El Porqué Lo Hizo

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Antes de que fuera creada la tierra, cuando aún se estaban realizando los proyectos de la creación, todos los Ángeles trabajaban en conjunto, en equipos encargados de hacer una tarea específica, aunque a veces podía cambiar la tarea si se requería.

Ya habían armado los planos y las cosas iban bien, por lo que se permitieron un pequeño descanso autorizado por la mano derecha de Dios, el mismísimo Arcángel Metatron, quien veía con satisfacción el trabajo de sus compañeros y en especial, de un risueño y siempre curioso ángel pelirrojo que se veía más animado que el resto a pesar de haber trabajado un poco más que los demás, el escriba estaba encantado con aquella creación del Todopoderoso aunque claro, todo lo que había hecho Dios hasta ahora, era perfecto.

Se encontraba reposando los planos que habían terminado, cuando vio que alguien se le acercaba y al ver quién era, no pudo evitar sonreír. Se saludaron mutuamente y se enfrascaron en una amena charla sobre lo que estaban haciendo.

- Es Maravilloso poder serle de ayuda al Todopoderoso, aunque me gustaría poder hacer algo más - Confesó aquel ángel mientras observaba los planos que tenía su compañero en las manos.

El otro, que no perdía pista de lo que decía el pelirrojo, se puso a buscar apresuradamente algo que hacer para otorgarle y así ayudarlo a ayudar; observó el pergamino que sostenía y sonriendo, se lo entregó al Ángel a su lado, quien lo tomó pensando que se lo quería prestar para observarlo mejor.

- Puedes hacer las galaxias y nebulosas, si te parece - Le dijo suavemente el escriba, observando con atención cómo el rostro del otro se iluminaba y su sonrisa se ensanchaba.

- Oh Metatron, por supuesto que sí, será todo un Honor - Soltó en ángel aquellas palabras con evidente alegría en su voz. - Empezaré ahora mismo. - Y sin esperar nada más que la confirmación de su compañero superior, se retiró al taller a repasar algunas cosas y luego de unos momentos, se dirigió al lugar en el que debía trabajar.

Sabía que aquél era un trabajo muy importante, por lo que no pudo evitar sentirse un poco nervioso y emocionado. El escriba no estaba por ningún lado así que decidió empezar él, sin darse cuenta de que ese mismo que le había dado aquel trabajo lo observaba desde lejos, atento a lo que haría y dispuesto a ayudarlo sí fuese necesario aunque sabía que el Ángel era completamente capaz.

Seguía observando tranquilo hasta que vio lo que parecía ser un llamado de su amigo hacia otro Ángel y unos segundos después, el pelirrojo estaba acompañado por alguien que él no reconoció de inmediato, pues desde la distancia en la que estaba no veía bien su rostro. Los observó conversar unos segundos y luego vio cómo su apreciado compañero hacía los gestos correspondientes para que al instante, se creara la Luz y todo el universo junto con sus galaxias y estrellas. No podía ver su rostro, pero sí la manera en cómo sus alas se movían y agitaban por la alegría que estaba seguro sentía aquél ser en ese momento, y no pudo evitar sentirse feliz él también por su amigo y la acción que acababa de realizar. El par de Ángeles seguía conversando y Metatron pudo observar levemente cómo su amigo parecía decepcionado por algo, lo cual lo confundió, quería saber de qué estaban hablando como para que el pelirrojo pareciera tan nervioso; decidió esperar un momento y al ver que ya estaban ambos más tranquilos quiso acercarse, pero se detuvo en seco al observar la manera en la que su preciado compañero cubría con sus alas al otro Ángel junto a él a pesar de que sabían que esas estrellas nacientes no le harían daño a ninguno y sorprendido por aquello, se llevó una mano al estómago al sentir una incomodidad naciente que no sabía qué era pero no le gustaba; y luego de varios minutos así en los que sólo veía la interacción de los otros dos, decidió irse y ocuparse de otros asuntos.

Cuando Dios le dijo que expulsaría a los Ángeles rebeldes del cielo, se sintió un poco afligido pues no quería que sus compañeros sufrieran aquel destino, pero habían desobedecido y debían ser castigados por lo que no le avisó a nadie de lo que pasaría, ni siquiera a su preciado compañero pelirrojo; pero cuando vio quiénes eran los rebeldes en específico, se sintió mareado por la sorpresa y el miedo de ver a su amigo en aquella situación. Intentó hablar con él, pero el arcángel Luzbel se metió en medio y dijo cosas que el pelirrojo no negó, lo que le hizo molestar demasiado y con un sentimiento desagradable en el pecho, no abogó mas por él ni ninguno de sus compañeros.

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