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O2

Su alarma sonó y se despertó casi después de los tres pitidos, tomando su teléfono y mirando la hora, las nueve de la mañana, apagó su alarma y suspiro cansado, era desgastante la rutina de siempre pero al menos les habían dado una semana de vacaciones, cosa que era muy poco pero se apreciaba, al menos podían hacer algunos asuntos personales. Se levantó y como siempre empezó a alistarse para tomar una ducha caliente por la mañana, sintiendo como su cabello caía por sus hombros, tal vez hoy lo dejaría suelto.

Terminando de bañarse, coloco sus cremas y un poco de perfume mientras se vestia de manera casual, una playera ancha de un estampado negro y con un dibujo y unos jeans, y tenis, no tenia muchas ganas de vestirse de manera formal si solo era una salida de amigos a hacer un par de compras y comer. Tomó su billetera asegurándose de tener dinero y tarjetas adentro, tomando su teléfono y audífonos para salir de su habitación, dirigiéndose al comedor, donde encontró a Shoko desayunando y un Gojo viendo su teléfono.

—- “ ¡Heyyy la princesa ya se levantó!!, terminando de comer Shoko vamos, aunque no se si quieras desayunar o comer algo afuera…” —-  Tan rápido como hablo el peliblanco, se levantó y rodeó a Suguru en un mini abrazo, para soltarlo y acercarse al refrigerador y sacar una paleta.

—- “ Descuida, puedo comer después, no tengo tanta hambre, ¿qué tal Shoko?. —- Está solamente asintió y sonrió, terminando de comer y levantándose para lavar su plato, y tomar un poco de agua. — No te ves muy bien, ¿te desvelaste de nuevo?. —- el pelinegro solo soltó una pequeña risa, acercando y acariciando el cabello de la castaña.

La salida fue tranquila y divertida para su sorpresa, a excepción de la cantidad de gente que se encontraba por ahí, con sus familiares y niños emocionados corriendo por querer sus nuevos juguetes o ropas, eso le hizo soltar una pequeña risa, eran fechas llenas de amor y felicidad, tal vez debería tomarse con calma las cosas.

Salió de sus pensamientos cuando sintió como la mano del peliblanco lo abrazaba, al parecer, le estaba dando una bolsa decorada como si fuese un regalo, parpadeo momentáneamente y le devolvió el abrazo, recordando que estaban en un restaurante comiendo un par de cosas, miro por el rabillo de su ojo como en su plato había unos hotcakes, con algo de leche encima.

— “ bueno, y este es mi regalo, obviamente el mejor para tii ~, especialmente escogido por Satoru Gojo, la persona más guapa y hermosa de este mundo ~ “  —- soltó una pequeña risa ante el comentario, palmeo su cabeza y volteo a ver a Shoko, quien solamente terminaba de comer un pastel de fresas, y por supuesto, en el plato de Gojo habían varios trozos de pasteles, “espero que esta navidad no le de un coma diabetico de tanta azucar. “, pensó para aceptar el regalo y colocarlo a un lado de su plato. —- Entonces, ¿debíamos traer regalos?, porque nadie me dijo nada, así a Satoru un nuevo cerebro. ~ —-

—- “ Fue idea de Satoru cuando estábamos desayunando y no estabas, pero no te preocupes, no es obligatorio, pero, piensa en la idea de nuevas neuronas Gojo.” —- Ambos soltaron una risa a comparación de Gojo quien solamente inflo sus mejillas y comió una gran cucharada de pastel, iba a decir algo, pero noto como Ghetto sacaba algo debajo de la mesa.

—- “ Perooo, conociendo a Satoru, les traje un regalo a ambos, toma Shoko, espero que te gusten los sabores, se que los adoras.”  — Extendió una caja pequeña y envuelta, la castaña rápidamente la aceptó con una sonrisa y esta vez, sacó otra caja, extendiendo la para Gojo, que a juzgar por su expresión, ya casi sabía que era, sonriendo emocionado.

La tarde se pasó rápida, y varias veces se detuvieron ya sea por Gojo quien quería comprar más dulces o por Shoko que había visto un par de peluches lindos, que para mal, era la debilidad de los tres. Desde atrás, Gojo solamente seguía preguntando, ¿cómo estarían Rika y Haibara con ellos ahora mismo?, una diminuta sonrisa se hizo presente en su rostro, realmente se había encariñado con ambos, y de manera más rápida con Rika, era lo que más le temía, el haberse encariñado de manera tan rapido y ver como morían enfrente de sus ojos, le había dolido de sobremanera, hasta ahora, culpandose por la muerte de ambos, sabiendo que el destino lo había querido así.

Aún así, debía agradecer claramente a Gojo, el había acabado con Toji y el solo le hizo un par de rasguños, cosa que él seguía molestando, claramente había afectado su ego pero, no pensó que sería de esta manera, después de todo ahora que lo pensaba, él sólo servía como un acumulador, todas las misiones era lo mismo de siempre, exorcizar y tragar una bola de vómito y excremento, para que después la use contra otra maldición, la misma rutina, los mismos pasos empezaban a cansarlo, a dejarlo exhausto, despues de todo, no conocía a algún otro quien tuviera la misma técnica que él, cosa que lo atormentaba peor. “nadie podrá saber el sabor de una maldición, ni el asqueroso sentimiento de cómo baja por tu garganta. “.

Negó repetidas veces, tomando un poco de su cabello, debía calmarse , no estaba en su habitación, estaba con los chicos, no podía permitirse verse asi, mientras terminaban un par de compras, les comento que se adelantaría en ir de nuevo a la academia, mintiendo con que mañana iría a una misión, ambos asintieron y como pudo, trato de regresar lo más rápido a la academia, abrió la puerta de su habitación y dejó en su cama las compras y algunas se cayeron, rápidamente fue al baño y termino vomitando todo lo que había consumido en esa tarde, el olor a vómito lo impregnó y solamente se sintió más asqueado, sentía como si todas las maldiciones que habia consumido, ahora mismo trataran de burlarse de el, rapidamente comenzo a sollozar, prefirió darse una ducha, se sentía asqueado.

Después de estar por un largo tiempo en la ducha salió, a pesar de haberse bañado muchas veces y dejar su shampo a la mitad y casi gastarse su jabón, aun podía sentir el olor de vomito y asquerosidad, ese pensamiento le erizo la piel, dejando las bolsas por el suelo, acostándose a descansar en su cama, soltando pequeños sollozos, se sentía tan miserable.