único

670 49 1
                                    

Mete la paleta sabor cereza a la boca y chupa. Caminando por las desoladas calles de su vecindario, yendo directo a la casa de su novio, Tsukishima Kei.

Tadashi se acomoda la mochila en el hombro ya que comenzaba a caerse con el movimiento, se escuchan las cadenas que decoraba su ropa y aprovecha para cambiar de música que se reproducía en el celular. Hubiera ido más temprano y no a medio anochecer, pero una de sus tías fue de visita junto a sus primitas. La conversación entre su madre y hermana no le interesaba, así que pasó tiempo con las pequeñas, quienes lo usaron como ratón para experimentos.

Lo maquillaron y le hicieron peinados, aprovechando que su cabellera había crecido hasta los hombros. Ahora mismo, tenía dos colitas cerca de la nuca, no se las quitó, se había olvidado por completo de hacerlo cuando se desmaquilló y quitó la corona de princesa.

Cuando al fin se fueron, él escapó de su hogar tan rápido como pudo. Su novio lo esperaba, lo sabía, le envió un mensaje avisando que en cualquier momento aparecería y recibió una imagen de la tarta que había hecho especialmente para él. Cosas como esas le daban un vuelco a su corazón, aunque parecía todo lo contrario, como alguien bastante frío y distante al igual que su novio.

Con rojas mejillas golpea la puerta y lo recibe el rubio, quien tenía el rostro neutro hasta que ve al pecoso. Una sonrisa de oreja a oreja y besa sus labios cálidamente mientras rodeaba su cintura. No importaba cuánto se vieran, la pasión y emoción que manejaban en sus reencuentros no cesaban.

Lo rompen y Tadashi se adelanta en lo que Kei acomoda las cosas en el cuarto. Observa todo lo que había preparado. Un encantó. Té y una dulce tarta de frutillas, se volvió su favorita gracias a su amado rubio.

Se sentaron uno frente al otro luego de servir las cosas. La casa en silencio exceptuando a ellos dos.

ㅡ¿Qué sucede, Tsukki? ㅡpregunta curioso. Notó las miradas que recibía de parte del rubio desde que llegó, pero no dijo nada hasta ahora.

ㅡ¿Y esas colitas?

ㅡ¡Ah! Mis primitas me las hicieron, no me di cuenta que no me las quité. ㅡsuelta la taza para quitarlas, sin embargo, una mano lo detiene.

ㅡDejatelas, te quedan bien ㅡTadashi asiente y continúa tomando.

La tarde se pasó rápido gracias a una animada charla entre ambos, risas y burlas, los dos terminaron de limpiar todo lo que habían usado y subieron a la habitación de sus padres; cuando no había nadie, aprovechaban en usar esa gran cama matrimonial, la suya quedando muy pequeña para los dos.

Cuando Yamaguchi coloca la mochila arriba de la cama, con intención de sacar las cosas que había traído, Kei lo abraza de atrás, apoyando todo su cuerpo en él.

ㅡ¿Tsukki, seguro que estás bien?

ㅡYamaguchi.

ㅡ¿Sí?

ㅡTe extrañe mucho ㅡsusurra sobre la tersa piel de su hombro, una de las colitas choca con la mejilla.

ㅡNos vimos hoy, tontito ㅡdice entre risas, pero entendió a lo que se refería una vez que las grandes manos lo empujan más hacia atrás, presionando las puntas de sus dedos contra la piel.

ㅡSí, lo sé, pero aun así. Necesitó tocarte, hace tanto que no te cojo ㅡseguro estaba rojo hasta las orejas, Tadashi ya se sentía calienteㅡ. Verte con esas dos colitas me calentó.

ㅡT-tsukki… son solo dos colitas ㅡdice con nerviosismo.

ㅡYa sé, Tadashi ㅡque lo llamara por su nombre con un tono más ronco hizo que una corriente eléctrica le recorriera la columna vertebralㅡ. Solo que no puedo evitar imaginarte en cuatro, mientras te agarro de ellas.

coletas  |  tsukkiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora