pusilánime | soojun

tres

— ¿Cómo lo supiste?—Si tenía que ser sincero, Yeonjun no quería hablar de ello.

Pero tenía a un Beomgyu preocupado a su lado que hace unos minutos le había preparado un delicioso té de manzanilla para que se calmara y él sabía que si lo hablaba se iba a sentir mejor, aunque en esos momentos la idea de hacerlo le apretara el pecho con insistencia.

— Estaba buscando una hoja para escribirte la receta. Tenía pensado venir porque Soobin dijo que llegaría tarde a casa y fui a su oficina porque no encontré papel en la habitación, rebusqué entre uno de los cajones de su escritorio y había una carpeta con mi nombre.— Le contó, jugando con su anillo de bodas y con una sonrisa triste mientras continuaba.— Me extrañó y saqué los papeles que había dentro y los leí.— El Omega castaño sollozó.-Era una solicitud de divorcio.

— Joder.— Beomgyu murmuró, acariciando la espalda de Yeonjun con suavidad. Su amigo había llegado a su casa con lágrimas en los ojos y el cuerpo temblando mientras sollozaba que no quería perder a Soobin.

Él no quería ser cruel, adoraba a Yeonjun con la vida pero tenía en la punta de la lengua preguntarle acerca de qué es lo que estaba perdiendo exactamente. Su matrimonio con el Alfa pelinegro siempre fue algo unilateral, cuatro años en los que el Omega castaño intentó obtener algo de atención por parte de Choi Soobin sin lograr nada.

— ¿No crees que el divorcio es lo mejor para los dos?— Beomgyu le preguntó y Yeonjun lo miró como si hubiera dicho la mayor barbaridad de todas.— No te lo tomes a mal, pero para Soobin siempre has sido un fantasma, son como dos extraños y esa relación lo único que te ha hecho es daño a la larga. Por eso te digo que es lo mejor. Para ambos.—Yeonjun negó.

— Yo amo a Soobin.—Le dijo con seguridad y quizás era un poco masoquista, Beomgyu lo sabía. Pero en ocasiones adoraba cuando el Omega hablaba sobre sus sentimientos por el Alfa, eran las únicas veces que veía a Yeonjun actuar seguro de sí mismo.— Sé que mi matrimonio no es el mejor, pero no quiero dejarlo.

— Ya, ¿y sabes si él piensa lo mismo? ¿Si siente lo mismo por ti?—Le preguntó y Yeonjun agachó la cabeza, comenzando a jugar con sus dedos.— Mira, me dijiste que Soobin llevaba tres semanas en Tokio y esos documentos ya estaban en su estudio, así que lo del divorcio no es un pensamiento de hace unos días.—Murmuró y Yeonjun asintió de acuerdo.— Lo que me resulta extraño es por qué aún no te ha dicho nada.

— Soobin nunca ha estado conforme conmigo.—El Omega castaño murmuró.— Siempre ha aspirado a más y se ha visto estancado con una persona con la que no quiere estar solo para complacer a sus padres, por las apariencias.—Musitó con tristeza— Un divorcio en la alta sociedad siempre resulta en un escándalo que perjudica a ambas familias involucradas quizás por eso...aún no me ha comentando nada acerca del...del divorcio.

Beomgyu asintió, encontrando sentido en las palabras de su amigo. Vio a Yeonjun tomar la taza de té nuevamente, sus manos temblorosas sosteniéndola para llevarla a sus labios y dar un sorbo.