El Sirviente Min

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-¡Ah! ¿Ahora te dignas a venir?

Él ignoró el comentario por completo, caminando con paso seguro hacia la mansión frente a él y las personas que se habían adueñado de ella en cuanto las noticias de su llegada se esparcieron.

Kim Seokjin estaba de vuelta en su ciudad natal, habían pasado años para que la familia reconociera su existencia de nuevo. No. Tenía que pasar algo realmente preocupante como para volver a tomarlo en cuenta.

El hombre que había cuidado de él desde que sus padres murieron y el mismo que lo había enviado a estudiar lejos para un día encargarse de todas sus propiedades en el campo. Su abuelo. Estaba gravemente enfermo.

-Nunca has estado aquí para él.

Seokjin vio a una de las medias hermanas de su madre con indiferencia, la mujer estaba con sus hijos y esposo, seguramente venían a pelear lo que creían ser suyo.

Y es que su abuelo era un anticuado, machista hijo de...

Se contuvo, pero a Seokjin le hubiera gustado evitar todo esto solo si su abuelo lo hubiera dejado ser un adolescente normal y no ponerle tantas obligaciones desde temprana edad. Dejarle la casa a su tía y él poderse quedar en la comunidad en donde había estado viviendo mientras estudiaba y viajaba.

Ahora con 28 años, era el único hombre entre los nietos de su abuelo, está atrapado en esta vieja casa, este pueblo y sus recuerdos.

-Debo firmar los papeles de la casa.

-¿Estás tan seguro de que te dejaré hacer eso?

-Tío, estas propiedades no son suyas para empezar.

-Seokjin. Somos familia, no puedes hacer esto.

Entró a la casa, seguido por ellos, Seokjin sentía como sus pisadas encontraban las suyas, trató de no exasperarse, pero no ayudaba como intentaban detenerlo de cualquier modo.

-¿Seokjin?

Finalmente llegó a la habitación de su abuelo, el viejo no se veía nada bien, Seokjin pensó que le quedaban meses en este mundo. Tal vez por eso la urgencia.

Al mismo tiempo vio a otro hombre, limpiando los muebles alrededor de la habitación, pero en cuanto los vio se disculpó para poder retirarse. Seokjin no pudo evitar mirarlo mientras se iba caminando con elegancia y porte, aquel sirviente tenía el cabello largo y negro, y cuando pasó al lado de Seokjin, aspiró aroma a fresco a pesar de haber estado limpiando el polvo.

Recordó el asunto que lo trajo hasta aquí y miro a los presentes para revisar si habían visto como observó a ese sirviente hace un momento, pero no le dieron importancia.

-Padre.

-No tienen nada que hacer aquí.

Seokjin escuchaba como su tía peleaba por la casa y despotricaba acerca del hijo de su hermana. Seokjin no dijo nada, sabiendo que su abuelo no iba a desistir.

Se quedó estático, viendo la puerta a dónde se dirigió aquel hombre que le llamó la atención en demasía.

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-Oh.

Seokjin se paraba debajo de la puerta a los establos, aquel hombre de piel lechosa y olor a fresco se encargaba de acariciar el hocico del animal.

-Bienvenido.

Hizo una reverencia hacia él, y Seokjin se atrevió a entrar por completo al establo.

Había estado familiarizándose con todo el papeleo de su abuelo, sus tierras, sembradíos, clientes y proveedores. Honestamente estaba necesitando un respiro, estaba empezando a estresarse.

El Sirviente Min | JinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora