-Afortunado-

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Disclamer: Ni los personajes, ni lugares, ni parte de la trama me pertenecen a mí, sino a Rumiko Takahashi. Esta historia invernal se escribió sin ánimo de lucro, solo para entretenerme y divertir a otros.

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Nota de la Autora: Esta es una de las diversas historias que estaré publicando para la #dinámica_de_diciembre llamada #Fantasia_Invernal (nombre que me encanta, por cierto) convocada por la página de Facebook "Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma". Gracias por invitarme a participar un año más. Todas mis historias estarán tanto en Fanfiction como en Wattpad. Espero que os gusten y disfrutemos juntos de esta época tan especial.

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Historia nº 1:

Afortunado

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1.

—¿Cuántas has dicho? ¿Tres?

—Por lo menos tres, sí.

—¡Menuda suerte tienen algunos!

—¡Ya lo creo!

—¡Qué chico tan afortunado! —Los sonidos parecían distintos. Vibraban en el aire, vacilaban antes de entrar por sus oídos. Golpeaban su cabeza como truenos de tormenta, pero al percibir que esas esas voces entusiastas y chillonas se alejaban, supo que no quería que se fueran—. Espera, espera... ¿Estáis seguras de que todas eran sus prometidas?

Ranma apretó los párpados sin querer y lo sufrió.

Prometidas.

Ese brevísimo gesto involuntario fue tan doloroso como un balonazo en plena cara. La frente le ardía cuanto más intensa era esa sensación de presión que le aplastaba la coronilla contra la dura superficie en la que estaba recostado. Parecía una piedra, afilada y compacta contra su nuca, pero en realidad era una simple almohada. Lo sabía porque captaba el olor ácido del desinfectante de las sábanas. Aún estaba en aquella cama. Cada vez que regresaba del mundo de los sueños lo hacía con la esperanza de no estar allí.

No se atrevió a moverse, ni siquiera para aliviar los pinchazos de sus extremidades dormidas. ¿Cuánto tiempo llevaba sin cambiar de postura? Era lo más seguro para no llamar su atención. Por eso no dijo ni pidió nada a pesar de que la garganta le ardía de sed.

No, nada de ruido. Que nadie supiera que había despertado. Por favor.

O el infierno volvería a empezar.

—Aunque eran demasiado escandalosas —Las voces no se habían ido, seguían allí, cerca de él y, por tonto que fuera, eso le tranquilizó—. Sobre todo esa tan alta, ¿sabéis cuál os digo? La que iba soltando pétalos de rosa por todas partes.

>>. ¡Cómo se han puesto los de la limpieza al ver la habitación!

—La verdad es que las tres eran un tanto extrañas... ¿Visteis a esa que se puso a cocinar con una plancha eléctrica en mitad de la habitación?

—La otra era la más guapa, aunque apenas se la entendía al hablar... era extranjera, ¿no?

—Lo cierto es que ninguna se ha separado un momento del chico en estos días, todo hay que decirlo —Ranma aguzó el oído y se extrañó de que, aparte de esas voces chismosas, el resto fuera silencio. Presentía la calma que reinaba en la habitación aunque, tal vez, estuviera delirando de nuevo—. ¡Pero no se pueden armar esos alborotos en un lugar como este!

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