Soy más que mis cicatrices. (hiatus)

Capítulo 4.

La brisa helaba la piel del Omega, indicando que el frío clima de lluvia se avecinaba en poco tiempo, lo que era habitual al ser fechas de lluvia.

─Dan-ssi. -la voz del de ojos dorados lo saco de sus pensamientos, viéndolo con extrañes. ─ ¿Acaso, no me oyes? Te pregunté si querías comer y descansar un poco.

El Alfa lo miro preocupado. ¿Se sentía mal? ¿Estaba recordando? ¿Le dolía algo? Quizá, fue una muy mala idea dejarlo salir de casa a pocos días de dejar el hospital.

─Papas... -murmuro con pena.

─ ¿Eh?

─ Papas fritas con helado. -dijo mientras esquivaba la mirada perpleja de Kang.

Hasta él era consciente de lo raro que sonaba eso, no hacía falta ni decirlo.

─Está bien... Espera aquí, iré a buscar... Tu antojo. No tardo.

La risa se apoderó de Kang, ver la cara enrojecida del Omega era un deleite que debía disfrutar en grande. Con rapidez, le quito la única bolsa de comprar que tenía, llevándosela consigo con el pretexto de que debía descansar y no hacer esfuerzo.

Tan pronto como desapareció, Dan pudo respirar con tranquilidad. Buscando un asiento donde descansar, su vientre todavía no se hinchaba lo suficiente para pesarle más, sin embargo, era agotador y drenaba todas sus energías.

Tal como lo mencionó el día anterior, fueron de compras para pasar mejor su embarazo con vestimenta más adaptada a su etapa de gestión. La ropa que había en casa le resultaba extrañamente incómoda de usar, prefiriendo estar bañado entre las feromonas del Alfa.

Le daba vergüenza admitirlo, pero de nueva cuenta se había adueñado del guardarropa del pelinegro. Y al despertar, encontrándose con su sonrisa que abarcando todo el rostro del Alfa. Mencionando que tenía una mirada muy serena al dormir y esta cambiaba a una de somnolencia eterna después.

Desde que despertó en la camilla del hospital, había notado que Dooshik, su prometido, tenía la tendencia a reírse de sus gestos. Aunque estaba más que claro que no era por malicia ni burla. Era parte de su personalidad tan carismática.

Las comisuras de sus labios formaron una pequeña sonrisa, sentándose en la banca que estaba libre.

Seguía preocupado por su abuela y algo estresado por no poder recordar nada, no obstante, tener a ese Alfa parloteando y riendo a su lado lo hacía sentir a salvo de sus oscuros pesares.

Y, aunque, no tenía el recuerdo lúcido, sentía que su abuela le había agradado ese joven de cabellera oscura y ojos amables. ¿A quién no le agradaría? Incluso sin saber sus años juntos, le agradaba instantáneamente. Teniéndole afecto en poco tiempo.

Al estar perdido en su mundo, no tomo en cuenta al Alfa que se sentó a su lado, expulsando feromonas por doquier, gritando por su celular sin parar. Dándose por fin cuenta de este hecho al sentir un hilo de sangre bajar de su nariz.

Tenía sensibilidad olfativa debido a su embarazo.

─Disculpe... -lo llamó, intentando frenar el sangrado con sus dedos. Las náuseas estaban comenzando a aparecer por ser expuesto a ese olor. ─ ¿Podría dispersar su aroma?

La cara del contrario se retrajo con amargura.

─Mira, Omega. -dejo de lado el aparato electrónico, lanzando mordazmente sus palabras. ─Hoy no tengo tiempo para los de tu casta, puedes perderte por allí.

─Yo llegué primero. -refunfuño con su entrecejo fruncido.

Estaba siendo educado, en ningún momento lo había insultado. Y, en cambio, solo recibía ese maltratar de su parte.