Había vivido toda mi vida bajo el viejo techo de la casa de campo, al casarse mis padres se habían mudado del agitado y escandaloso Londres a las afueras de la pequeña Chigwell, al principio tenían la constante duda si era la decisión correcta pero al nacer la salud de mi madre empezó a decaer y poco a poco nos dejo sin más opción que quedarnos.
Siempre había vivido con todas las comodidades del mundo, la casa era alarmantemente grande para nuestra pequeña familia y los criados que vivían en ella, por lo que cuando tenía unos cuatro años decidieron cerrar una parte oeste de la casa que era "innecesaria" según lo que me había explicado mi padre. Al vivir a más de cuarenta kilómetros de la ciudad misma nos obligó a hacer vida con nuestros vecinos y los amigos más cercanos de mis padres que estaban dispuestos a hacer el viaje.
Mi época favorita era cuando venían los Edevane, la joven pareja se había convertido en amigos íntimos de mis padres, ellos viajaron desde Londres para pasar las vacaciones en nuestra casa todos los años con sus dos hijos Julian y Alexandra, a quien llamaba Lea, todas mis aventuras, travesuras y momentos felices hasta el momento había sido con ellos, para mi la casa se iluminaba cuando llegaban. Año tras año que volvían nuestra amistad se fortaleció, por un lado con Julian nos potenciamos, amamos jugar a los caballeros y dejar un desastre en donde pisamos, en cambio mi relación con Alexandra era completamente distinta, ella era mi confidente, con ella iba a pasear y me hacía compañía en los momentos más difíciles de mi vida con sus cartas que me llegaban cada tantas semanas.
Un año Julian llego a mi casa con un par de sus amigos más cercanos del instituto, por más que intentara acercarme a ellos me dejaban atrás con sus conversaciones de las clases y compañeros que no conocía, yo me había educado en casa por lo que no comprendía bien todo lo que explicaban sobre las campanas y pupitres, ese año por primera vez en mucho tiempo estuve todo el mes junto a Lea, salimos a pasear a caballo a las praderas, leíamos juntos en la biblioteca y realizábamos pijamadas a escondidas de nuestros padres, Alexandra, con su largo cabello castaño y ojos azules se había convertido en una hermana para mi y lo que más me dolió fue que al terminar la primavera ellos volvieron a la ciudad, nuestra rutina juntos se rompió y ese mismo verano mi familia también lo hizo, mi madre empezó a enfermar gravemente y mi padre en su desesperación por hallar una cura empezó a ser distante y cuando intentaba acercarme se ponía furioso, hasta llegar al punto de ser violento. Luego de meses deje de intentar de acercarme a él y aproveche todos los momentos que tuve con mi madre hasta que se fue, para ese entonces yo ya tenía doce años recién cumplidos y había perdido a mis dos padres.
Luego de eso los Edevane dejaron de venir y mi único contacto que me quedaba en el mundo fueron las cartas de Lea y las pequeñas fiestas que tenía que realizar mi padre con personas influyentes para su trabajo. En una de esas yo estuve obligado a ir porque venía la familia de un inversionista, fácil habían unas cien personas en la casa, algunas bailaban en el salón y las demás tomaban y conversaban de negocios, al terminar la noche quise pedirle permiso a mi padre para retirarme a mi habitación, pero al encontrarlo desee nunca haberlo buscado, sin duda había tomado unas copas de mas y tenia un aspecto horrible, como si se hubiera peleado con alguien, llevado por el impulso, corrí hacia el he intente levantarlo, pero él gruño y entre gritos para que no lo levantara me dio un puñetazo en la cara que me tiró al suelo, entre la sorpresa y el miedo me quede viéndolo como si no lo reconociera, el antiguo hombre todo ordenado y alegre se había ido.
ESTÁS LEYENDO
No puedo sin ti
Teen FictionDaniel es un chico de 17 años que ha tenido que vivir prácticamente solo en su casa luego de la muerte de su madre, su vida consisitia en las personas que trabajan en el lugar y el contacto por cartas con Lea, su mejor amiga de la infancia, pero su...