Capítulo 4: Un poco inconveniente

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Después del almuerzo, y justo como había indicado Jake, los dos se habían puesto en marcha hacia el supermercado más frecuente

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Después del almuerzo, y justo como había indicado Jake, los dos se habían puesto en marcha hacia el supermercado más frecuente. Tanto Jake como Ni-ki agarraron unas canastas de mano para llevarlas consigo, se adentraron por entre los estantes y miraron a su al rededor un poco perdidos.

—¿Qué hace falta de despensa? —preguntó Jake, mientras agarraba para mirar un frasco del estante, y entrecerró sus ojos para leer la letra pequeña de la etiqueta.

—Mmm... Desde mi punto de vista, y sin ofender —aclaró Ni-ki antes de continuar —, casi todo. Ya parece que desvalijaron la casa.

Manteniendo los ojos entrecerrados, Jake apartó la mirada del frasco para dirigirla al menor. —Gracias por tu aporte.

Ni-ki sacudió la cabeza con una sonrisa y pasó por el lado de Jake. —Va, busquemos por aquí. Tendré que seguirte o me pierdo entre tantos productos coreanos.

Jake soltó una risita ante lo último dicho del menor y fue tras él. Entre tantas cosas que metían en las canastas, Jake pensó que aquellas no serían suficientes y su brazo ya empezaba a cansarse.

—¿Quieres que lo lleve por ti? —le preguntó Ni-ki después de haberlo visto bajando la canasta y arrugando la cara con algo de dolor.

—No, te serían muy pesados, solo me cansé un poco  —contestó Jake, flexionando el brazo.

Ni-ki dejó en el suelo la canasta que también traía, se acercó a él y le tomó de la muñeca. Levantando un poco la manga de su camisa, pudo notar la marca de las astas en la piel de los brazos y manos.

—Te puedes lastimar aún peor, lo mejor sería agarrar uno con ruedas. ¿Te duele mucho? —preguntó al tocar con suavidad la piel enrojecida, a lo que Jake negó con la cabeza.

—Solo arde un poco, no es para tanto —luego de decir eso, quedó sorprendido cuando Ni-ki aproximó su rostro para depositar un beso en roce en su brazo, tan suave que sintió un cosquilleo desplazarse.

—Pondremos después un poco de pomada —musitó, mirándole fijamente con el rostro serio, y Jake quedó inmóvil mientras le sostenía la mirada.

De manera repentina, se escucharon unas voces acompañadas de unas risitas. Jake parpadeó seguidamente y giró la cabeza para encontrarse con dos colegialas a unos pasos cerca de ellos, una pegada a la otra mientras cotilleaban entre ellas.

Qué tiernos, ¿serán novios? —preguntó susurrando la chica a su amiga, intentando mirar con disimulo y se rieron en silencio.

—No lo sé, pero son tan lindos —respondió la otra con el rostro oculto.

En ese mismo instante, Jake soltó su brazo del agarre de Ni-ki y se alejó de él, notoriamente nervioso y fingiendo mirar hacia otro lado.

—Voy... Voy a buscar otra canasta —mencionó el pelinegro y volvió a tomar la canasta del suelo antes de apresurar los pasos.

Ni-ki, que también había visto a esas chicas, esbozó una gran sonrisa y siguió al mayor rápidamente. Después de haber pagado las compras y meter las bolsas a un carrito, se dirigieron al auto para poner las compras en el baúl. Jake se sentó en el asiento del piloto y Ni-ki al de su lado como se hacía costumbre. Jake soltó un suspiro antes de poner las manos en el volante, agradecido de que ya estuvieran por volver a casa. Junto a él, Ni-ki lo miraba con una media sonrisa e hizo que Jake quitara su vista del frente para mirarlo con el ceño fruncido.

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⏰ Última actualización: Jan 07 ⏰

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