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Algo que había comenzado como un reto entre amigos se había convertido en lo que terminaría con esa misma amistad, o más bien, con sus vidas.

En la habitación solo había una persona, al menos era el único que aún continuaba con vida. Aquel joven miraba los cuerpos de quienes llamaba sus amigos con una mirada perdida. Él mismo no se encontraba ileso, varias manchas de sangre se encontraban sobre su ropa y su brazo izquierdo tenía una forma extraña, pareciendo estar dislocado. Él llevaba puesto un uniforme escolar al igual que los cuerpos a su alrededor, no pareciendo que ninguno de ellos tuviera más de 16 años. Su oscuro cabello estaba tan alborotado que parecía que esa era su forma natural, pues no parecía ser posible tener un cabello tan despeinado ni aunque se intentara.

-Goku...

-Goku...

-Goku...

El joven podía escuchar como mencionaban su nombre, pero aquello no era más que su cerebro engañándole. En esos momentos no había nadie en esa habitación que fuera capaz de llamarle.

Las paredes y el suelo de madera del lugar estaban completamente pintados de un color carmesí. A juzgar por el estado del lugar, parecía que aquel sitio no había sido habitado en un largo tiempo.

Mientras el único joven con vida continuaba sin hacer nada más que mirar a las personas que lo habían acompañado al lugar donde se encontraba, una extraña clase de sonido resonó en el lugar, uno que no parecía poder provenir de un humano.

-Mmh...

Goku no se molestó en mirar lo que había provocado ese ruido. No intentó huir, aún sabiendo que quedarse en ese lugar podría provocar que terminara en el mismo estado que el de sus compañeros. En lugar de eso solo cerró sus ojos, no porque se haya resignado a dejar que aquel ser acabara con su vida ni por miedo a aquella situación, sino porque ya no se sentía capaz de mantenerlos abiertos.

Se sentía sumamente cansado y los eventos recientes no ayudaban. Repentinamente, el joven cayó inconsciente.

...

De un momento a otro, el lugar en el que el joven se encontraba había cambiado completamente. Aquel cuarto tenía las paredes y el techo de un color blanco, totalmente distinto al último lugar en el que había estado.

La habitación en la que se encontraba no era lo único que cambió, pues las heridas que antes estaban presentes en el joven habían desaparecido, incluyendo su brazo, ahora luciendo igual que cualquier otro día. Él se encontraba en una cama individual, siendo la única que había en la habitación. Algunos otros muebles básicos se encargaban de adornar el lugar, pero ninguno de ellos era lo suficientemente destacable como para llamar su atención.

-¿Qué lugar es este? Lo último que recuerdo es haberme dormido en clase, pero... ¿esta es la nueva sala de detención? Al menos ahora pusieron una cama como les pedí... ¿pero de verdad me cargaron mientras dormía?- Se dijo a si mismo aún confundido mientras rascaba su cabeza. Parecía que había olvidado los últimos sucesos por los que había pasado.

En busca de respuestas, el joven decidió ponerse pie. Fue una sorpresa para él que en el momento en el que dejó la cama, sus piernas se volvieron débiles, no dejándole dar más que un par de pasos antes de que decidiera sentarse en el suelo.

-Siento como si todo mi cuerpo pesará...- Habló el joven antes de soltar una pequeña risa, no pareciendo estar preocupado a pesar de el extraño cansancio que sentía y de haber despertado en una habitación que no era capaz de reconocer.- Y ahora que me fijo... esta ropa no es mía.

Antes de que pudiera tratar de ponerse nuevamente de pie, la puerta de la habitación fue abierta, entrando así una joven.

La recién llegada tenía un cabello corto color marrón, que no era lo suficientemente largo como para al menos llegar a sus hombros. Lo que más sorprendió a Goku es que aunque aquella chica parecía ser de su edad, ella llevaba un cigarro en su boca.

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⏰ Última actualización: Jan 05 ⏰

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