sería humillante si no fuera su maldito jefe.

—Tengo trabajo, mucho trabajo pendiente señor Min— murmuró con la cabeza abajo. Se había alejado del abrazo protector de Hoseok.

—¿Y? Yo soy tu jefe— dijo mientras alzaba una ceja.

—Y-yo...

—Yoongi, tenemos una reunión en cinco minutos, no creo que tengamos el suficiente tiempo para hablar— los interrumpió Hoseok mientras se paraba frente a Namjoon de manera protectora.

Obviamente ese movimiento no paso por alto para Yoongi, apretó los dientes tratando de evitar soltar palabras sarcásticas a su amigo.

—No sabía que te interesaba tanto el trabajo Hoseok— dijo sin quitar su mirada feroz del contrario, intentando intimidarlo pero era inútil, estaba en una guerra de miradas con el mismísimo Jung Hoseok, el bastardo no le tenía miedo a sus jefes.

Tal vez a los insectos, pero no a sus jefes.

—Hoy estoy muy interesado en mi trabajo, así que si nos permites...— tomo la mano de Namjoon y lo arrastró con él.

—Joven Kim, usted y yo tenemos una plática pendiente— dijo mientras el moreno pasaba a su lado.

Namjoon solo sintió pánico cuando esa mirada oscura se fijó en su persona, era como si Yoongi estuviera cazando a su presa.

—Lo tendré en cuenta señor Min— fue lo último que dijo antes de salir corriendo dejando a un Yoongi sorprendido y aún Hoseok confundido por la rapidez con la que huyó.

—Hoseok, no te entrometas por favor— habló Yoongi en tono tranquilo, esperando a que su amigo entendiera.

—No, tu deberías no entrometerte Yoongi.— le respondió de manera desafiante, dejando en claro que no iba hacerse a un lado tan fácilmente.

No de nuevo.

—has lo que quieras— soltó un suspiro y camino hacia el elevador, le dió una última mirada a su amigo antes de que las puertas se cerrarán.

Mientras tanto, Namjoon se escondió en su oficina como un niño que acaba de ser regañado, la mejor idea era buscar boletos para ir a vivir a Alaska, alejarse de todos y tener de mascota un jodido oso polar.

¿Había osos en Alaska?

—Namjoon hyung, ¿Por qué estás debajo del escritorio?— la preocupada voz de Jimin lo hizo alzar la mirada, su pequeño bastardo mejor amigo estaba ahí parado junto a Taehyung como si no lo hubieran vendido a su jefe la noche anterior.

—Es la nueva moda— respondió de manera cortante, su mirada se volvió a concentrar en su teléfono ya que estaba haciendo una gran investigación sobre los osos.

—¿La moda es esconderte bajo el escritorio como un mocoso?— está vez fue Taehyung el que hablo y Namjoon no dudo en mostrar su molestia, así que tomo el tobillo del más joven para jalarlo haciendo que cayera al suelo sobre su trasero.

—la idea es deshacerme de mis amigos sin que la policía lo sepa, estoy investigando cómo ocultar un cadáver y no ser arrestado en el intento— gruño de manera molesto mientras tomaba ahora el tobillo de Jimin para hacerlo caer de la misma manera que Taehyung.

—Eso dolió hyung— se quejo el menor con su mano en su adolorido trasero.

—Te lo mereces, agradece de que no te lanze por la ventana por qué esa idea es para mí— se removió en su incómodo lugar para sacar sus piernas y patear a ambos jóvenes.

—Espera ¡Espera! ¡Duele! ¡Hyung!— Los gritos de Jimin se escuchaban por toda la oficina junto a los jadeos adoloridos de Taehyung. Namjoon le estaba haciendo una llave con sus piernas a Jimin.

Mientras Taehyung estaba envuelto en sus brazos para evitar que huyera. La escena en si, era cómica pero los ruidos de ambos jóvenes eran algo extraños.

—Hyung, soy muy joven para morir, aunque no me quejo que sea en tus brazos— murmuró Taehyung resignado, había dejado de moverse por qué sabía que no había escapatoria.

—¡Namjoon hyung! ¡Me rindo! ¡Me rindo! ¡Pagaré mis pecados con dinero!— lloriqueo el otro joven que seguía sujeto por las piernas del mayor.

Hubieran continuado con la tortura si no fuera por la persona que acababa de invadir la oficina, sin molestarse en tocar.

—¿Interrumpo algo?

Los tres alzaron la mirada ante la voz ajena. Al notar al dueño de la voz, se levantaron entre tropezones para hacer una reverencia.

—¡Señor Min!— gritaron al mismo tiempo con las mejillas rosas por la vergüenza y el esfuerzo de minutos atrás.

—Joven Park, joven Kim, ¿su trabajo es molestar a los demás?— preguntó de manera seria mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.

—Y-yo los llame, señor Min.— interrumpió Namjoon de la manera más valiente posible.

Fue una valentía estúpida ahora que se daba cuenta.

—Tu y yo tenemos una plática pendiente, Kim Namjoon.

—¿Si? ¿Apoco?— soltó una risa nerviosa mientras observaba a su alrededor alguna salida de escapé.

¿Adivinen cuál es la salida más cercana?

—Kim Namjoon, a mi oficina, ahora— la seriedad en su voz y sus palabras hizo temblar a los tres. Bien, nadie quería ser Namjoon en ese momento.

—Si señor...— murmuró con la mirada en el suelo, en esos momentos necesitaba de la ayuda de Hoseok.

—¿No escuchaste? Dije, ahora

—¡S-si señor!— con velocidad tomo su celular, (que seguía en el suelo) y corrió detras de su jefe.

Iba directo al infierno mientras era guiado por el mismísimo lucifer.

—¡Suerte hyung!— gritaron los dos jóvenes en señal de apoyo.







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Pobrecito Namjoon 🥺

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