Capítulo 11

859 50 1
                                    

Diversión

Narra _______

—Así que, podríamos empezar haciéndonos un par de preguntas, ¿no crees? —suelto una pequeña carcajada por la ocurrencia de Aidan y su tono juguetón.

Su mano está posada en mi espalda, lo que me da una sensación de relajo y tranquilidad que no había experimentado hace mucho tiempo.

—Pregúntame lo que quieras, guapo —sonrío, besando su torso. La piel del castaño se eriza y alzo mis cejas mirándolo divertida—. ¿Es eso lo que provoco en ti? —me burlo.

—Eso no es nada —asegura para luego besar mis labios.

—Vamos, ¿qué era lo que querías preguntar? —insisto.

—¿Te hizo falta una imagen paterna cuando creciste? —inquiere, con cuidado de no sonar demasiado brusco. Me enternece su delicadeza y preocupación.

—Siendo honesta, no lo sentí de ese modo. No fue como que no necesitara un padre, pero mi mamá fue lo suficientemente buena —me encojo de hombros.

Él asiente mientras acaricia mi abdomen. Es placentero sentir su toque en mi piel.

Lo miro alzando mi rostro. Las ojeras se notan un poco en su rostro, pero pasan más que desapercibidas con su belleza. El cabello largo está despeinado. Quiero acariciarlo y besar su nariz, pero me contengo solo para seguirlo apreciando. Sus labios rosados y finos se fruncen y me observa con los ojos entornados.

—¿Qué sucede? ¿Por qué me miras tanto? —pregunta, con curiosidad. Ruedo mis ojos y dejo un beso en su cuello.

—Es mi turno —sonrío, él asiente.

—Dispara —me alienta.

—¿Cómo fue que murió tu papá? —le pregunto, con voz suave.

Nos conocíamos lo suficiente, pero habían muchos detalles de nuestras vidas que no teníamos en cuenta. De algún modo era liberador conversar de manera tan calma.

De inmediato puedo notar el cambio en su aura, porque frunce el ceño y sus labios se presionan en una línea recta. Su mano deja de acariciar mi estómago, aunque no la aparta de ahí, simplemente se detiene su toque.

Se toma su tiempo para responder y cuando lo hace solo fija su vista en su mano sobre mi abdomen.

—Mi papá se llamaba Rob, básicamente era mi mejor amigo —la manera en que lo dice con tanto amor, llena de una emoción desconocida mi pecho.

Trae su otra mano hacia mí, abrazándome por la cintura. Lo miro con atención, esperando que siga contándome.

—Solo tengo recuerdos buenos de él, para ser sincero. Nadia no tiene muchos porque ella era aún pequeña cuando falleció. Recuerdo que hace pocos días había sido mi cumpleaños.

Me dolía el corazón al escuchar aquello. No podía creer que apenas días después de su cumpleaños falleciera su padre. No creo que le dejara un buen sabor en la boca la celebración un año más de vida luego de eso.

—Me había dado el mejor regalo del mundo. Íbamos a ir a ver a mi equipo favorito de fútbol americano —me cuenta con calma.

Decido no interrumpirlo y permito que se tome su tiempo contándome aquello, así que no lo presiono abriendo mi boca.

—Venía una tarde del trabajo cuando unos tipos intentaron robarle, él se resistió y lo único que ganó fueron cinco puñaladas que lo mataron.

Una punzada de dolor atraviesa mi corazón y solo atino a mantenerme en silencio. Sus ojos brillan de tristeza, pero no derrama ni una lágrima.

 Hɑrd Times || Aidɑn Gɑllɑgher  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora