𝐎𝐟

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Soñé que sí, pero desperté y no.

Roier llevaba semanas soñando lo mismo

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Roier llevaba semanas soñando lo mismo.

Spreen, él llegando del trabajo, este lo recibía, cenaban, dormían y despertaba.

Pero hoy, hoy fue diferente.

Era fin de semana, obviamente no tenía trabajo y él no solía dormir siestas, pero estaba realmente cansado, esa semana lo había matado.

Así que, como la primera vez que sucedió, se durmió en aquel viejo sillón en su sala.

Y ahí estaba otra vez...

── Ro, ¿Me acompañás a comprar algunas cosas? ── Preguntó el oso desde la puerta de su oficina.

── Claro, deja termino esto y vamos.

── Dale. ── Al decir eso último, este se fue.

Roier terminó lo más rápido que pudo lo que estaba haciendo, lo haría aún más rápido si pudiera, todo con tal de salir con su osito.

Al terminar, fue directamente a la habitación que compartía con el oso.

Y ahí lo vió; estaba mirándose en el espejo de su tocador, colocándose brillo labial delicadamente. Se veía tan hermoso, tan...deslumbrante.

── Eres realmente lindo. ── Dijo el castaño, cruzándose de brazos y apoyándose en el marco de la puerta.

Spreen volteó a verlo sorprendido, no lo había escuchado llegar. Pero su expresión cambió de inmediato a una linda sonrisa.

── Gracias, eso quiere decir que puede lograr mi cometido. ── Dijo, guardando sus cosas y acercándose a Roier.

── ¿Tu cometido? ── Preguntó divertido alzando una ceja.

── Ajá, me quería poner lindo...para vos. ── Respondió entre coqueto y tímido, posando sus brazos sobre los hombros del castaño, siendo agarrado de la cintura por las grandes manos de este.

── No necesitas ponerte un brillo labial para eso, eres lindo en cualquier momento. ── Le dijo es castaño. Ganándose un sonrojo en el bello rostro de ese hermoso ser que tenía al frente suya, además de una tímida mirada. ── Aunque, no te sienta nada mal, te queda fantástico, ¿De qué es? ¿Puedo probar? ── Preguntó, tratando de acercarse a sus labios para robarle un beso.

── ¡No, Ro! ¡Me lo vas a quitar, y nos tenemos que ir! ── Respondió el oso, alejando su rostro de los labios del castaño mientras reía, recibiendo aquel beso en la mejilla en vez de los labios.

── Ow, pero quería probar. ── Se quejó, alargando la A de la última palabra.

Spreen rió. Amaba su risa. Seria la persona más graciosa del planeta con tal de escucharlo reír siempre.

── Podés probar cuando volvamos, si querés. ── Le dijo, separándose de él, siendo sus manos lo último en soltarse.

── Trato. ── Respondió antes de sentir el último tacto de su mano.

Spreen desapareció de su vista.

Y el destino parecía que no quería verlo feliz, porque lo recordó; era un sueño.

Su mirada feliz y su sonrisa desaparecieron. Sintió un nudo en su garganta, no podía respirar, todo a su al rededor se volvió negro. Gritó el nombre del chico repetidas veces, pero ningún ruido salió de su boca.

Entonces despertó.

Estaba en su sillón, estaba sudando, y por lo que podía ver; era de noche.

Sintió un enorme vacío en su pecho. Y sin darse cuenta, comenzó a llorar.

── Tengo que verlo. ── Se dijo decidido mientras secaba aquellas lágrimas.

Fue hasta su baño, abrió la pequeña puertita que tenía al costado del espejo y buscó entre los diferentes medicamentos que tenía.

Pastillas para dormir.

Las había tomado una o dos veces.

Y ahora lo volvería a hacer. Necesitaba ver a Spreen. Necesitaba sentirlo, tocarlo...Simplemente lo necesitaba.

Roier vió aquella caja, y lo pensó una segunda vez.

Solo sería por hoy, ¿Verdad?

Solo terminaría aquel sueño y todo seguiría como siempre.

Sí, como siempre.

¡𝗩𝘂𝗲𝗹𝘃𝗲!

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¡𝗩𝘂𝗲𝗹𝘃𝗲!

𝗘𝗹 ᴄʜɪᴄᴏ 𝚍𝚎 ოiა 𝐬𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬. °ˢᵖᶦᵈᵉʳᴮᵉᵃʳ° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora