Ella iba, corría por los pasillos casi siempre, a grandes zancadas y respirando fuerte, sin embargo, la diferencia entre las demás veces y ahora eran claras, hoy no sé divertía. En cambio, perseguía a su profesora de artes con la esperanza de que le diera una oportunidad más, si su tía Gabriella se enteraba de esto estaba muerta, iba a perder la materia por haber faltado y por entregar trabajos incompletos, era una buena alumna, tenía excelentes calificaciones en todas las asignaturas excepto en esta, así que ella y otros estaban ahora en el pasillo a los gritos.
—Por favor, maestra, déme una oportunidad, cualquier cosa; trabajos extra, servicio social, lo que sea, lo juro. No puedo perder la materia.
La maestra, harta, se detuvo y miro a la chica.
—Ven al final del día al club de teatro, vas a participar en una obra de teatro para salvar la materia, pero es la única vez que te ayudo.
—¿Una obra...? ¡Otra cosa, por favor! No puedo participar en una obra.
—Es eso o nada, tú eliges.
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Al fin, después de tanto tiempo al fin tenía la dicha de conocer al vecino. Es guapo, tiene el cabello blanco y sus ojos son azules, no es nada fornido (al contrario, es delgado) y es alto, su piel es bastante clara, pero no está pálido; además, sus labios y sus mejillas lucen ligeramente carmesí. Emily suspiró mirando por la ventana mientras lavaba los trastes.
—Es guapo, ¿No? —afirmó su madre junto a ella asustándola.
—¡Ay, mamá! No hagas eso. —reclamó.
—Estás en la época en la que te enamoras, no te vas a embarazar por admitir que es guapo. —Julia salió de la cocina riéndose sacándole también bastantes carcajadas a su hija.
—Pues sí, es guapo. —susurró sin apartar la mirada.
Aquel muchacho se tumbó en el único mueble al interior de la casa, un sofá al lado del ventanal que dejaba ver bien hacia adentro, aquella casa tan grande para aquel muchacho tan solitario. Sin embargo, nada era lo que parecía, pues se percató de los ojos que le perforaban la nuca y miró directamente a Emily, luego le sacó la lengua y le sacó el dedo del medio dejando boquiabierta a la pelinegra.
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Claro que existen las almas gemelas, así ha sido el pensamiento de Remi todos los años desde que tiene uso de sus facultades, sin embargo, piensa que siempre puede variar la forma en la que se relacionan esas almas. Esta chica tiene a alguien que ella podría considerar como su alma gemela, es un chico carismático y realmente amable, Harry es su mejor amigo, claro que lo adora y él la adora a ella, algunos incluso pensarían que están enamorados, pero no, tienen miedo.
—¿Qué vamos a hacer? —pregunta Remi con preocupación, escondida en el almacén del gimnasio junto a aquel.
—¿Cómo que qué vamos a hacer, Remi? Nos vamos a esconder hasta que el pendejo de Rei se aburra y se vaya a molestar a otros escuincles de primer año.
—Ese baboso no se aburre ni de comer torta de jamón todos los días y crees que se va a aburrir de buscarnos.
—Oye, pero ni siquiera le preguntamos para qué nos buscaba, ¿Y si él no es el número desconocido?
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La vida es divertida y el tiempo vuela cuando te diviertes. Todos tienen diferentes métodos para divertirse, unos se quedan en casa y leen un libro o juegan videojuegos; otros salen a comer con sus amigos y muchos otros, como Miriam, salen en busca de fiestas para quedarse con la mente en un vacío y experimentar situaciones tanto asquerosas como agradables.
—¿Verdad o reto? —pregunta alguien del grupo que está sentado en el suelo de un rincón de la casa en la que la fiesta tiene lugar.
—Reto. —responde Miriam con el alcohol un poco subido ya en sí misma.
—Te reto a ir a besar a cualquiera en esta fiesta.
—Que aburrido. —exclama un chico—. Besa a una chica y luego proponle ir más lejos.
—No hagas tremenda pendejada, Mir. —irrumpe Keith, uno de sus mejores amigos.
—Ya veremos.
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Mátame con tu carisma
Teen FictionNormalmente alguien nos atrae con el físico, con ganas de conocer a una persona nos enamoramos de su personalidad, brillo y su carisma. ¿De quién te vas a enamorar tú hoy?