Ojos grises

I

Me encontraba parada frente de mi casa, odiaba tener que estar en casa era como estar en una cueva vacía, en cuanto entre a la casa una bola blanca se enredo entre mis piernas, en el transcurso a mi habitación mi gato no paraba de maullar como si me estuviera contando todo lo que hizo sin mi presencia.

—¡Recuerda que debes recojer tu habitación, Aradia!— gritó mamá desde la cocina.

—¡Esta bien!— grité mientras cerraba la puerta de mi habitación.

Me dejé caer en la cama unos segundos, unos segundos que se convintieron en horas...

—¡Corre, Aradia, Corre!

Aumente mi velocidad, mientras volteaba hacía atras mio, el pánico por ver como cada vez esa sombra estaba a un más cerca me estaba carmomiendo al igual que los gritos de voces gritandome que huyera.
Un calambre de dolor me recorrió de pies a cabeza, tome mi cabeza con fuerza con la intención de parar el dolor que cada vez aumentaba, me hize ovillo en el suelo inconscientemente hasta que después de unos minutos todo se detuvo, saque la cabeza de entre mis piernas encontrándome rodeada con unas alas tan oscuras, la sensación de sentirme segura hizo que me relajara pero...¿Porque?
¿Quién era él?

Su rostro, estaba tan cerca de mi que nuestra respiración chocaba entre si, su cabello negro caía descontrolado en su frente pero aún así se veía tan bien, sus ojos grises tenían un brillo singular.

—Ire a comprar la cena— mamá abrió la puerta de mi habitación—. Recuerda ordenar tu habitación, Aradia.

Asentí con los ojos cerrados aún, confundida por los sueños tan reales que estaba teniendo.

Estiré mi cuerpo y recordé el trabajo pendiente que tenía en el colegio, miré el reloj colgado en mi pared.

8:00pm

Suspiré con cansancio, tenía medía hora para entregar ese trabajo, me dirigui a mi escritorio y comenzé a hacer el bendito trabajo pero una carga de sueño se apoderó de mi, haciéndome sentir débil, callendo rendida sobre la mesa en un profundo sueño.

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Rawr, Rawr.