Dedicatoria

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Recuerda que el que se despide jamás quiere irse, y así fue, me despedí de ti con el corazón pesado y las ganas de quedarme un ratito más a tu lado.

Y a ti, mi pequeña, que estuviste a mi lado en los momentos más difíciles, sosteniéndome con tu amor y tu apoyo incondicional. Probablemente, sin tu ayuda, no estaría aquí hoy compartiendo mi historia.

Gracias, mi pequeña, por ser mi luz en la oscuridad, por ser mi fuerza en los momentos de debilidad.

Sin ti, nada de esto hubiera sido posible.

Te amo y te agradezco desde el fondo de mi corazón.

Las cartas que nunca te entreguéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora