1. El comienzo

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(¡Eso, dale con la silla! >:D).

NARRADOR OMNISCIENTE 


La vida es complicada en ciertos aspectos, por ejemplo los niños creen que ser adulto es genial porque solo ven el lado positivo, no saben lo afortunados que son hasta que crecen y se dan cuenta que la vida no es color de rosa, lo se, suena mal pero es verdad.

 Trabajo, una de las muchas responsabilidades de alguien mayor y justamente lo que nuestra protagonista estaba buscando ahora, había terminado un profesorado de educación inicial a una corta edad y eso dificultaba un poco las cosas ya que todos querían a alguien con experiencia y que supiera lidiar con niños.

Se encontraba sentada en una banca con el currículo en mano, esperando el autobús para ir a casa, estaba cansada y como no si todas las entrevistas que tuvo fueron nefastas, todos decían lo mismo. "Te llamaremos luego" o "Veré si hay espacio en la lista" Inventando una excusa para poder librarse de ella, creían que no tenía la suficiente capacidad.

Aunque eso no la frenaría, era perseverante cuando quería conseguir algo y esto no sería la excepción. 

Suspiró con desdén para luego acomodarse mejor en su asiento, su mano se dirigió hacia el bolsillo izquierdo de su chaqueta para sacar su celular, en donde habían varios mensajes de su mamá y una llamada perdida. Marcó el número con su pulgar y de inmediato le contestaron.

- Hola mami, ¿Sucede algo? -Preguntó, si bien era normal que la llamase sentía nervios por como podría desenlazarse la conversación.

- Hola, buen día cariño. -Dijo con obviedad y un tono pausado. - No pasa nada, solo quería saber como te fue. -Ay no, ahora mismo sentía como un gran peso caía sobre su espalda, ella había logrado muchas cosas manteniendo una enorme expectativa, siempre esforzándose dando todo de si misma para hacer sentir orgullosos a sus padres y no quería decepcionarlos en este momento. 

- Emm... bastante bien. -Mintió, sabía que estaba mal hacer eso pero la situación lo ameritaba.

- Oh, excelente se lo diré a papá. -Se oía tan feliz.

- Por cierto, ¿Cómo está él? 

- Mejorando, la cirugía fue un éxito. -Una leve sonrisa se formó en sus labios.

- ¡Que bien! ¡Ya veras que en poco tiempo va a volver a contar chistes! -Una pequeña risa se oyó del otro lado de el celular.

- Tienes razón, espero que así sea... Bueno, ¡ay! te dejo que se quema la comida. -Rio ante ese comentario, aunque una parte de ella extrañaba el caldito de pollo que solo su madre podía preparar. - Mi niña, te deseo lo mejor y recuerda... -Estuvo a punto de terminar su frase pero fue interrumpida.

- Si no eres la primera, sé la mejor. -Completó con la vista en la calle, acto seguido la llamada se cortó, solo esperaba que llegara su transporte.

Al ver que se aproximaba rápidamente se puso de pie, al subir tuvo la suerte de ver un asiento vacío y se apresuró a tomarlo, llevaba consigo una mochila en la que guardo sus objetos personales básicos, saco unos auriculares inalámbricos y se puso a escuchar música. Sus ojos se cerraron momentáneamente dejando que la melodía se apodere de sus pensamientos dándole a su vez un poco de paz.    

El transcurso del camino fue normal, a medida que el tiempo pasaba el autobús empezó a llenarse poco a poco como era de esperarse. En medio de su trance la de iris parcial sintió un golpeteo en el suelo, alzo la vista y se encontró con una mujer de edad avanzada caminando con un bastón, al parecer buscaba lo que no había: un asiento.

- Disculpe, señora... -Llamó la atención de la nombrada haciendo que se acercara a paso lento y tembloroso por causa de la vejes; traía consigo una expresión afable. - ¿Gusta sentarse aquí? -Propuso con cortesía, no le gustaría que una pobre abuelita tenga que estar parada por quien sabe cuanto tiempo.

