III

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—Él es Lloyd Garmadon, es transferido de Ciudad Nueva Ninjago. Estará con nosotros el resto del curso, así que sean buenos con él 

Advirtió el profesor, recibiendo un "Sí, señor" bastante forzado.

—Veamos, ¿dónde deberías sentarte?

—¡Profesor!, hay un asiento vacío aquí 

Señaló una chica de cabello blanco al final del salón, sonriendo de una forma tan dulce que a Lloyd le dio náuseas.

—Servirá. Toma asiento —le ordeno el hombre mayor, dándose la vuelta para dar inicio a la clase.

Se acercó a su sitio sigiloso, el área en la esquina del aula se sentía como una especie de jaula, atrincherado por la misma chica y lo que supuso por la cercanía de los escritorios entre sí, eran sus amigos.

—Soy Harumi, aun que puedes llamarme Rumi —se presentó la albina con brillantes ojos jade al lado suyo—. Eres bastante guapo —hablo la chica al no obtener respuesta, pasando su mano sobre la suya, ignorando por completo al profesor— ¿todos los chicos de la ciudad son así de atractivos?

—Supongo 

Respondió nervioso apartando su mano, no muy acostumbrado a qué chicas lindas se le insinuaran tan descaradamente, y menos que dichas chicas los miraran como un depredador. 

—¿Qué piensas de mí? —pregunto dulce, jugueteando con su cabello.

Decidió no decir nada al sentir la mirada penetrante del chico moreno tras de él. Desvió la mirada hacia su derecha, esperando que la chica entendiera la indirecta, logrando ver en su lugar como Kai le lanzaba miradas fugaces. Se mordió el labio indeciso de sí, la atención del castaño se debía a la embarazosa escena de la que era coprotagonista, o por si el mayor se acordaba de él.
Desde que había entrado al aula había podido reconocer a Kai entre los alumnos, lo recordaba de su infancia en Ignasia, se veía muy diferente a sus recuerdos, pero sin duda era él, aquella cicatriz en su ojo derecho no dejaba duda, recordaba vagamente el accidente, algo que ver con un gato. 

Miro, más allá de Kai, al otro lado del salón centrándose en la mata de cabello pelirrojo, le había costado más acordarse de él, pero Jay a diferencia de Kai había cambiado muy poco, a lo mucho sus pecas se habían hecho más pronunciadas. Había tenido un pequeño grupo de amigos en su niñez, pero no recordaba mucho de ellos más que unas cuantas cosas, eran Kai, Jay —se esforzó en recordar—, también hubo alguien de quien se burlaron por un accidente con un suéter rosa.

—Había alguien más —murmuró bajo, anotando en su libreta los apuntes del profesor.

No valía la pena romperse la cabeza en eso, si lo pensaba bien era un milagro que se acordara de Kai y Jay.

Las horas pasaron lentas, casi lo hicieron extrañar las burlas de Gene y Brad. Garabateo, en las orillas de sus apuntes, buscando entretenerse en algo, tan entretenido que tardo en notar el replicar de las campañas en sus oídos, alarmas que alertaba la presencia de un espíritu, intento ignorarlas, esperando que de ese modo el espectro no se fijará en él, la tarea se volvió complicada cuando repentinamente el metal quemaba sobre su pecho como si estuviera al rojo vivo. 
Mordió su labio ahogando el grito de dolor que quería salir de él, viendo sagaz a sus lados, temiendo que el espectro se encontrara al lado suyo, se asustó al no ver nada, temiendo que el hechizo sobre el amuleto se hubiera estropeado, un sonido similar al cristal rayado llamó su atención, giro un poco su cabeza sin llamar la atención, sujetando con fuerza su bolígrafo al ver la mano que se deslizaba sobre el cristal del vidrio. Fue un segundo en el que la estática envolvió sus oídos y el amuleto bajo su temperatura al cero absoluto, el rostro cubierto por una máscara blanca de ojos negros apareció de forma repentina al otro lado del cristal, dejando la marca de su mano ensangrentada en el vidrio aun después de desaparecer.

—Señor Garmadon —hablo fuerte el profesor.

Sintió un golpe en su nuca que le permitió regresar a la realidad, con el corazón latiendo a mil por hora, solo pudo dedicarle una mirada molesta al chico con mechón verde atrás de él.

—Si tanto le aburre mi clase podría impartirá usted —dijo el adulto ganándose unas cuantas risas de sus alumnos. 

—No es eso, señor —se obligó a decir controlando su respiración.

—Que no se repita, única advertencia 

No pudo importarle menos la amenaza del profesor. Miro de reojo a la ventana tomando con fuerza el amuleto por sobre la ropa al notar que la huella todavía era visible.

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—¿Dejó una huella sobre la ventana?

—Sí, estoy seguro de que era sangre

Sorbió un poco de sus fideos, el recuerdo de esa tarde aún le causaba malestar en el estómago.

—Me sorprendió mucho durante la clase, nunca había visto que hicieran eso 

Vio a su tío fruncir los labios, dejando de lado su bebida.

—Significa que hay mucho rencor

—¿Eso pasa cuando hay mucho rencor? —pregunto confundido, esperando que pudiera ser más claro.

Wu cepillo su barba— Hay fantasmas realmente aterradores guiados por el odio que tuvieron en vida —explico—, seres así pueden dejar algún tipo de marca en nuestro lado

Mordió su labio sin apartar la vista de su cena— ¿Cómo el que atacó a papá?

—No, Lloyd, lo que atacó a tu padre era un espíritu

Vio extrañado a su tío ante la elección de palabras— ¿Era? —recalco— ¿Quieres decir que esto no es un fantasma?

—Lo mejor será que dejes de pensar en eso, insistir con el tema solo lo atraerá —aconsejo.

—¿Qué hago si vuelve a aparecer?

—Ignorarlo, no permitas que sepa que puedes verlo

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2023 ⏰

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