extra

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Ya había pasado un largo tiempo después de que Minho besara a Felix plena obra, y en todo este tiempo Minho no se quiso separar ni un segundo del castaño claro. Para su suerte, su mami junto con la mamá de su "novio-no-novio" se habían hecho muy amigas, por lo que cada vez que la madre de Felix venía a visitar a su madre, el pequeño niño venía con ella.

Como era el caso de ahora.

Minho se levantó lo más temprano que sus ojitos lo permitieron. Limpió su habitación, recogió toda la ropa sucia que estaba regada por la alfombra, y dejó más que reluciente su mesita de dibujo. Sabía que a su compañerito le encantaba dibujar y pintar cuando venía a su casa, pues él tenía muchos más colores y hojas de papel que Felix.

Después de dejar su habitación como nueva, al cuarto de para darse refrescante ducha de burbujas y patitos de hule que había preparado su madre.

— ¿Ya dejaste todo preparado para cuando llegue Lix? — preguntó la pelinegra aplicando shampoo en el suave cabello de su niño.

— Síp — respondió entusiasmado el pequeño mientras jugaba con los juguetes de goma. — ¿Vendrán a almorzar?

— Asi es Minhonnie.

Los ojitos del brillaron de emoción, pues le encantaba ver cómo las mejillas de Felix se ponían gorditas y sus ojitos se cerraban al disfrutar la comida. Pero el momento favorito de Minho era cuando el mayor era lo suficientemente descuidado a la hora de llevar los bocados a su boca, provocando que las de sus labios quedaran con pequeñas manchitas, haciéndolo lucir adorable. Y aparte de toda esa bomba de ternura que iba a recibir, el que viniera a almorzar significaba que iba a llegar más temprano de lo normal, o sea, pasaría más horas junto al niño bonito.

¡Sería un día increíble!

Una vez que salió de su ducha y lavó sus dientes, preparó su ropita de ese día. Primero pensó en el traje formal que había ocupado para la boda de su tía; un blazer y pantalón formal negros, junto con unos relucientes zapatos del mismo color que el traje y un corbatin rojo. Pero su madre le dijo que no, pues no era una ocasión que lo ameritaba aunque para Minho sí -, por lo que terminó escogiendo unos shorts de mezclilla azul, una camiseta roja de mangas cortas con la máscara de Iron Man en el centro, y unas pequeñas zapatillas converse que sus padres le habían regalado por su cumpleaños anterior. al cuarto de baño y se subió a la que le había hecho su abuelo para que pudiera alcanzar el lavabo, tomó el cepillo de cabello de su madre y se peinó como los hombres elegantes que veía en las películas; todos los de su cabello peinados hacia atrás, dejando su frente descubierta. Cuando quedó conforme con su look, le sonrió a su reflejo, chasqueó su lengua y arqueó sus cejas con un semblante coqueto.

Se sentía el niño más guapo del mundo.

Por último regresó a su cuarto, escogió la más fina colonia de bebé que tenía en su clóset y se aplicó por todas partes. Le gustaba que Felix le dijera que olía bien.

Bajó con mucho cuidado las escaleras -pues la última vez que las había bajado casi corriendo, no salió muy bien, y se sentó cómodamente en el sofá esperando a que su invitado de oro Ilegara.

Cerca de la una de la tarde, el timbre de la casa de los Lee sonó y Minho saltó de su puesto. Corrió hacia la puerta y la abrió con gran entusiasmo. Detrás de ella estaba el niño que siempre lo traía en las nubes y era su razón de bañarse todos días; Kim Felix.

El castañito vestía solo una camiseta amarilla, una jardinera de mezclilla y unos zapatitos blancos, Minho se derritió de ternura verlo y pensó que estaba viendo al niño más bonito del mundo.

— Hola cariño — saludó la madre de su compañero con una dulce sonrisa.

— Hola señora Kim

Casi al instante apareció la madre de Minho, secándose las manos con un paño de cocina. Se saludaron amigablemente y la castaña se ofreció ayuda en la cocina al ver a la mujer un poco atareada con la preparación del almuerzo.

the prince and the dwarf [MINLIX] o.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora