Domando al toro

1

–¿Otra vez tú?.

Cuestióno en un tono burlón y juguetón aquel Sherrif mientras se recargaba levemente sobre aquellas rejas en las cuales dentro estaba aprisionado Bull.
Aquel bandido que desde hace un tiempo comenzó a cometer ciertos delitos menores con tal y de que lo arrestaran.
¿La razón? Así podría pasar más tiempo con aquel Sheriff el cuál mayormente se encargaba de vigilar las celdas apenas llegaba la noche.

–¿Y ahora por qué te arrestaron?.

Volvió a cuestionar sin cambiar su tono burlesco y juguetón.
Ya hasta se le estaba comenzando a hacer costumbre ver a Bull encerrado, hasta parecía que le hacía compañía en esas noches en las cuales era vigilante, tanto que era increíble.
¿Cómo era posible que acabará preso casi a diario? Y por delitos muy leves, tales como estacionarse en donde estaba prohibido, no pagar su estacionamiento, cosas sin sentido que cualquier persona prudente podría evitar.

–Se me olvidó pagar en Barley's.

Finalmente respondío Bull, mientras miraba de reojo a Colt.

–¡¿Otra vez?!.

Cuestióno incrédulo el pelirrojo.
Esto ya era demasiado extraño, si no mal recordaba esta era la segunda vez que a Bull se le olvidaba pagar sus tragos en Barley's.
Le sorprendía cómo el morocho seguía con vida o intacto de una lesión.

–Vaya, tienes demasiada suerte.
A estas alturas me sorprende que Barley no te echará algún botellazo en la cabeza o algo.

Bromeó.
Pero era verdad, era demasiado extraño conociendo el inquietante y nulo temperamento de aquel robot dueño del bar.
Bull por su parte se quedó en silencio, parecía estar algo avergonzado de sus acciones o eso aparentaba, en realidad estaba más que contentó en esos momentos por tener la compañía y atención de aquel Sheriff.

–Ay Bull, ¿Que voy a hacer contigo?.

Murmuró en un tono dulce.
Era una lástima tener a Bull encerrado, él sabía que realmente no era un tipo malo, quizás solo era alguien demasiado despistado.
Lo miro por unos momentos pensando en una posible solución, realmente se esforzaba en mantener aún su gentileza pero le comenzaba a ser difícil.
Había intentado de todo, ponerle multas, sanciones e incluso le ha dejado hacer servicio comunitario.
Pero nada de eso parecía resultar, ya que días después nuevamente estaba tras las rejas.

Había intentado de todo menos una cosa, pero no quería llegar a esos extremos, al menos no aún.
Colt suspiro levemente, se separó de aquella reja y camino hacia su escritorio, yendo por su silla giratoria.
Si hablaría con Bull al menos lo haría estando cómodo y no estando de pie, presentía que tendrían mucho de que hablar.

Bull se dio cuenta de lo que hacía Colt y en todo momento lo siguió con la mirada, sintiendo un leve nerviosismo en su interior.
Nerviosismo que se intensificó al ver qué el Sherrif colocó su silla delante de su celda y verlo sentado ahí con las piernas cruzadas.

–Bull...

Habló en un tono suave.
Tono el cual hipnotizo a Bull y logro aumentar su nerviosismo por algún motivo le resultó difícil mantenerle la mirada a Colt.
Colt levantó una ceja al presentir el nerviosismo de Bull, después río levemente un tanto divertido.

–Tranquilo, no te hará nada.

Comunicó en un tono sereno, después le sonrió dulcemente.
Aquella sonrisa calmó a Bull, realmente lo último que quería era que Colt se enojara con él.

–Al contrario, quiero ayudarte.

Expreso el pelirrojo.
Bull tan solo lo miro incrédulo, no daba crédito alguno a lo que escuchaba en eso momento.
Por un momento pensó que era una especie de broma y el Sheriff solo buscaba joderlo de algún modo, en consecuencia a eso soltó una estruendosa carcajada.