𝙀𝙡 𝙣𝙪𝙚𝙫𝙤 𝙣𝙤𝙫𝙞𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙟𝙚𝙛𝙚 ; 𝘉𝘦𝘯𝘯𝘺𝘫ö𝘳𝘯/𝘉𝘫ö𝘳𝘯𝘯𝘺

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Por fin llego la tan esperada semana de mi vuelo. Mis padres y mis amigos me apoyan y no me podía sentir más feliz y tranquilo de tomar esa decisión.

Por fin abordé mi vuelo, la verdad era muy cómodo. De todas las veces que he viajando en avión definitivamente esta es la mejor.

Después de las 8 horas que se hacen de Estocolmo a Nueva York llego el momento de aterrizar y la verdad me puse muy nervioso, nunca había visitado Nueva York en mi vida, no sabría que hacer por mi propia cuenta pero lo bueno es que llegaría alguien de la empresa a llevarme a mi nuevo hogar.

─Buenas tardes joven, usted debe ser Björn Ulvaeus no es así.

─Ah si, soy ese...

─Pues le damos a bienvenida a Nueva York y también a Deluxe Andersson.

─Pues muchas Gracias.

─Yo soy William y soy el encargado de llevarlo a su casa─nos dimos un apretón de manos. Tenía su cabello pelirrojo muy bien recogido con gel y me pareció un poco gracioso.

─Genial─esto es demasiado formal para mi gusto.

─Me permite sus maletas.

─Claro, le ayudo.

─No no joven, ustedes no tienen que hacer eso, para eso estoy yo.

No sé si piensan que soy de una familia rica o si así tratan a todos sus nuevos empleados.

Llegó otro hombre y abrió la puerta del auto lujoso para que yo pudiera subir y después de mi entro William.

─Wow, es igual de cómodo que el avión.

─Me alegra escuchar eso.

─Y... yo también tengo que... Hmm ya sabes─refiriéndome a su cabello bien arreglado.

─Oh no, es solo por la imagen de la empresa y como tengo entendido usted solo es un secretario.

─Ah si, solo un secretario, claro...─murmure para mi mismo.

La verdad no estaba muy contento con mi puesto de simple secretario pero por algo tenía que empezar y además me seguirían pagando bien.

El auto comenzó su recorrido y yo no podía dejar de ver por la ventana. No sabía si lo que veía eran lugares turísticos o no pero realmente se veían hermosos.

─¿Es la primera vez que vienes aquí?

─Eh si, es mi primera vez aquí.

─Wow, hmm creo que tendré que asegurarme de que alguien le ayude con su estancia aquí.

Por fin habíamos llegado a nuestro destino, mi nuevo hogar. Era un edificio muy grande y lo unico que podía pensar es en una buena vista desde lo alto.

William y yo subimos por el ascensor, al parecer mi departamento estaba en el piso 12.

─Bien, por fin llegamos.

─Wow, se ve bien, bueno bien es poco para esto.

El apartamento era sumamente espacio y estaba ya amueblado, no podía quejarme de eso, además de su bonita decoración.

─Bien joven Ulvaeus, sus maletas llegarán en unos minutos y aquí están sus llaves.

─¡Muchas gracias! Lo acompaño a la salida.

─No es necesario Joven, usted quédese a descansar, fue un viaje largo y supongo que lo necesita.

Las maletas llegaron en ese momento.

─Entonces nos vemos luego joven Ulvaeus.

─¡Hasta luego William!

El cerro la puerta con su salida.

No pude evitar suspirar al darme cuenta que por fin estaba iniciando mi nueva vida.

Decidí acostarme en uno de los sofás que por cierto eran super cómodo. Tome mi teléfono para llamar a mis papás, quería mencionarles cada detalle del viaje.

─¡Hola mamá! Ya estoy en mi nueva casa─el tiempo se me puede ir volando hablando de esto─. Y la casa está completamente amueblada, puedes decirle a Hansi que se quede con mis cosas.

Aun que todavía tenia que desempacar quería seguir hablando con mis papás pero por la diferencia horaria para ellos era muy temprano y para mi muy tarde.

Nuestra conversación terminó y lo primero que quería hacer era decidir que traje me pondría para mañana.

Yo no era para nada una persona que vistiera de manera formal, yo soy más de jeans y camisas cómodas algo muy casual a mi parecer, pero con mi estancia en Nueva York tendría que cambiar. En las pautas de la empresa mencionaba vestir "formal" todos los días, así que compre un montón de trajes antes de venir aquí.

─Bueno creo que tengo que hacer esto rápido para tener suficiente tiempo para dormí.

Empecé a sacar todo mi ropa.

─Ay mis jeans, realmente los voy a extrañar.

La mayoría de los trajes eran negros así que no me esforcé mucho y elegí uno de esos, eso si, sin corbata, todavía quería sentirme yo mismo.

─Espreo que mañana sea un buen día...