𝐉𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐫𝐞𝐬//+𝟏𝟖//𝐌𝐨𝐧𝐝𝐨, 𝐃𝐨𝐦𝐢𝐧𝐢𝐤 𝐞 𝐈𝐬𝐡𝐢𝐦𝐚𝐫𝐮

//𝐈𝐧𝐭𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧

Mondo:

Era ya de tarde, casi ya tirando a noche, cuando salí de la casa del chico que me gustaba, con una gran sonrisa. ¿Y cómo no? Taka era el chico de mis sueños, e incluso si no me amaba de verdad, había tenido la oportunidad de que mi primera vez fuera con él...

-Señor, ¿ha sucedido algo?- sugirió Dominik, quien me esperaba a la puerta de casa de Ishimaru- Se le nota a usted feliz de más...

Sus ojos morados como dos frías llamas escaneaban mi cuerpo con sospecha, entrecerrados, como si tratara de leer mi mente, y lo estuviera consiguiendo. Solté un suspiro algo angustiado al comprobar que estaba allí, incluso después de que le hubiera dicho que me esperara en casa.

No entiendo por qué mi hermano se molestaría en contratar a este tío. Apuesto que seríamos amigos, pero no le necesito como un guardaespaldas que me siga a todas partes.

-Dominik, sólo es Taka... No va a atacarme, o por lo menos todavía, no necesito que estés tan pendiente de mí...

-Responde mi pregunta.-exigió el chico de pelo negro, acomodando su largo mechón sobre su cara como siempre acostumbraba a hacer.

-Sí, estoy feliz. Taka finalmente ha entrado en razón sobre lo de Kazuma.- le mentí, pero auque no pareció convencido del todo, no hizo ningún comentario al respecto.

A Tadaomi le tomó unos breves segundos de confusión para entender a qué me refería con "lo de Kazuma". Era un detalle que se me había pasado decirle. Y es que hace poco me enteré de que Kiyotaka estaba manteniendo relaciones con nuestro profesor y les saqué fotos, y hoy habíamos quedado para estudiar, pero terminé enseñándole las fotos, pero él me sedució a cambio de borrarlas y... A pesar de que mi voluntad es fuerte...

-¿El profesor? ¿Qué ha sucedido?- la voz fría de Tadaomi me sacó de mis pensamientos.

-N-Nada... Vamos a casa.

Con un leve gruñido y alguna que otra maldición en ruso, nos dispusimos a ir a casa.
El camino fue silencioso, sólo acompañado por el sonido de los coches pasando y mis pasos, ya que los suyos eran inaudibles, incluso si su complexión era fuerte e imponente. Y hubiese seguido siendo silencioso de no ser por que su voz volvió a interrumpir el silencio.

-Has tenido tu primera vez con Ishimaru, ¿cierto?

-¡Gh-! ¿¡Me has espiado!?- respondí con sorpresa y algo de ofensa.

-No, sólo lo intuía... Sé como se ve la gente después de tener sexo, ¿sabes?

-Eres peor que Kirigiri...

Ambos reímos un poco. Dominik podría parecer un tipo duro y todo, pero en el fondo es un buen tío. Si tan sólo fuese así todo el tiempo...

-Y bueno... ¿Qué tal? ¿Ha estado bien?

-E-Eh... Sí, supongo...

-¡Oh vamos! Tiene que haber algo más, no te cortes conmigo...

Solté un largo suspiro de vergüenza mientras me sonrojaba.

-Es que...

-Bueno, da igual... Si no tienes nada que decir será porque no ha sido tan bueno...- me molestó con aquella sonrisa de superioridad suya, haciendo que sus colmillos prominentes estuvieran a mi vista.- Apuesto que yo lo haría mejor~

-Tsk... Ni lo sueñes... Por muy ruso que seas nunca podrías superar a un verdadero tipo japonés...- miré soñadoramente hacia el cielo, que ya se estaba tornando oscuro.

-Meh, lo que tú digas... ¿Y cuál decías que era el problema con el profesor Kazuma?

Al oír esa pregunta me estremecí de terror. Me había ido de la lengua, y no había manera de engañar a Tadaomi así que... No tuve más remedio. Tomé aire y...se lo conté.

-Kazuma... Usaba a Ishimaru...

-¿E-eh...? Te refieres a... Usarlo, usarlo... ¿De aquella manera?- me miró con unos ojos preocupados, sin perder ese aire de estar ocultando algo.

-Sí... Y creo que Taka todavía le ama... Los encontré esta mañana haciendo c-cosas, les saqué una foto y se la he enseñado a él... Por eso lo hemos hecho... Para que las borrara...

Mientras hablaba, sentía como el aire me hacía peso en los pulmones al ver como Dominik me observaba con una mirada... Críptica.

Sus ojos morados ahora se tornaron intimidantes al mismo tiempo que preocupados y responsables, sin embargo mantenían una veladura de ira e indignación que no podía ser definida por palabras suficientes. A todo esto su expresión facial seguía tranquila e intocable.

-...Osea que te ha chantajeado.

-¡¿Y qué querías que hiciera?! Me ha acorralado, ¡¿vale?!

-No, nada...- miró al frente y mantuvo silencio.

-¡¿Acaso tienes celos o qué?!

Pude notar como fue la primera vez que mis palabras le pillaron fuera de guardia.

-¿¡Yo celoso!? ¿¡De qué!? ¿¡De que por fin has sacado a pasear a tu "amigo"!? Por Dios...- bufó.

-Puede... ¿Sigues virgen y tienes miedo~?- le molesté juguetonamente.

-Vete a la mierda...- dijo mientras se paraba abruptamente en, efectivamente, la puerta de mi casa.

Desde que mi hermano nos abandonó, la casa se siente vacía. Incluso si Dominik está en casa, sólo está aquí por que mi hermano, al parecer, le pagó un sueldo de por vida. Es como un compañero de piso, sólo que tiene que seguirme a todas partes para asegurarse de que ningún miembro de otra pandilla me mate o algo así.
Es indignante que mi propio hermano piense que necesito a un guardaespaldas, y nunca me cansaré de decirlo. Yo, sobretodo yo, me he metido en incontables peleas callejeras y las he ganado todas, según mi hermano necesito un sicario. Estúpido...
Dando de lado mis pensamientos, entré en casa, pero para mi sorpresa, Tadaomi no me siguió.

-Dom, ¿estás bien?¿Por qué no entras de una vez?- opté por un enfoque directo.

-Quédate aquí, no es seguro.

-¿E-Eh...?

Sus ojos se clavaron en los míos, justo un momento antes de empezar a escuchar balazos. ¿Un tiroteo? ¿¡Tan pronto!? Este tío nunca deja de sorprenderme, es como un gato, que puede detectar tiroteos a distancia.

-Escóndete y apaga las luces, y coge un cuchillo de la cocina o algo para defenderte, vienen hacia aquí.

-Tsk, puedo defenderme solo, ¿sabías?

-No te hagas el arrogante, si quieres mira desde la ventana, pero yo me ocupo de esto.- gruñó, tomando la pistola que llevaba escondida en sus pantalones, debajo de su camisa negra. Por muchas veces que lo haya visto, no me acostumbro al hecho de que tenga una pistola precisamente escondida ahí.

Antes de que me diese tiempo a replicar, un estruendo captó mi atención. Provenía del otro lado de la calle, los gritos y los disparos estaban cada vez más cerca.