CAPÍTULO 2

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AVISO: El romance aún falta. Sesshomaru y Rin hasta el momento no tienen intereses amorosos. Los invito a leer este capítulo.

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La tarde había sido muy agitada, aún quedaba mucho por hacer: terminar de firmar contratos, organizar papeles y confirmar eventos. Parecían cosas sencillas, pero realizar tales actividades tomaban su tiempo. Y eso sin mencionar el agotamiento mental que conllevaba lidiar con la gente. Con sólo pensarlo, quería dejar su trabajo. En realidad, no perdía nada si abandonaba los proyectos en curso. En cambio, si actuaba con base en sus deseos, ganaba la tranquilidad a la que estaba acostumbrado. Odiaba las multitudes, las falsas sonrisas, la hipocresía con la que la gente ofrecía apoyo y la jactancia que reflejaban en sus rostros los que mostraban una falsa empatía.

Aprendió a socializar fuera del círculo político, quienes lo buscaban para sus campañas. Pese a las incesantes propuestas, rechazaba las que no provenían de asociaciones comprometidas. Aquellas que aceptaba las enriquecía y donaba para mejorar sus programas.

Precisamente así fue su día. Entre rechazar llamadas y enfatizar a algunos interesados que no participaría, se sentía muy cansado.

Aprovechó el pequeño respiro que tenía, se tumbó en el sillón de la sala y cerró los ojos. Pretendía descansar unos minutos, se merecía ese instante para él.

—Hijo queridoooo —canturreó un intruso indeseable.

Apretó los ojos con gran disgusto. Era lo único que le faltaba a su fatídico día, la interrupción inoportuna de su padre legal.

—¿En qué quedamos, Jaken?

—Señor, tiene que acostumbrarse a que lo llame hijo. Recuerde que quedamos en eso.

Se frotó las sienes con las yemas de los dedos.

—Bendita la hora en que te acepté —murmuró molesto.

Le colmaba la paciencia tratar temas triviales, sobre todo, en ese momento. Abrió los ojos.

—Señor, ¿qué pasará si no le digo hijo? —consultó mirándolo a los ojos—. Sería mucho atrevimiento de mi parte llamarlo por su nombre.

Hastiado de escucharlo, se levantó del sillón.

Jaken era un servidor leal, lo agradecía sin demostrarlo, pero otras veces lo prefería lejos de él.

Ya no había motivo para quedarse en la sala, así que optó por ir a la biblioteca. Aunque quedaba junto a la sala, los pasillos eran largos. Apresuró el paso, no le atañía que Jaken trotara para seguirlo.

Cierto, no lo seguía a él; Jaken utilizaría la biblioteca como acostumbraba después de llegar a casa. Ahí se preparaba, realizaba revisiones y elaboraba material para dar sus clases lo mejor posible. Ese esfuerzo que lo destacaba como profesor convenció a Sesshomaru a aceptarlo en el plan.

Al entrar a la biblioteca, se dirigió a la sección de historia egipcia.

—¿Ayudo en algo? —preguntó Jaken mientras sacaba los trabajos de sus alumnos.

No veía el libro que necesitaba, volteó hacia Jaken y negó con la cabeza. Observó que él dejaba su bolso de trabajo sobre el escritorio, posó la vista en el retrato que estaba en la esquina y frunció los labios.

—Me encanta ver a Sora mientras trabajo aquí —comentó Jaken ganándose un gruñido.

Muchas veces cambió de lugar la pequeña fotografía, y volvía a su lugar de origen sin darse cuenta.

—No vuelvas a decir ese nombre —refunfuñó.

—Pero es un bonito nombre —replicó Jaken.

Lo fusiló con la mirada.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2023 ⏰

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