III: ¡Xichen, escupe eso!

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Detrás de un biombo de madera, en el interior del dormitorio del Xie Shi, Lan QiRen sostuvo un cuenco vacío que usualmente se usaría para sopa. Aunque al principio tuvo serias dudas, pronto aflojó la faja y las prendas inferiores del conjunto de impecables túnicas blancas que portaba.

A pesar de que inicialmente un mordaz escepticismo se acentuó en su psique, no importaba cuántas veces releyera el rollo de papel, la prescripción no iba a cambiar. La naturaleza del procedimiento dictado era breve y simple. Tenía que eyacular y verter su semilla en un tazón para que el médico pudiera analizar las anomalías de su condición física.

Aunque al principio, Lan QiRen se sintió avergonzado, no tardó en deslizar los dedos a lo largo de su extremidad viril aun lánguida y flácida. Al verla sobre su palma sintió que los espasmos que recorrían su cuerpo aumentaban conforme los masajes iban adquiriendo consistencia y sobre todo ritmo. Las piernas le temblaron al tantear el orificio uretral y al frotar la yema del pulgar en esa zona un tintineo de placer se apoderó de su mente.

La última vez que había hecho algo así, había sido cuando era un joven de la edad de su sobrino WangJi. Tampoco era como si tuviera buenos recuerdos de tales experiencias. Eran prácticas impuras, e indecentes, prohibidas por la rectitud de la secta Lan, al menos una vez lo habían encontrado haciendo eso y como era de esperarse obtuvo un castigo.

Jamás pensó que años más tarde estaría masajeandose, para estimular su miembro con total seguridad y sin remordimientos. Todo era por el simple hecho de que su médico así lo requería.

Era por el bien de su salud.

Tenía fé en que su mente seguía siendo pura, aunque su cuerpo estuviera bajo los influjos de las sensaciones lujuriosas que lo visitaban con cada movimiento de sus dedos.

Nada iba a cambiar el hecho de que para QiRen, las corrientes de placer que se desencadenaron empezaron a nublarle la mente y a traer imágenes cada vez más nítidas del rostro de Wei WuXian. Era difícil no pensar en él cuando más alta era su cima de autosatisfacción. Cerró los ojos y entreabrió los labios dejando fluir jadeos mudos, involuntariamente se permitió fantasear con Wei WuXian haciéndole una felación y se olvidó del desgastante prejuicio que le arrebataba esa libertad la mayor parte del tiempo.

El gran maestro Lan estaba en su momento más candente e irracional.

Y justo cuando sus dedos giraron al rededor del miembro erecto con masajes circulares, la explosión de semen se vertió en el cuenco que sostenía para su captura. Lan QiRen suspiró y mientras trataba de regular su respiración, fue consciente del sonrojo que cubría sus mejillas. Ya había tenido suficiente con esas fantasías indignas de su posición respetable.

[...]

En el momento en el que los jades de Gusu entraron a la estancia donde solían desayunar con su tío, notaron un aroma inusual flotando en el aire. Lan Xichen quiso creer que se trataba de un incienso exótico, pero Lan WangJi no fue tan ingenuo y frunció el ceño mientras ocultaba las manos en sus mangas.

Ambos tomaron asiento delante de una mesa de palisandro y en cuanto Lan QiRen apareció, le ofrecieron una inclinación de cabeza ahuecando las manos a la altura de la nariz.

Sobre la mesa había una variedad de alimentos; sopa de fideos, frutas frescas, una charola con varias piezas de baozi, empanadillas rellenas de verduras, una tetera con infusión, pero de entre todo, destacaba un tazón del que emanaba el extraño aroma. Al verlo, Lan Xichen supuso que era leche fresca, pero Lan WangJi entrecerró los ojos con una interrogante flotando en su mente. Más que leche, parecía yogurt de una hechura muy rara.

El médico debía llegar en cualquier momento para retirarse con el cuenco de líquido sospechoso. Lan QiRen lo había puesto ahí, especialmente porque le quedaba más cerca y así podía vigilarlo mientras se ventilaba como era requerido, estaba confiado en que nadie lo tocaría porque los jades acostumbraban a consumir únicamente el té durante el desayuno, excluyendo cualquier otro tipo de bebida.

Bien podía hacerlo pasar por una bebida exótica que el médico debía recoger. Tampoco pensó en que el cuenco llamaría la atención de alguno de ellos.

Y todo parecía estar por atravesar el rumbo habitual de un desayuno sin contratiempos, incluyendo el silencio apenas teñido de intercambios de palabras breves, formales y respetuosas para dar paso a la ingesta de alimentos.

Lan QiRen se llevó a los labios un sorbo de té y cerró los ojos preguntándose por qué el médico tardaba tanto en llegar. Lan WangJi sorbió sus fideos y siguió pensando en el extraño contenido del tazón. Pero antes de que ellos pudieran advertirlo, Lan Xichen extendió un brazo y aferró los dedos a un extremo del cuenco. Cuando Lan QiRen abrió los ojos, su sobrino acababa de llevarse el tazón a los labios y el sorbo ya se había deslizado por su garganta. El mayor de los Lan sintió que el alma se le cayó a los pies.

Tanto Lan QiRen y Lan WangJi palidecieron al mismo tiempo. Pero a diferencia del jade más joven, Lan QiRen sabía lo que en realidad había en ese recipiente mientras el otro solo tenía sus sospechas.

—¡Xichen, escupe eso!

El cuenco regresó a la mesa, el rostro de Lan Xichen se contrajo en una expresión semejante a la de un bebé probando limón por primera vez en su vida. Era el sorbo de leche más amargo que hubiera tomado en toda su existencia.

—Tío Lan, ¿por qué tenía eso en la mesa? ¿Era algun remedio medicinal? Tiene un sabor muy amargo para ser leche.

Lan QiRen retiró el cuenco de la mesa y aunque la mayor parte del contenido seguía ahí, no quitaba el hecho de que su sobrino había ingerido una porción de su semen. Se aclaró la garganta y desvió la mirada. Ambos jades encontraron raro que su tío se mostrara repentinamente evasivo y sombrío.

—Lo es, por eso te dije que lo escupas, pero veo que ya es tarde.

Lan Xichen esbozó una sonrisa que parecía pedir disculpas por su imprudencia, pero en realidad su ingenuidad era tal que ni siquiera sospechaba de la verdadera naturaleza de lo que había tomado.

—Entiendo, me disculpo por mi ignorancia. De haberlo sabido antes no habría...

Lan QiRen elevó una mano silenciandolo.

—No hablemos más de esto, si ya terminaron se pueden ir. Tengo que ir a ver al médico para hablar precisamente de este remedio medicinal.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2023 ⏰

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