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falta de intimidad

eran alrededor de las dos de la mañana, el hogar de los perez estaba en completo silencio, sus hijos dormidos en sus habitaciones y su bebé de once meses estaba calmado sobre su cuna, él bebé dormía con los demás niños en una habitación aparte pues todos ellos querían estar cerca suya en cualquier momento.

en la habitación de los mayores, cerrada desde adentro se encontraban los dos, con uno sentado en el rostro del otro mientras este le daba un delicioso oral.

max tenía una mordaza entre su boca la cual callaba sus sollozos para no despertar a sus hijos a media noche, su esposo le comía el coño con mucha pasión, después de su embarazo no habían podido hacer muchas cosas debido a que su bebé recién nacido necesitaba mucho cuido.

movía las caderas derramando sus jugos en la boca de su esposo, sergio aprisionaba con ambas manos las blancas piernas de su marido que se encontraban alrededor de su cabeza. el clítoris del rubio estaba hinchado por haber sido chupado tantas veces, max no podía hablar con su boca siendo obstruida por las mordazas pero su esposo sabía perfectamente que estaba disfrutando pues seguía restregando su mojada intimidad contra su boca.

max por otro lado miraba al cielo falso de su habitación, sus ojos derramando pesadas lágrimas del placer, sus manos estaban detrás de su espalda siendo amarradas por la corbata de su esposo y sus piernas eran firmemente sostenidas por estas. tenía el trasero tensado con las repentinas oleadas de placer que eran propinadas por el otro al chupar su parte sensible. chorreó la boca del mexicano y ahogó un grito al llegar al clímax.

sergio soltó sus piernas y lo ayudó a bajarse de su rostro, le desató la mordaza y pegó sus labios en un beso ardiente, él otro pudo sentir sus propios fluidos mezclarse con la saliva de ambos.

─ aún no terminamos. ─ susurra el mexicano, su pene palpitaba dentro de su pantalón, rogando por ser engullido en las apretadas paredes del coño de su esposo.

─ quiero dormir. ─ puchereó su esposo.

─ no puedes, no es justo.

esa misma madrugada perez embestía a su esposo, quien se sostenía contra la pared rogando por más, sergio mordía sus hombros para callar sus gemidos; como consecuencia de esto la espalda del contrario quedó completamente marcada

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esa misma madrugada perez embestía a su esposo, quien se sostenía contra la pared rogando por más, sergio mordía sus hombros para callar sus gemidos; como consecuencia de esto la espalda del contrario quedó completamente marcada.

─ voy a preñarte de nuevo. ─ gimió contra la curvatura del cuello del rubio. ─ te llenaré tanto que tú vientre va a verse como cuando traes a mi hijo.

el otro asentía con los ojos firmemente cerrados, su rostro enrojecido y la boca temblando.

perez empaló al chico unas veces más contra la pared hasta que finalmente se vació dentro suya, max tocó su propio clítoris y lo molió necesitado hasta que se volvió a correr sobre el semen de su esposo.

𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐚𝐦𝐨 𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐬𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora