YOONGI
—Mierda —murmuró Yoongi en voz baja mientras observaba al hombre encadenado a la pared de la habitación de al lado.
Cada vez que entraba en la sala de observación se deprimía, pero no podía evitar entrar en ella. Sabía que él no podía verlo a través del cristal y sin embargo parecía que lo miraba directamente.
Su mirada bajo a su pecho desnudo, los músculos de su cuerpo estaban muy bien definidos. Sus grandes bíceps estaban sujetos por cadenas y la rabia era evidente en su rostro, mientras luchaba contra ellas. Sentía simpatía y compasión por él. La agresividad que mostraba era normal ya que fue despojado de su libertad y de su dignidad.
Su mano se levantó para tocar el marco de madera que rodeaba el cristal. Deseaba poder calmarle y demostrarle que había alguien que se preocupaba por él. Pero lo que más deseaba, era sacarle de la prisión infernal que lo contenía.
Se merecía ser libre. Un movimiento en la esquina de la habitación desvió su atención lejos del hombre al que perseguía durante el día y llenaba sus pensamientos por la noche.
El miedo hizo que su corazón se acelerase cuando un técnico entró en la habitación. Jake Alter era uno de los monstruos más insensibles que trabajaban para Industrias Mercile. Él realmente disfrutaba del dolor de las pruebas que ejercía sobre los sujetos.
Estaba seguro de que esta vez le haría las pruebas con crueldad. Un mes antes, el hombre encadenado a la pared le rompió la nariz cuando Jake se acerco demasiado para realizarle una prueba en el codo.
Sabía que se lo merecía. La contusión aún ensombrecía el rostro de Jake mientras dirigía una sonrisa maligna hacia su víctima. Él planeaba ocasionarle mucho dolor con las pruebas.
—Hola, 416. —Se rió Jake y fue un sonido desagradable—. He oído que has cabreado al doctor Trent. Sabes lo que eso significa, ¿verdad? —Jake colocó una bolsa en la esquina de la mesa de examen. Lo hizo con un golpe fuerte— Significa que tengo que hacerte algo que he deseado durante mucho tiempo. Hoy vas a sufrir.
—Miró hacia la cámara de seguridad de la esquina e hizo con su mano un corte en su garganta.
—Mierda, mierda, mierda —dijo Yoongi en voz baja mientras el pánico se apoderaba de él.
Escucho hablar de las torturas a las que sometían a los presos cuando realmente enfurecían a uno de los médicos. Jake obviamente no quería que se grabara lo que planeaba para el 416. Tenía que ser muy malo.
Jake ladeó la cabeza y siguió mirando hacía la cámara, luego sonrio antes de volver a mirar hacia el 416.
—La cámara está apagada. No habrá ningún registro de esto. El doctor Trent no sabe que vas a tener un horrible accidente, monstruo. No debiste meterte conmigo. Debiste pensar en lo que te pasaría. —Él cogió la bolsa que se llevo a la habitación
—. Nadie me rompe la nariz y sigue con vida. Sabía que solo era una cuestión de tiempo el que fueras castigado.Solo espere mi momento. —Sacó una jeringuilla—.¡Vas a morir, hijo de puta!
Esto no puede estar pasando, pensó Yoongi. No estuvo luchado continuamente los dos últimos meses solo para perderle ahora. Vivió con el temor constante de ser descubierto, pero el 416 le dio fuerzas para continuar.
Por él, él se enfrentaba a peligrosos riesgos con el fin de reunir las pruebas suficientes para liberarlo a él y a los otros prisioneros.
De hecho, medio esperaba que los guardias de seguridad vinieran a por él en cualquier momento. Estaba tan desesperado por recoger una prueba real de lo que ocurría en el centro de investigación que media hora antes cometió una locura.