Todavía recuerdo vívidamente el día que te conocí éramos tan solo unos mocosos, tenías 7 y yo 6, desde ese día sentí mariposas en mi estómago, ver las facciones de tu rostro, tu sonrisa, tus ojos, tus cejas, ¿Recuerdas las cartas que te escribía? Es ahí donde declaré mis sentimientos.
Cuando vino la pubertad todo fue distinto, lo que hacía contigo ahora me daba vergüenza, no vergüenza por ser algo malo, sino vergüenza de mirarte a los ojos ver lo linda que te habías vuelto, sé que rechazaste mi propuesta cuando éramos niños, pero ahora todo es distinto, con las manos bañadas en el sudor más frío y delante de todos los del colegio, te declaré mi amor, aquel amor que quise superar, aquel que quise olvidar, pero te amo. Inmediatamente tu rostro se puso rojo y tu confianza se había esfumado, me miraste a los ojos y cuando escuché tu respuesta fui el hombre más feliz del mundo.
El día que nos bachilleramos teníamos 3 años de relación, era muy feliz, ese día me dijiste que diéramos el siguiente paso, la prueba de amor, de todos los días de mi vida ese fue en el que más nervioso estuve, no te burlaste, tu también estabas nerviosa, como siempre tu cara estaba roja como un tomate, trataste de ocultar la vergüenza tapando tu hermoso rostro con tus lindas manos, ese día también fui feliz… también fuimos felices.
Cuando yo entre a la universidad, tu fuiste a un curso técnico, recuerdo que todos nos presionaban para que nos casáramos, luego de trabajar y ahorrar, el día de mi graduación a mis 24 y tus 25 años te pedí matrimonio, millones de recuerdos contigo vinieron a mi memoria, era todo lo bello que habíamos vivido, los problemas que superamos y la esperanza de nuestro prometedor futuro, aceptaste mi propuesta y al poco tiempo ya éramos marido y mujer, gracias por amarme, gracias por cuidarme, eres la rosa más linda del gran jardín de mi corazón, te escribo este poema porque te amo y te seguiré amando.
