Diciembre 2016
Un viento frío corría por la calle, haciendo que las hojas muertas rasparan y resbalaran por la acera. Mew levantó el hombro, volviendo la cara hacia el cuello de su chaqueta de cuero. La temperatura no era tan mala para Cincinnati, pero el maldito viento le hacía desear haber cogido al menos un gorro.
Se hizo a un lado, fuera del tráfico peatonal principal, y levantó el brazo para poder ver la esfera de su reloj a la luz de la fachada del restaurante. Faltaban veinte minutos para las ocho. Llegó temprano. Muy temprano. Triste, teniendo en cuenta que no quería estar allí en primer lugar. Stacey era agradable y bonita. Sólo se habían visto una vez, pero no habían hablado realmente desde que tenían media mesa entre ellos en la cena de cumpleaños de Josh. Mew había accedido a quedar con ella para tomar unas copas simplemente para quitarse de encima a Josh por necesitar una noche libre en el taller.
Un grupo de personas bajó por la acera, riendo y hablando a la vez, y Mew retrocedió aún más, apretando los hombros contra el viejo ladrillo del restaurante que tenía detrás. Ninguno de ellos pareció darse cuenta de su presencia. Las mujeres se balanceaban sobre tacones altos y parecían medio congeladas en sus vestiditos, mientras que los hombres parecían venir del trabajo con sus camisas de cuello y pantalones.
Luchó contra el impulso de mirar hacia abajo a sus vaqueros para comprobar si había una mancha de grasa o desgarro. No había ninguna de las dos cosas. Se había tomado más de una hora después de cerrar el taller para lavarse y arreglarse de manera que se sintiera menos como un tipo sucio y corpulento. Su pelo estaba casi domado, cayendo hasta adelante sobre la frente. Pero esta no era su parte de la ciudad y debería habérselo dicho a Stacey cuando eligió Mount Adams. Era una zona de moda y estaba repleta de jóvenes profesionales que acaban de salir de sus trabajos de oficina. Él prefería un pequeño agujero para obreros que se especializara en la cerveza y tal vez un poco de whisky. Esta zona... ugh. Estaba fuera de su elemento.
Metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta, se obligó a no volver a su coche y marcharse. Una risa fuerte y profunda resonó en la calle y él levantó la cabeza para ver a un hombre alto y pelinegro que caminaba junto a otro de pelo castaño. El pelinegro le sonrió a su compañero y le dio un pequeño empujón en el hombro, haciendo que el otro hombre diera un paso vacilante. Volvió a reírse mientras su amigo negaba con la cabeza, y el corazón de Mew dio un puto respingo.
El pelinegro era... impresionante. Hombros anchos y cintura estrecha, todo envuelto en un bonito traje. A pesar de ser principios de invierno, tenía un bronceado como si acabara de llegar de algún lugar soleado de la Costa Oeste o quizás de unas vacaciones en una pequeña isla del Caribe. Su sonrisa perfecta desplegaba unos labios carnosos en un rostro marcadamente cincelado. Su amigo tampoco estaba mal, pero el pelinegro era como la luz de la luna que atraviesa la noche gris. Se había fijado en hombres atractivos en el pasado. Incluso se había preguntado un par de veces, bueno, varias veces... un puto montón de veces, en los últimos dos años, cómo sería besar, tocar, saborear a un hombre. Pero siempre había sido una pregunta sin rostro. Ahora tenía una cara. Un cuerpo.
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Navidades de Nieve y Hielo II- Hielo, Nieve y Muérdago (MewGulf Adaptación)
FanfictionGulf Kanawut se escapa a Denver. Incluso con una enorme tormenta de nieve pisándole los talones, planea esconderse en su cabaña en las montañas e ignorar la Navidad. Estará solo él y una botella de whisky hasta el año nuevo, cuando deba regresar a C...