~𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚙𝚒𝚣𝚊𝚛𝚛𝚘𝚗𝚎𝚜 𝚢 𝚙𝚊𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜~ [Júpiter x Saturno]

•°☆.Cap.1☆.•◇

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La mañana había llegado y había una ligera iluminación en la habitación de Saturno. Abrió los ojos ligeramente y dirigió su mirada al reloj en su habitación, para su suerte aún era muy temprano y tenía tiempo de prepararse para su jornada laboral. Momentos después Saturno ya estaba listo para irse a trabajar pero no sin antes esperar a su querido hijo.

-Titan¿Ya estás listo?, tenemos que irnos-Le dijo a su hijo quien caminaba hacia su padre listo para irse -Sí, ya podemos irnos Saturno-. Ambos llegaron a la escuela momentos después pero Saturno pudo notar cierto comportamiento extraño en Titan, este se intentaba separar de el "discretamente"¿La razón?, solo Titan la conocía.

-ahm...creo que yo ya me voy Saturno-.Saturno le asintió con la cabeza y ambos tomaron diferentes caminos.

Saturno iba tan centrado en sus pensamientos por la actitud de su hijo que no se dio cuenta de que alguien se le acercaba.-¡Saturno!-Gritó cierto amigo de Saturno el cuál casi se infarta por su repentino saludo.-¡AHHH! ¡Neptuno no me asustes así!-. -Ups, lo siento Saturno-. -No te preocupes Nep, ¿Qué sucede?-. Neptuno se quedó pensando unos segundos hasta que recordó. -¡Oh si! Sol me dijo que les avisara a todos de la reunión de maestros y personal que hará a las...uhm... a las 8!-.

El anillado revisó la hora y para desgracia de los dos ya eran las 8:10 así que de inmediato corrieron hacía la sala de maestros aunque por lados diferentes. El anillado corria por la escuela sin pensar en nada más que en lo molesto que se pondría Sol por su demora, iba tan centrado en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien estaba justo enfrente de él y inevitablemente terminó chocando con esta persona.

La mañana había llegado pero en este caso el sol ni siquiera había salido, el silencio era bastante y había una ambiente tranquilo y Júpiter se encontraba ya preparando el desayuno para sus tres hijos los cuales aún disfrutaban de estar arropados y cómodamente dormidos, lastima que no iba a durar mucho su comodidad. Júpiter que ya tenía todo listo se dispuso a despertar a sus hijos, tarea que no sería muy fácil. Empezó por despertar a Calisto, con quien no tuvo mucho problema, luego fue por Ío y finalmente por Ganimedes, el cuál si le costó bastante, no fue hasta que literalmente lo tiró de la cama. Finalmente todos ya habían desayunado y estaban listos para empezar el día.