— ¡Este lugar es asombroso!
Jonathan observó a su alrededor, las luces neón le cegaban levemente y las bocinas temblaban estrepitosamente con la música. El lugar era demasiado oscuro y ruidoso para cualquier ser humano, pero entre la leve iluminación y las voces de las personas en la pista de baile, era fácil guiarse.
Se acercó a la barra junto a su hermano, Conner Kent, quien ya tenía una cerveza en su mano y se la empinaba hacía sus labios. Le dio sed con apenas verle, decidiendo pedir una para él y acompañarlo, fijándose muy en el fondo como la banda que había estado tocando en el escenario se retiraba.
Nada fuera de lo normal, solo eran dos hermanos paseando por un bar en los callejones más oscuros de Gotham —rutina que habían tomado hace algún tiempo desde que llegaron de visita a la ciudad—, buscando con que entretenerse en lo que sus padres no estaban. Como dos adolescentes desobedientes.Si sus padres los descubrieran...
Seguramente terminarían muy castigados, toda su familia pensaba especialmente de él que era el pequeño girasol. Que no haría nada malo o lo intentaría, después de todo sólo era un colegiado que jugaba futbol americano los fines de semana. Participaba en eventos de caridad junto a su padre y asistía a su madre en su trabajo como periodista. Sin embargo, muy en el fondo disfrutaba de romper las reglas junto a su hermano, una parte de él parecía disfrutarlo —muy en el fondo—. Si tan sólo...
Todo quedó en silencio. La sorpresa no fue el hecho de que sala parecía estar congelada, ni tampoco el que Conner se levantara rápidamente de su asiento al observar el escenario, lo que fue realmente la razón para que a Jonathan se le fuera el aire; habían sido nada más que esos orbes esmeraldas, atrevidos posándose en él. Su pecho se apretó con fuerza poco a poco hacía sus hombros, ese chico de piel canela sosteniendo las baquetas le hizo sentir un escalofrío.
¿Cómo no hacerlo? Con su rostro bien trabajado, tan delicado y de faces casi perfectas, Jon podía jurar que era extranjero. Ni hablar de las curvas del cuerpo que eran perfeccionadas por las ropas oscuras de tonos verdes. Mucho cuero.
— Ahí está Timbo —la voz de Conner le sacó del hechizo en el que se encontraba, volteándolo a ver mientras alzaba la ceja—. El chico del que te conté.
Oh, el chico.
Ahora recordaba.
Entraron a ese bar no sólo para beber y pasarla bien como otras veces, estaban ahí porque su hermano quería visitar a su amigo. Amigo que acababa de subir junto a los demás integrantes de la banda frente a ellos, ahí justo donde se encontraba el chico que le cautivó.
Observando bien a los demás, eran cuatro en total: el mayor de ellos identificándose con tonos azules, el segundo de rojos destellantes, el tercero de rojos más oscuros con acabados amarillos y el cuarto... Bueno el cuarto ya lo conocía muy bien. ¿Cómo no los había reconocido? Eran una banda de metal local muy popular en Gotham, Sons of Gotham, barra The Robins.
Nightwing, Red Hood, Red Robin y Robin —aunque este último tuviera más de un apodo—, a veces solían tocar en ubicaciones así por mera diversión, conocer a los fans o hacer fiestas de caridad.Ahora todos ellos estaban preparando sus instrumentos mientras la horda de adolescentes acaparaban el espacio. Obviamente estando entre el grupo, los dos Kent, gracias a que Jonathan había sido jalado por su hermano mayor hacía el frente.
Estar más cerca de los integrantes solo le hizo darse cuenta de que estaban perfectamente maquillados y alistados para la ocasión, de esa forma tan exótica y rebelde con ropas de mucha piel y reluciente cuero, cada uno con su propio estilo, pero hiendo a la par de las aves que reflejaban. Petirrojos.
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Noche de bandas [Jondami]
Teen FictionConner decide llevar a Jon a un pequeño concierto. The Robins estaba dando un espectáculo y era hora de que su hermanito los conociera. *AU sobre bandas (y sin capas) de la Batifamilia. *Nadie de aquí es vigilante. *Jondami (leve mención de Kontim)