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"¿No crees en las almas gemelas?" Dice Jeno, mientras te acuestas con la cabeza sobre su pecho. Sus dedos se congelan en tu cabello, mostrando su sorpresa.
"Quiero decir, no te va a gustar todo de tu pareja", dices.
"¿No te gustan las cosas sobre mí?" dice Jeno. "¿Cómo qué?"
Tu respiración se corta.
"¡No son grandes cosas!" dices, luchando por salir de este agujero. "¡Tu loción para después del afeitado! Es un poco... intenso". Reprimes una sonrisa. "Como si me estuviera ahogando".
Jeno se deja caer sobre la almohada. "¿Por qué no me lo dijiste?"
"¡Tú también debes tener cosas que no te gustan de mí!" tú insistes.
"No se me ocurre ninguno", gime Jeno. "¡Estoy demasiado ocupado tratando de olerme!"
Abrazas a Jeno con fuerza, saboreando la sensación de sus músculos tensos bajo tus manos.
"Hagamos una lista, ¿vale? Cada vez que algo nos molesta, lo escribimos y luego, al final de la semana, lo compartimos. Sin peleas".
Jeno sonríe. "Buena idea."
-- Una semana más tarde --
Jeno intenta arrebatarte el trozo de papel. "¡Sólo muéstrame! Ha pasado mucho tiempo..."
Le arrebatas el papel de las manos. Tu corazón está acelerado. "¡Un segundo! Simplemente estoy haciendo algunas ediciones de última hora".
Estás tachando desesperadamente la mitad de tu lista con un lápiz, porque te diste cuenta de que la lista de Jeno era sólo una pequeña nota adhesiva, mientras que tú tenías una hoja completa.
Jeno te arrebata el papel de los dedos. "¡Ajá!" dice Jeno.
Se aclara la garganta dramáticamente. "Calcetines que no combinan. Demasiado miedo para hablar con la gente de la tienda". Se sienta en la cama, con el ceño fruncido en su rostro. "Un poco feo... risa." El papel empieza a temblar en sus manos. "Una especie de... un... llorón".
