Prólogo

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Demian.

Caminé con pesadez hacia mi cama, había tenido un turno duro patrullando las calles bajo el sol mientras usaba el dichoso chaleco antibalas.

Desabroche el cinturón de mi pantalón y comencé a desvestirme. Aunque en Canadá siempre hay un clima fresco, estar horas bajo el sol hace que el sudor corra como si estuviese bajo el sol de una lupa.

Necesito un baño con agua fría para poder quitar todo el sudor y cansancio de mi cuerpo.

Me siento en la cama para desabrochar las pesadas botas cuando el celular interrumpe mi acción.

Blaz. Aparece en la pantalla.

—Hola.

—¡Demi! Que milagro que contestes— dice la voz de mi mejor amigo atraves de la línea. Sonrió de lado al escuchar su voz luego de estar meses sin haber tenido una conversación con él.

—Siempre me llamas cuando estoy de turno o durmiendo, y cuando te devuelvo las llamadas tú estas de turno o durmiendo— una fuerte carcajada hace que me aleje el celular del oído.

—Qué difícil ser adulto...— una carcajada trepa por mi garganta y siento que el cansancio se aleja un poco de mi cuerpo.— Oye, con unos amigos del trabajo vamos a salir a tomar algo con unas chicas, somos tres y ellas son cuatro, ¿Quieres unirte? Dicen que todas son muy guapas... y si no lo son, con las luces apagadas todas se sienten iguales.

Coloco lo ojos en blanco por su última frase pero no puedo evitar la risa tonta que se me escapa. Hace mucho tiempo que no salgo a relajarme, así que no necesito pensarlo tanto, algún otro día podré dormir mis ocho horas correspondientes.

—¡Claro! ¿Dónde van a juntarse?

—En el Steamwork a las 22:30.

Miro el reloj de pulsera y veo que son las 21:58, una ducha rápida será todo por esta noche.

—Nos vemos Blaz.

Me doy una ducha rápida con agua tibia y al salir intento secar lo que más puedo mi pelo, las noches siempre son frías y no puedo darme el lujo de atrapar un resfriado. Me visto con jeans negros y mi chaqueta negra con chiporro por dentro, vuelvo a colocarme las botas que me estaba quitando justo antes de la llamada de Blaz y coloco un gorro de lana negra sobre mi pelo aun húmedo, tomo las llaves de mi auto y salgo de casa dejando las luces encendidas.

Espero volver con una chica guapa. Pienso con una sonrisa malvada en mis labios.

El viaje en auto dura veinte minutos, aparco el auto y observo el bar que está lleno a pesar de aún ser relativamente temprano, y eso que llegó al lugar diez minutos tarde de la hora acordada.

Entro al lugar iluminado y enseguida distingo la cabellera rizada y Pelirroja de mi amigo, el grupo de hombres y mujeres se encuentran ocupando una de las pocas mesas cuadradas de madera que hay en el bar.

—¡Demian!— me llama con una sonrisa de oreja a oreja Blaz, me acercó a la mesa y antes de poder saludar a los demás hombres mis ojos se quedan fijos en la chica más guapa que he visto hasta ahora.

Una chica de ojos azules como el mar y el cabello negro como el carbón se encuentra sentada justo en el medio de otras dos chicas que serían guapas también si no estuviesen junto a ella. Por unos segundos mi lengua se olvida de cómo formar palabras.

—Blaz— respondo apartando mis ojos con disimulo y saludando a mi mejor amigo.

Ya sé con quién quiero volver a mi casa, y definitivamente dejaré todas las luces encendidas para poder apreciarla completamente.

Inocente DelitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora