Capítulo 5

1.8K 174 3
                                    

La habitación de hotel estaba iluminada por una tenue luz, y Dan se observaba detenidamente en el espejo de cuerpo completo, examinando su apariencia con meticulosidad.

-¿Cómo me veo?- Preguntó, girando para recibir la opinión de Jaekyung, quien estaba de pie detrás de él.

-Jodidamente bien.- Afirmó el pelinegro, admirando la imagen de ambos reflejada en el espejo. Ambos lucían impecables en sus esmóquines, como modelos de revista.

-Tú no te ves nada mal.- Añadió Dan con una sonrisa.

-Ya quiero terminar la misión para poder hacerte mío.- Expresó Jaekyung, abrazando la cintura de Dan, quien se dejó envolver por sus brazos.

-Tú nunca cambias. Deja de coquetearme, hay que salir en quince minutos.- Respondió Dan con tono juguetón.

-Es que te ves tan hermoso, y saber que me perteneces hace que quiera devorarte.- Comentó Jaekyung, manteniendo su abrazo apretado.

-Podrás hacerlo después. En estos momentos estamos en horas laborales.- Señaló Dan, dando un rápido beso en los labios de Jaekyung antes de apartarse.

Después de un par de minutos, partieron rumbo al Museo Nacional de Tokio.

.

.

.

La noche desplegaba todo su esplendor, iluminando la prominente construcción con luces resplandecientes en la distancia. El Mercedes-Benz quedó estratégicamente estacionado a una distancia considerable del lugar.

-Te queda bien el negro, pero definitivamente prefiero el castaño.- Comentó Jaekyung, dirigiendo su mirada hacia el asiento del copiloto donde se encontraba su esposo. Ambos portaban pelucas con estilos y colores diferentes a sus cabellos naturales, un ingenioso método para camuflarse y evitar ser reconocidos.

Sin más palabras, descendieron del automóvil para dar inicio a la misión. Se encontraban en la parte trasera del museo, justo frente a la puerta doble que conducía a la cocina del lugar. Habían llegado sigilosamente, evitando ser percibidos por la seguridad que patrullaba los alrededores.

-Tú entrarás por aquí, bebé. Yo iré por arriba.- Indicó Jaekyung en un susurro, recordando el plan.

-De acuerdo, a trabajar.- Respondió Dan, y cada uno tomó un rumbo diferente.

Dan ingresó al lugar sin inconvenientes. Las personas en la concurrida cocina estaban tan ocupadas preparando los platillos para la cena que nadie le prestó atención, hasta que alcanzó la puerta que llevaba al interior del museo.

-Joven, no puede estar aquí.- Lo interceptó una mesera.

-Oh, una disculpa. Me perdí un poco, buscaba el baño.- Explicó Dan en un japonés fluido.

-No se preocupe, sucede a menudo. Vaya recto y gire a la izquierda, verá el letrero de los tocadores.-

-Muchas gracias.- Respondió Dan, inclinándose un poco al salir, como si realmente estuviera en busca del baño.

-¿Me oyes?- Una voz en su oído hizo que Dan dejara salir una leve sonrisa. Los intercomunicadores junto con los nano micrófonos estaban cumpliendo su función.

-Fuerte y claro. Estoy dentro.- Respondió Dan, hablando en voz baja para evitar ser escuchado por las elegantes personas que transitaban por el lugar.

-Yo estoy en eso.-

Por otro lado, Jaekyung se vio obligado a trepar un gran árbol y escalar un poco para llegar a la ventana que había dejado con el seguro abierto la primera vez que visitaron el lugar. Tuvo que ser rápido antes de que el guardia que merodeaba aquella zona pudiera verlo, algo que no representó problema alguno, ya que con un ágil movimiento entró al lugar en tiempo récord. Afortunadamente, el baño estaba completamente vacío, no le hubiera gustado tener que dejar inconsciente a un simple civil para evitar malentendidos.

-Ya entré, soy tus ojos.- Informó Jaekyung. El segundo nivel del Museo proporcionaba una visión completa de la planta baja. Saliendo del baño, se dirigió hacia un buen punto panorámico, evitando que las cámaras de seguridad captaran su rostro.

La sofisticada sala estaba llena de gente importante del mundo mediático de Japón: políticos, empresarios y personalidades destacadas, todos vestidos con sus extravagantes atuendos, entablaban conversaciones superficiales entre ellos. Estaban resguardados desde cada rincón por el personal encargado de velar por su seguridad.

-Estoy en la esquina oeste ¿Me ves?- Habló Dan quien ya había localizado a su esposo en la parte superior, éste no levantaba sospechas, parecía un simple invitado contemplando la vista.

-Ya te vi. Y también a tu objetivo.- Escuchó a Jaekyung decir. El objetivo era un mafioso japonés de bajo rango que aguardaba la llegada de los compradores del dispositivo en cuestión. La pareja debía actuar rápidamente antes de que llegaran las demás personas, ya que eso complicaría el trabajo.

-Guíame. Es hora de que empiece el show. Sólo necesitaré cinco minutos.- Expresó Dan, avanzando con paso firme y confiado entre la multitud, mientras Jaekyung le daba indicaciones. El lugar era perfecto para llevar a cabo la maniobra. Durante el recorrido, atrajo algunas miradas de admiración por parte de las damas y algunos hombres, nadie podía dudar de su belleza.

El más pequeño llevaba una leve sonrisa mientras observaba cautelosamente a las personas a su alrededor, dirigiéndose a un punto específico al conocer la apariencia física del mafioso gracias a la información proporcionada por su base.

En el camino, tomó una copa de champán que uno de los numerosos meseros ofrecía a los invitados. Dio un sorbo justo en el momento en que llegó a su objetivo. La sala estaba llena de murmullos y risas, una atmósfera festiva que enmascaraba la tensión que flotaba en el aire.

-Oh, mil disculpas. No lo vi, estaba bebiendo de mi copa.- Expresó Dan en un japonés casi perfecto, enseñándole la copa vacía en su mano derecha a la persona con quien había chocado, mientras observaba por el rabillo de su ojo cómo un guardaespaldas posaba su atención en ambos, acercándose en el proceso.

-Descuida, al menos no derramaste nada sobre mí.- Respondió el señor de manera relajada, aparentemente afectado por el alcohol.

-Con permiso.- Se inclinó Dan, despidiéndose antes de que el guardaespaldas llegara a ellos. Sabía que cualquier contratiempo podía ser innecesario.

-Eres el mejor.- Escuchó con una sonrisa, mientras disimuladamente colocaba un pequeño USB en el bolsillo de su pantalón con la mano izquierda.

Caminó hasta el sanitario, el cual encontró despejado.

-Muy bien, hora de la retirada antes de que se dé cuenta.- Habló Dan, esperando respuesta.

Saldrían por donde habían entrado cada uno, burlarían la seguridad y se irían con el USB sin armar alboroto. Todo estaba saliendo como lo habían previsto.

Levantando la mirada, quedó congelado al ver en el reflejo del gran espejo a un extraño observándolo detenidamente. La figura parecía ajena a la celebración, y sus ojos, penetrantes, se encontraron con los de Dan a través del reflejo.

-Creo que tienes algo que me dará mucho dinero.- Declaró el extraño, vestido tan elegantemente como él. Era calvo y su acento delataba que no era japonés.

-Maldición, cambio de planes.- Murmuró Kim Dan, hablando tanto para sí mismo como para Jaekyung, quien lo escuchaba desde su posición arriba.

-Parece que no somos los únicos que quieren el USB.-

Dan rodó los ojos ante lo obvio.

Era hora de lidiar con el trabajo extra. La misión, que inicialmente parecía sencilla, se estaba complicando rápidamente. La tensión en el aire aumentó, y ambos espías sabían que debían actuar con rapidez para manejar la nueva situación.

Dúo letal | JINX (Joo ​Jaekyung & Kim Dan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora