LA REALIDAD ES OPCIONAL

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Sé mi realidad y sé que no sentir ninguna empatía verdadera por alguien está mal, muy mal. Y en serio trato de comunicarme con la gente. Algún día quiero ser ese padre amoroso con su hija o hijo, viviendo con el amor de su vida, teniendo a seres queridos con quienes reír, llorar y pasar el rato. Que se respete a sí mismo y se ame a sí mismo y que además pueda dar ese amor hacia los demás
y sea bondadoso. Realmente estoy muy lejos de eso. No miento, esta es la verdad. No siento empatía y no tengo ningún interés por las personas. Ninguno vale la pena. Ninguno vale lo suficiente para arriesgarme. Tampoco
logro mis metas. Tengo unos bajones que son dolorosos. A veces quiero dejar de llorar en silencio y abrazar a una persona donde me siento seguro. Esto duele mucho.
Amo lo absurdo porque no pierdo nada. Me causa una alegría banal que es poco duradera pero que al final cumple su propósito: hacerme reír y olvidar toda seriedad. Es lindo actuar como un tonto porque el tonto no sufre. No es consciente sobre su mundo. Es como "apagar mi cerebro". Pero igualmente son temporales esos tiempos donde habita el
absurdo. Esos tiempos vacíos caen por la dura realidad y soy teletransportado a un desierto completamente solo. No hay ninguna pizca de vida y el agua del amor escasea mucho. El sol de los sobrepensamientos atenta contra mi espalda y no me deja descansar. El suelo está lleno de piedras de mis pecados del pasado ¡y no dejan de aparecer piedras dolorosas y filosas! Que no me deja
avanzar con tranquilidad...

ME ENCANTA LO ADSURDO,  PERO ESO NO ME QUITA LO PROFUNDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora