Capítulo 2

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Escucho unos golpes desde la habitación y con pereza me levanto de la cama.

- Buenos días- otras de las diferencias es que Amaris se suele levantar de un poco pero mejor animo que yo.

Pero hoy no solo está de muy humor sino que está radiante.

- ¿ Qué hora es?- pregunto yendo por un vaso de agua.

No soy de desayunar por las mañanas porque me suele caer mal, simplemente aveces me tomo un vaso de agua o nada.

- Son las dos de la tarde lindura, antes de irnos a las cinco podemos ir un rato a ese campo con lago del que hablaste o podemos ver una película- propone.

- Campo ahora que me cambio en diez minutos y película a la noche- propongo.

- Hecho- y me voy rápido a cambiar.

Solo me pongo unos jogging cómodos y una remera blanca con un buzo azul junto con mis tenis.

Arrastro a mi amiga saliendo del lugar, saludamos al señor Edgar para subirnos a mi auto e ir a ese lugar.

Todavía me acuerdo desde ayer a la tarde donde dijeron que quedaba y tampoco es que no haya gente, hay pocas pero las hay.

Bajamos y nos sentamos en un lugar algo alejado de los demás y respiro hondo viendo el lindo lago.

- En serio que la parte que más me gusta de viajar son las vistas- suelto.

- Créeme que te entiendo a la perfección- cierra los ojos un rato con el rayo de sol pegándonos un poco en la cara.

- No te creas que me olvide que estabas con un lindo hombre anoche, asique cuéntame- lo digo.

Lo único que me acuerdo de la noche aparte de ver el lugar y las vistas que tenían los ventanales, luego de eso sé que me duche y me fui a dormir.

- Que decirte, es amable, atento, divertido y también es empresario como nosotras tanto de este como de otro rubro- habla con una sonrisa.

- ¿ y que más?- insisto.

- No lo hicimos si eso piensas, bailamos casi toda la noche y cuando no lo estábamos, hablábamos, parece un buen sujeto-.

- ¿Entonces nada más?-.

- Bueno nos pasamos nuestros teléfonos para seguir al corriente pero de ahí a que algo pase no lo sé, lo que si dijo es que vive también en Londres con su mejor amigo más bien como su hermano-.

- Ya sé por dónde vas con esa última parte- le achico los ojos.

- Por favor, en algún momento va a llegar ese alguien que derrita esa máscara que construiste, pero tampoco voy a presionarte-.

- Le deseo suerte al que se atreva, y gracias por siempre entenderlo-.

- Estamos para la una a la otra- me abraza y le devuelvo el abrazo.

- Bien, basta de sentimentalismo, yo creo que lo tienes que llamar cuando lleguemos- me paro y la ayudo a ponerse de pie.

- Bueno, dijo que me mandaría él asique si a la noche no lo hace lo haré yo- se encoge de hombros y vamos al auto.

Llegamos al hotel para llevarnos nuestras cosas y de paso nos despedimos de Edgar.

Ese señor es bastante amable y atento con los huéspedes.

Salimos del lugar a eso de las cinco, una hora de Oxford hasta Londres, abrimos el portón de nuestra casa, estaciono y bajamos nuestras maletas.

- Hogar dulce hogar- suspiro.

DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora