Red blood, blue eyes

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I

El blanco está lleno de magia, una belleza que deja fluir las ideas, los planes, cualquier cosa podría suceder en un lienzo vacío, incitaba a una explosión sorprendente, te emocionaba lo inesperado, es tan bello que es cruel de mirar porque te consume con firmeza e infinidad.

Las paredes blancas, las repisas llenas de libros, las cortinas, las sábanas en mi cama, los ganchos dentro de mi closet, de un terciopelo blanco que luce elegante y en perfecta armonía con el resto de la habitación, amaba hacer la limpieza rutinaria de los domingos en las mañanas, después de desayunar cualquier cosa que me encontraba en el refrigerador, me preparaba una buena taza de café negro y después de lavar mis trastes, de inmediato alistaba mis objetos de limpieza perfectamente acomodados en el armario donde se guardaban todos los productos.

Celular, audífonos, música y estaba lista para comenzar con emotividad, preparada para que sea la mejor semana de todas.

Primero arreglaba mi escritorio, blanco obviamente (era lo más importante que tenía después de mi gigantesca cama) con cajones a los lados donde guardaba desde documentos importantes hasta mi maquillaje y mis productos de higiene personal dentro de organizadores transparentes, pero estos los lavaba y re acomodaba dentro de cada cajón cada dos semanas sin falta porque odiaba el polvo, odiaba la suciedad, odiaba el desorden, me enfermaba pensar que mi lugar especial estuviera aunque sea un poco corrupto.

Disfrutaba desinfectar toda la superficie, levantar mi cactus y mi lámpara para después acomodarlos de nuevo en su lugar correspondiente, una alegría y paz se esparcían en el aire mientras limpiaba mi habitación, era como si estuviera liberando mi alma por cada vez que rociaba en la superficie lisa y pasaba el trapo húmedo, volvía mi mundo más rico y fresco.

Todo era perfecto, hasta que mi hermana interrumpió con sus comunes "situaciones".

-papá y mamá están peleando, otra vez.

-Lolita, ya los conoces, no sé por que te alteras tanto, ya se les pasará, siempre que se alocan, tardan un rato peleando y vuelven a reconciliarse al poco tiempo, ellos son así, están dementes.

-Ellos son nuestros padres no deberías hablar así de ellos.

-Uno, son padres de mierda, dos, es la realidad son insanos, tres, se que la verdad duele pero fortalece.

La pobre lolita no pudo hacer más que mirarme con odio, detestaba que hablara mal de su mami y de su papi, pero esta era la situación: eran unos enfermos que urgentemente necesitaban ir al psiquiatra, había pasado 18 años con ellos, viéndolos pelearse, golpearse, maltratarse, engañarse y sacar lo peor del otro constantemente, y en muchos casos yo y Aitiane éramos las malas cuando intentábamos actuar como mediadoras para que no llegaran a cometer errores de los cuales podían arrepentirse, aún que claro, dudaba que tuvieran un mínimo de culpa dentro de su cerebro de mierda.

-¿Por qué siempre vez lo peor en la gente?

-Eso me lo enseñó tu mami, solo ver los defectos, siempre criticar a los demás como tu padre, que puedo decir, me enseñaron bien.

-Eres una perra.

-¿Y tu mamá no?

-también es tu mamá, por favor no la llames así.

Mad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora