capitulo 1

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Pareciendo una mujer que simplemente se apresura a llegar a una cita nocturna, Hermione viajó con ligereza. No llamó segundas miradas mientras caminaba por la parte muggle de Londres, en camino a un traslador poco conocido con un portero más… maleable que los sancionados por el Ministerio.

Aparte de la ropa que llevaba puesta, Hermione llevaba sólo tres cosas, de las cuales sólo una, una bolsa de mensajero, era visible para aquellos con quienes pasaba. El indetectable amuleto de extensión del bolso estaba bien colocado, como siempre, sus gigantescas profundidades interiores apenas eran atravesadas por los escasos artículos que Hermione había considerado absolutamente necesarios.

Los otros dos objetos estaban ocultos en su persona.

Su varita estaba segura en su funda habitual en el antebrazo, la madera de vid ahora moldeada a su mano de una manera que nunca podría haber imaginado hace todos esos años en la tienda de Ollivander, cuando su primera incursión en la magia la dejó sintiéndose incómoda y torpe, una extranjera demasiado ansiosa con movimientos bruscos y encantamientos demasiado fuertes. Aunque le fue quitada varias veces, Hermione se había reunido con la varita con núcleo de fibra de corazón de dragón y nunca más la perdió de vista. Era el más natural de sus conductos, aunque ya no siempre necesitaba uno.

Y finalmente, llevaba un mechón de fino cabello rubio, cortado apenas unas horas antes, atado dentro de un pequeño collar de cápsulas, que colgaba secretamente debajo del escote de su henley.

El tirón de la mala llave de puerto, que la arrojó fuera de Londres, la dejó sintiéndose aún más mareada, y su efecto se duplicó debido a que acababa de usar su gemelo para viajar de regreso desde Cornualles. Parecía una noche de inquietud. Qué apropiado.

Ya sea por coincidencia o por un esfuerzo subconsciente por mantener el equilibrio en el mundo, Hermione también había dejado tres cosas atrás en Tinworth:

-Su copia de Los cuentos de Beedle el bardo que le legó el fallecido, y a veces genial, Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore;

-Una nota escrita a mano; y

-Un recién nacido envuelto en pañales.

La nota decía,

“Flor y Bill,

Por favor trátala como si fuera tuya. No se lo digas a nadie.

-H

PD. Espero que algún día le encanten estas historias. Hasta que tenga edad suficiente, ¿podrías sostenerla en tus manos y leérselo?

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