La anciana se acercó hasta ella y agradeció su amabilidad para luego sentarse, mientras que estaba parada visualizó a lo lejos su bajada, cerró bien su mochila y cuando el transporte se detuvo fue la primera en salir, tras ella una horda de gente se aproximaba casi tumbándola en el proceso. Enderezó su porte y se quitó la chaqueta para ir rumbo a su hogar.

Caminando notó lo bello del día, los rayos del sol chocaban con su nuca indicando que estaba en su punto más alto y que tendría que almorzar pronto. Se detuvo en frente de un gran edificio en el cual ingresó; Saludó al recepcionista y se apresuró a tomar el ascensor que estaba siendo ocupado por su vecino.

- Yuu-san ¿Cómo ha estado? -Preguntó a sabiendas de que era alguien un poco introvertido y que le costaba comunicarse con desconocidos, pero ella no era una extraña, de hecho se hicieron amigos hace varios meses y aunque no coincidían en ciertos gustos se llevaban bien. Al parecer él acababa de ir a comprar sus víveres. 

- Bien, algo cansado. -Sí, era un hombre de pocas palabras pero divertido en algunas ocasiones, claro, bajo la influencia del alcohol. - ¿Qué tal te fue? -Volteo con interés aunque su rostro reflejaba lo opuesto.

Suspiró con pesadez, el estrés que tenía la carcomía mentalmente y no quería tocar el tema recién mencionado.

- Si te soy sincera; terrible. -El contrario rio por sus palabras, ahora sabía como él se sentía.

- Bienvenida a mi mundo. -Exclamó con gracia en su tonada y el ascensor llegó al piso de ambos.

Se despidieron y caminó hasta la puerta sacando las llaves de su mochila para ingresar en su cálido y modesto hogar.

- ¡Ya llegue amor! -Cerró la puerta y colgó su chaqueta en el perchero junto a la entrada.

- Cierto, no tengo pareja. -Se corrigió mientras una falsa lágrima caía por su mejilla.

Se acercó a la cocina y asomó su cabeza en uno de los estantes, luego estiró su mano con la finalidad de alcanzar un pote de ramen instantáneo. No tenía ganas ni tiempo de cocinar, así que se decidió por algo simple, fácil y rápido como lo era el ramen.

Siguió cada uno de los sencillos pasos y por fin pudo sentarse en su cómodo sofá a disfrutar de un momento de paz, sentía estrés por varias razones, una de ellas era sobre pagar una cuenta de hospital, ya que su padre estaba enfermo.

Por eso mismo había hecho un profesorado asequible, para poder trabajar y ayudar a pagarla. 

Cuando su paladar estuvo a punto de saborear los deliciosos fideos un tono de llamada proveniente de su móvil interrumpió tan preciado momento.  

- Alo? ¿Quién es? -Interrogó, en eso una suave voz empezó a dialogar. La llamada duró algunos minutos pero ese tiempo fue suficiente para llenarla de alegría puesto que una de las guarderías en la que dejó su currículo decidió aceptarla.

Y ahí estaba, celebrando a saltitos de emoción.

- ¡Vamos mierda! -Se detuvo un segundo para agarrar el ramen y comer, con la boca llena exclamó. - ¡Tengo chamba! 

La amable señora Amane Ubuyashiki, o así la describía, luego de esa conversación contó que la guardería "Pequeños cazadores" necesitaba una nueva educadora infantil y que ella cumplía perfectamente con los requisitos, que podría empezar el lunes y que la guardería funciona normalmente de 8:30 a 17:00 horas y los sábados hasta las 12:00. 

Dependiendo del horario de trabajo de los padres, la guardería puede cuidar a los niños (as) desde las 7:00 a las 19:30 hrs y la paga era buena.

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Hola!! ¿Cómo va tu vida lector/a? En fin, gracias por leer!!



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⏰ Última actualización: May 01 ⏰

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