CAPÍTULO 1 Encogido y convertido en mascota

978 11 0
                                    

Tenía una vida normal, viviendo en una pequeña casa con mi hermana y mi madre. Todo cambió cuando descubrí que Diana tiene un extraño poder capaz de encoger a quienes se encuentren a su alrededor cuando experimenta emociones fuertes como la ira, y es irreversible. Hasta donde sé, ha sucedido en dos ocasiones, con uno de sus amigos y con su exnovio; ambos fueron encogidos a 5 mm, por lo que se perdieron y murieron.

Una tarde, me encontraba junto a Diana en la sala de la casa. Ella recibió una llamada telefónica, y mientras hablaba, se enfadó y colgó. Por lo que me asusté y fui corriendo a mi habitación, huyendo de ella para evitar ser encogido, aseguré la puerta y me encerré, rogando por no ser encogido.

Las horas pasaron, y poco a poco, me iba tranquilizando, pero aún no estaba convencido. Al caer la noche, Diana tocó la puerta, le respondí para que supiera que no me he encogido, mas no le permití pasar.

–Créeme, no te encogerás – dijo ella desde el otro lado.

–¿Por qué estás segura?

–Porque no me enfadé contigo, a diferencia de Johnny y Daniel.

–Está bien – tenía lógica, ella se enfado con la persona detrás del teléfono y yo aún conservo mi tamaño.

–Iré a dormir, que descanses.

–Descansa.

Después de eso, le quité el seguro a la puerta y me dormí de inmediato pensado que todo estaría bien, ignorando la pesadilla que me esperaba.

Desperté, desnudo, en un sitio oscuro sobre una superficie rugosa que parecía ser de plástico, y me dolía todo el cuerpo. Al ponerme de pie, un haz de luz se manifestó desde arriba, y me permitió ver que estaba parado sobre una tarjeta de crédito enorme, y mi sorpresa fue mayor, cuando al levantar la mirada, vi la colosal y bella cara de mi hermana. Me encontraba en el interior de su cartera midiendo 5 cm.

Diana metió la mano, me sacó con extremo cuidado y me puso sobre su escritorio.

–¿Qué pasó? – dije yo muy asustado.

–Lo siento, Jack, no puedo controlarlo.

Estaba a punto de llorar, ¿qué iba a pasar con mi vida?, ¿cómo iba a sobrevivir?

–Jack, mira el lado bueno, no eres tan pequeño como Johnny y Daniel, así que podría cuidarte como mi mascota.

–¡¿MASCOTA?! – exploté contra ella – pero si soy tu hermano.

–Pero si eres pequeño y, para ti, soy una giganta. Ya no eres humano, y tampoco mi hermano.

Me quedé pensando hasta que ella rompió el silencio.

–Voy a bañarme, y después saldré al mall con mis amigas.

–¿Y me dejarás aquí de este tamaño?

–Claro que no, vendrás en mi cartera.

Después de un rato, volvió completamente desnuda con sus senos al aire y su coño lleno de pelo mojado. Diana es una mujer hermosa, tiene unas enormes tetas, un redondo y gran culo, y unas largas y sexis piernas. La vista me provocó, al instante, una erección que ella notó.

–¡Oh!, ¿te gusta lo que estás viendo?, ¿quieres verme de cerca? – mientras se acerca y apoya sus brazos sobre el escritorio, dejando sus senos colgando arriba de mí.

Aunque me encantó verla, sentía que no era correcto.

–Pero Diana, cúbrete, que soy tu hermano y no debo verte desnuda.

–Tú ya no eres mi hermano, eres mi mascota, y mi mascota me puede ver desnuda si quiere, es más, tócame.

Acercó su seno enorme y yo, tentado por lo que veía, estiré mi mano y lo toqué.

–Ahora toca el pezón.

Se acercó más, puso sus senos en frente de mí, y con la mano, toqué su pezón rojo y carnoso, que al instante se puso erecto.

–Tus manitas dan cosquillas.

Miró su reloj, y fue corriendo a vestirse. Sus pezones se veían erectos a través del sostén.

–Mira lo que me has hecho – mientras reía.

Abrió su cartera, se acercó al escritorio y me agarró con su mano.

–Muy bien, tú vas aquí adentro.

Mientras salía corriendo de la casa, escuché la voz de mi mamá.

–Diana, ¿has visto a tu hermano?

–No, mamá.

Cerró la puerta, entró a su coche y lo encendió.

Mi hermana la giganta (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora