CAP # 7

4 0 0
                                    

Me dejó el tren!

Vamos a la guía práctica de hoy, y cuando hablo de practicar es movernos a la acción, y sé que cuando hablo de tomar acción ahí es cuando realmente nos cuesta, nos cuesta porque siempre tenemos una excusa de algo, la excusa del día en el que estámos, la excusa de cómo nos sentimos, la excusa de qué pensarán de mí.

Cuando nos movemos a la acción activamos todo nuestro poder, de inmediato la pereza tiene que salir de este cuerpecito talentoso, la pereza que de por sí nos lleva siempre a pensar con escasez, a sentirnos mal con nosotras mismas, y a no permitirnos seguir desarrollando nuestro verdadero potencial. Y sé que esta frase de verdadero potencial está más que trillada en el mundo entero, pero si piensas en tu poder, en todas aquellas destrezas que todavía no has desarrollado, en aquello que es infinito y abundante, entonces más nunca te volverás a sentir mal contigo misma.

Por estar todos los días de la vida pensando tal cual pensábamos ayer terminamos creándonos el mismo día, la misma realidad, las mismas excusas, y la misma insatisfacción de no vernos capaz de hacer nuestras cosas.

Con todo este bello texto lo que más deseo es que puedas incomodarte, y si hay que sudar, hay que ponernos nuestros zapatos más cómodos para correr, para agitar tanto nuestro corazón que creamos que el aire se nos va.

De hecho en estos días saliendo de un compromiso que tenía, por estar en la ciudad, me fui en tren, y al regreso de todas las actividades que siempre hago en la ciudad me están esperando en la parada del tren para llevarme a mi casa, el hecho es de que me he acostumbrado a aprovechar cada minuto de mi día, y empecé a sacar las cuentas entre tren y tren a ver a qué horas iba a llegar a la última estación, casi siempre todas estas aplicaciones son bastante precisas con los horarios, el hecho es que ese día montada en el tren en una de las estaciones me di cuenta que estuvimos detenidos unos 5 minutos más de lo normal.

Fue impresionante para mí darme cuenta que 5 minutos lo cambió todo, o sea que si te detienes a pensar 5 minutos, si te paralizas por 5 minutos, lo cambias todo. En ese momento empecé a hacer mis cuentas regresivas porque sabía que iban a estar esperando por mí en la última estación, y fue cuando empecé a darme cuenta que entre una puerta de salida hacia el próximo tren de la única manera que yo pudiera llegar a tiempo era así corría, había pasado más de 8 horas de pie ese día osea que mis piernas me dolían, miré mis zapatos y por cosas de la vida ese día estaba con zapatos bien cómodos y zapatos de correr, y me dije a mí misma, a correr Riczabeth.

Salí de las puertas del tren y empecé a decir:permiso, permiso, permiso a cada persona a la que iba tropezando con mi carrera, logré atravesar todo un tramo lleno de gente, no sé si conoces las estaciones aquí en Nueva York pero son bien transitadas, y luego de correr escucho que suena la puerta del tren, de mi próximo tren, y dentro de mi pensé lo perdí.

Sigo bajando las escaleras corriendo asegurándome por supuesto no tener que caerme, y como si no hubiese escuchado esa alarma seguí mi camino, creo que me cerraron las puertas en todas mis nalgas, logré entrar, pero me di cuenta de muchas cosas, que si me hubiese rendido no lo hubiese alcanzado y que de no apresurarme también hubiese dejado a otros esperando por mí.

Esto mismo ocurre en nuestra vida real, nos rendimos antes de tiempo, y se nos olvida que hay alguien esperando por nuestro mensaje, que hay alguien está esperando por aquello que tú le puedas enseñar, que hay alguien esperando aprender de ti, que hay alguien esperando disfrutar de ti, y que mientras no te pongas tus zapatos de correr y empieces a recuperar todo el tiempo perdido con una carrera que te agita el corazón, que te lleve a toda prisa a dejarte seca de saliva, entonces todas esas personas que están esperando por ti van a seguir en el mismo lugar.

Guías prácticas para despertar al MUJERÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora