EMILY
Mire a Jessica entre todo el público, me sentía como una estúpida al haber dicho todo eso frente a ella. Su mirada un poco dispersa y mis ojos apunto de llorar, esto era lo último que había imaginado cuando pensé en cantar esta canción.
Las otras canciones pasaron rápidamente, esta era mi oportunidad para que ella y yo pudiéramos hablar. Jamás estuve tan cerca y tan lejos al mismo tiempo, solo tenía que pedir que fueran por ella o solo no dejarla salir.
Baje corriendo del escenario, quitando a todos a mi paso, la orquesta me miraba confundida pero no quería que se marchara, no sin antes hablarle.
—¡Ágatha! —grite para que me mirara y viniera rápidamente hacia mi.
—¿Qué pasa? —Ella corrió hacia mi, dejó en el suelo todo lo que traía en las manos. La lleve jalando hasta una esquina del escenario, por detrás del telón.
—¿Ves a esa pelirroja? —cuestione señalando a Jessica.
—Si, es hermosa.
—Eso ya lo sé, necesito que vayas por ella, ¡rápido!
—¿Y a dónde la llevo?
—Tu eres la experta en las palabras, inventa algo, pero no la saques, tengo que hablar con ella.
—bien, la llevaré a tu camerino.
—¿Qué? No, no la lleves ahí.
—Entonces si no puedo esconderla en tu camerino, tendría que ir directamente al lobby o a tu hotel.
—Bien, llévala al camerino, pero tengo que correr yo primero ahí.
—Yo la llevo. —Ágatha parecía un poco despistada, más que de costumbre, la verdad es que dudaba que me llevara a la pelirroja correcta, pero solo podía esperar en mi camerino.
Baje corriendo del escenario, con ese vestido pomposo, corrí por todo el pasillo mientras los demás me ignoraban, no quería que me encontrara en el pasillo, eso sería más vergonzoso, necesitaba estar al menos más cómoda que ella, lo cual dudaba que pudiera.
Llegue al camerino, cerré la puerta tras de mi y traté de no parecer rara, no podía quedarme parada detrás de la puerta, eso sería raro, pero tampoco podía salir de sorpresa, eso sería aún peor, ni siquiera sabía si aceptaría ir con Ágatha. Y es que para ser sincera, si Ágatha me dijera que la acompañara lo dudaría mil veces, no daría ni un paso con ella.
Estaba temblando, parecía que los minutos y segundos duraban menos, hasta que escuché como la puerta se abrió.
Jessica y yo nos miramos y ambas sonreímos.
—Hola. —dije poniéndome de pie de casi un salto al verla entrar por la puerta del camerino.
—Hola. —La voz de Jessica había cambiado, no era como la recordaba, y es que a decir verdad no la recordaba. —Fue un lindo show. —Dijo rompiendo el silencio entre las dos.
—Gracias y gracias por haber venido. —Jamás había estado tan nerviosa en toda mi vida. Me sentía más estúpida que de costumbre y no quería decir algo fuera de lugar, al final de cuentas, yo había sido quien había pedido que viniera hasta aquí.
—No fue nada, de hecho lo amé. —Si Jessica estaba nerviosa, creo que lo ocultaba muy bien, o al menos ya no sabía cómo es que ella reaccionaba siendo una adulta.
—En verdad, gracias. —Dije sinceramente. —No te quiero hacer perder tu tiempo, solo quería saludarte. —Jessica me miró confundida, aún tenía esa expresión en su rostro de confusión cuando alguien decia algo que no tenía mucho sentido. Sus ojos seguían luciendo igual, aún tenía ese toque en ellos que los hacía parecer serios pero el contorno ahora estaba cubierto por unas cuantas líneas de expresión. Recordaba cómo lucía su rostro, pero había cambiado obviamente en todos estos años. Su mirada se volvió un poco triste después de mi pronta respuesta.
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A Song for Christmas
FantasyAl volver a Nueva York, Emily, se reencuentra con alguien después de casi 20 años en la víspera de Navidad.