pusilánime | soojun

cuatro

Choi Soobin tiene una rutina.

Todos los días se levanta diez minutos antes de que su alarma suene. Observa el cuerpo de Yeonjun a su lado, durmiendo plácidamente con los labios entreabiertos y los rizos castaños desparramados en la almohada. Luego se ejercita por una hora, y toma una ducha para arreglarse y bajar a desayunar.

Una vez abajo recibe los buenos días por parte del Omega, quien intenta mantener una conversación que Soobin ignora la mayor parte del tiempo.

Toma su desayuno en silencio con las atenciones del castaño sobre él antes de que Soobin se levante y camine hacia la puerta con Yeonjun deseándole que tenga un buen día.

Sin embargo, hoy era diferente. Su rutina no se repetía. Soobin se levantó diez minutos antes de que su alarma sonara, la desactivó y al girarse vio el lado de la cama que le pertenecía a Yeonjun vacío. Arrugó sus cejas, extrañado. Durante los años que había convivido con Yeonjun se percató con facilidad que el Omega no era muy mañanero.

El resto de su rutina permaneció igual. Se ejercitó, tomó una ducha y se arregló.

Cuando bajó hasta la cocina vio a Yeonjun sentado en la mesa, con su pijama aún puesto, el cabello castaño revuelto, una taza de café en su mano y los ojos fijos en la pantalla de su portátil. Sus cejas se arrugaban cada cierto tiempo y el Alfa parpadeó, con la atención en el concentrado Omega que no se había percatado de su presencia.

Soobin se sintió extraño.

Se sentó frente al Omega, desayunando en silencio mientras lo miraba. Esto era nuevo, pensó Soobin mientras tomaba un poco de jugo. Abrió la boca, las palabras costándole salir de entre sus labios.

— Buenos días.—Le dijo y los ojos sorprendidos del Omega se posaron en él. Era la primera vez que Soobin era quien daba los "Buenos días", y el Alfa se preguntó si la mueca de sorpresa de Yeonjun se debía a ello o a que verdaderamente no se había percatado de su presencia.

— Buenos días.—Le respondió con una sonrisita antes de volver la vista al portátil.— ¿Vas a venir a cenar?—Yeonjun le preguntó y Soobin se lo pensó en un momento, antes de negar luego. Se sorprendió cuando el Omega solo asintió, sin preguntarle por qué como habitualmente hacía.

Un resoplido por parte del castaño lo sacó de su mar de pensamientos para escucharlo murmurar entre dientes.

— ¡Agh! La verdad no sé de qué sirve haber pagado tanto por esta casa si el wifi no sirve.—Se quejó, presionando repetidas veces una tecla en el portátil.

— ¿Qué estás haciendo allí?— Le preguntó curioso y es que vamos, sus mañanas siempre se han basado en la presencia de Yeonjun abrumándolo en atenciones y ahora actuaba como si el Alfa no estuviera presente. Le hacía ilusión saber qué era lo que tenía tan entretenido al Omega.

Yeonjun llevó la vista de la pantalla hasta Soobin, quien lo miraba con una ceja alzada en curiosidad. Apretó los labios, sintiéndose un poco abrumado por la atención del Alfa.