Cortar el directo.

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La mirada ilusionada de la encargada lo hizo dudar si estuvo bien en salir de casa. Consideró que la utilización de la mascarilla y el gorro resultaría suficiente, no fue así al final.

― ¡Oh, por Dios! -estalló de emoción, acercándose un poco. ― ¿Eres Kim Dan Oppa?

El Omega sonrió con timidez, cubriendo más su rostro.

Era la quinta persona en decir aquello ese día, en esa tienda.

Desde que salió en la serie de Jinx esos comentarios eran comunes en su día a día, sobre todo después de la bomba de su casamiento. Siempre eran autógrafos y fotografías lo que requerían, incluso en ocasiones le brindaron regalos o cartas.

Ni se diga de su pareja, los fan's de ambos eran muy descontrolados con respecto a los regalos. A pesar de que él se esforzaba en rechazarlos con cuidado y delicadeza, siempre los terminaba aceptando con cariño.

―Lo soy.

El castaño miró el celular de la Beta, seguro quería atesorar el momento con una foto.

― ¡Oh, por Dios! ¡Me encantas en serio, Oppa! -chilló. ― ¡Quisiera ser una Alfa para estar con usted, prometo que lo cuidaría con mi vida!

Parecía el mejor día de su vida, estaba extasiada.

―Apreció mucho tus sentimientos, gracias. -dijo aún con vergüenza.

Claro, era normal recibir ese tipo de comentarios nada maliciosos, pero llenos de sentimientos. Siempre lo terminaban avergonzando.

― ¿Puedo tomarme una foto junto a usted?

El Omega asintió, acomodándose junto a ella y dejando el carrito de compras de lado. Ambos hicieron un corazón con los dedos. Dan quito su mascarilla para dar una mejor presentación, haciendo que la encargada soltará otro chillido de felicidad.

Después de esa pequeña sección de fotos y un apretón de manos, se despidió. Él se dirigió a la salida con rapidez.

Kim suspiró aliviado al estar ya adentro del auto, en un lugar seguro y cómodo.

Lo habían encontrado rápido. Miró, su celular, aún estaba grabando.

―Vaya... -habló a la cámara, quitando de a poco todos los accesorios extras que traía. Su cabello quedó un poco desordenado. ― ¡Eso fue agotador, son tan tiernos! -sonrió con gracia, comenzando a conducir directo a casa. Se le estaba haciendo tarde, otra vez. ―Me sorprenden lo atentos que son, no pensé que estarían al tanto de ese lugar.

Tan pronto dijo eso, la bandeja de mensajes fue cubierta con corazones y demás.

Permaneció con una sonrisa en el rostro.

Llevaba casi más de dos meses haciendo directos en sus redes, mostrando su vida actual junto a su pareja.

Muchas veces era agotador debido a que se enteraban donde frecuentaba, cortaba su tiempo para ser cariñoso junto a Jaekyung y también debía coordinar toda su agenda actoral con esos pequeños vídeos diarios.

Aunque valía la pena. Así serenaba las turbias aguas de los malos comentarios contra su esposo. A sabiendas de que un par de palabras no cortarían los mensajes de ese tipo, sacrificaba un poco de él para que su Alfa estuviese bien.

Jaekyung no tenía la culpa de que el personaje que hizo en la serie fuese de esa manera tan... Abrumadoramente fatal.

Siguió hablando de su día a sus seguidores. Comentando que la próxima semana sería su nuevo rodaje, una serie de acción y misterio, a pesar de ya tener experiencia, temía no ser suficiente para el visto bueno.

Entre palabras y mensajes, llegó a casa.

Se dispuso a sacar del compartimiento del vehículo las pocas cosas que compró. Tenía todo lo necesario entre sus manos para cocinar un pastel para merendar junto a Joo.

Sinceramente, Dan prefería hacer las comidas y postres él mismo a que comprarlos.

Con rapidez, llegó a la cocina. Agarrando el delantal y guantes desechables, se dispuso a hacer el pastel. Siendo la primera vez que hacía eso, sus seguidores le iban indicando como debía empezar y las pautas.

Justo cuando estaba batiendo la mezcla, sintió los fuertes brazos del Alfa apoderarse de su cintura.

―Te tengo, Jagi. -dijo sensualmente al oído del mayor, importándole poco si estaba en directo. Él quería cariños y mimos de su Omega.

Casi nunca se decían de esa manera. Era algo muy íntimo de hacer entre parejas coreanas, por lo que, de nuevo, la bandeja estallo de mensajes.

Kim solo atinó a sonreír, apartando la mirada de la atenta cámara del celular.

―Viniste temprano.

―Por ti.

No mentía, quería un tiempo con su esposo. Podría dejar todo el rodaje a medias, pero necesitaba ver al Omega y tenerlo entre sus brazos. ¿Era malo eso?

Para el pelinegro, no lo era. En ningún sentido.

―Podrías tener problemas con tu manager, Jaekyung. -le reclamó en un leve puchero.

Ese simple gesto solo hizo tentar más al Alfa. Quien a duras penas resistió, enterrando su nariz sobre la marca de unión que tenían, pasando suavemente su lengua. Amaba la cicatriz que quedo impregnada.

Era la muestra de su amor, con su Omega, con su amado Dan.

―Dan, vamos a nuestro nido. -susurró al oído para no ser escuchado por los espectadores del directo.

La sola mención de su nido, lo hizo tomar una decisión. Eran una pareja de recién casado, ¿Quién podía culparlos de ser tan hormonales? Nadie en su sano juicio.

―Debo practicar el diálogo para la serie, lamento interrumpir esto a la mitad. -se disculpó, aguantando la respiración cuando sintió otra lamida en la marca. Esta vez, con más insistencia y demanda.

La mano del Alfa fue a donde estaba el celular.

―Me robaré a mi esposo un par de horas. O quizás más. -soltó malicioso, cortando el directo justo cuando beso al Omega.




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Próxima actualización: 21/01/2024.

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