Omega. |+18| |2025|

Capítulo 3.

Capítulo 3.

Tres años después...

Venus

La manada ha crecido de forma favorable, tres años en los que aprendi a ser mas fuerte de lo que era, tres años estando dentro de esta enorme burbuja que no he podido romper. 

La manada creció de una forma en la que no esperaba, gracias a los Omegas la manada se ha vuelto próspera y fuerte, han nacido nuevos bebes que ya tienen tres años, hay Betas y Omegas. Sully encontró a su mate dentro de la manada, una linda Omega que es una hurón de pelaje negro, tuvieron dos bebés a los meses de haberse conocido, justo ahora sus bebés tienen dos años. 

Estos tres años hemos aprendido a defendernos en caso de un ataque, los unicos fuertes de la manada somos los gemelos y yo, somos los únicos depredadores de la manada y los más grandes ya que los niños Betas y Omegas, no han encontrado su género secundario, eso pasa a la edad de los once. 

Por lo tanto, todos los Omegas dentro de la manada, aprendieron a defenderse con las espadas hechas por Sully, Sally les enseñó a unos cuantos a usar el arco y la flecha. Yo por mi parte los enseñe a cazar y rastrear, ya que me tocó pulirme en la espada y el arco. 

Al día de hoy tenemos animales suficientes para comer, siembras de verduras y frutas, el pozo con el agua, todo está en paz. 

Aunque siempre llega esa parte difícil de todos nosotros, la época de celo. 

El pobre Sully tiene que esconderse de todos nosotros cada vez que llega la época de celo, ya que es el unico Beta macho que hay, en lo personal no lo busco, ya que me meto en el lago a nadar para que el calor de mi cuerpo baje, lo que si lo pasan mal son los Omegas y Sally que no tienen con quien pasarlo. Todos se encierran en sus cabañas a esperar que pasen las horas del celo, a ellos les dura solo unas horas, a Sally que es beta un día entero, a mi que soy Omega dominante, me dura tres días. 

Honestamente es una tortura por que Damaris es muy fuerte y sus feromonas buscan a un macho que pueda con ella. 

—Estan hermosas Sully —tome una de las flechas. 

—Gracias —me sonrió—, ya los cachorros jóvenes entrenaron, ya saben que hacer. 

Hicimos un refugio para los cachorros en caso de una invasión, ellos debían ocultarse ahí por si algo llegase a pasar, de igual forma no ha sucedido nada fuera de lo común, pero debemos siempre estar a alertas. 

Estaba feliz y un poco aliviada de que la manada haya crecido de esta forma, a pesar de que somos pocos, hemos hecho mucho dentro de ella, mi papá estaría orgulloso de lo que he hecho. 

Cada noche subo a la pequeña colina a ver la Luna, pidiéndole todas las noches de que acogiera a mis padres en su seno, ya que ellos murieron de una forma injusta, esperaba que ellos estuvieran en paz. 

—Iré a casa —el tomó a uno de sus bebés—, mañana celebramos el cumpleaños de estos pequeños. Di adiós —el pequeño se despidió con su manito, yo hice lo mismo.

—Ve con cuidado —el asintió y se fue hacia su cabaña. 

Ya era de noche y todos se habían ido a sus cabañas a descansar, a pesar de todo, somos felices dentro de este lugar. 

Camine hacia los límites, por donde habíamos entrado, todas las noches me paraba aquí a mirar hacia el intenso bosque, siempre sentía que algo me miraba desde el otro lado, pero eso jamás sucedía, luego siento como si algo me faltara.