Buen inicio, mal final

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Narrador omnisciente

Sábado 13 de enero del 2024 11:34 am

En una bella mañana de verano, un día muy cercano al fin de las vacaciones de verano, había un joven de piel ligeramente tostada, durmiendo después de una larga noche de "aventuras" con su fiel amigo y compañero del crimen, Tobías, el cual dormía igual de plácidamente, pero en un colchón en el piso. Parecía que todo iría bien para ambos jóvenes, durmiendo hasta tarde y sin ningún deber pendiente para la escuela, pero como dice el dicho "el destino es una perra" y sí que le gusta joder, en especial a los adolescentes que no quieren hacer nada a altas horas de la mañana.

— ¡Levántense mierdas! ¡Hace rato que debieron largarse a la escuela! — Entro gritando el hermano menor de Uriel, Bruno Grei, un dulce niño de 11 años que le gusta joder a su hermano solo por mera diversión

— ¡Oblígame perro! — Le devolvió el insulto/grito Tobías, ya que Uriel seguía en el quinto sueño sin mosquearse ni un poco

— ¡Le diré a mi mami que se fumaron a una tal maría! — Amenazo Bruno mientras cerraba la puerta con fuerza

— ¡Ni se te ocurra mocoso meado! — Revivió Uriel, solo para caerse de la cama el intentar salir de esta, enredándose con las sábanas en el proceso y quejándose del dolor por la caída

— ¡MAAAAAAAMIIIIIIII! ¡Uriel y Tobías hacen cosas raras! — Se le escuchaba mientras bajaba las escaleras

— ¡Mentira! ¡Todo lo que dice es mentira! — Dijo Tobías mientras Uriel se quejaba del dolor.

Ambos jóvenes intentaron salir a toda prisa del cuarto de Uriel, para perseguir a Bruno y así evitar que revelara sus secretos más oscuros, lamentablemente no llegaron a tiempo, intentaron correr con todas sus fuerzas, pero terminaron cayéndose al perder el equilibro, por levantarse demasiado rápido y cuando pudieron pararse y conectar sus neuronas como deberían a verlo hecho, pero no pudieron por el susto, el sueño y la adrenalina.

Se dieron cuenta que era sábado, es decir 0 escuela y 0 ganas de levantarse temprano. Tobías y Uriel tuvieron un pensamiento en común, "Los niños de hoy día son crueles", con ese pensamiento decidieron por fin bajar a desayunar, conde pudieron ver al pequeño diablillo desayunando de lo as tranquilo, como si no acabara de joder a nadie.

— Disfruta mientras puedas enano, muy pronto te llegara el karma — Amenazo/advirtió Tobías mirando fijamente a Bruno mientras se sentaba en la mesa junto a Uriel

— Ese momento llegara cuando te mueras viejo — Le respondió Bruno con sorna

— Míralo, el enano cada vez es peor — Le dijo Tobías a Uriel señalando a Bruno acusatoriamente — ¿No se supone que lo estabas criando para ser un pan de dios? — Le recrimino con drama

— Dije que lo criaría para ser un pan, pero no un pan de dios —Señaló Uriel — Me refería a un pandemonio — Termino de decir

— Con mayor razón, no debería un alumno revelarse contra su maestro y amigos de su maestro — Dijo Tobías mirando a Bruno

— Nel respondió — Bruno comiendo una tostada con dulce de leche y manteca

— Niños dejen de pelear y desayunen por favor — Les pidió Micaela sin apartar la mirada de la computadora

Dicho y hecho Uriel y Tobías se prepararon un café bien negro y cargado, se agarraron algunas tostadas para cada uno. Aunque era fin de semana, ambos tenían mucho que hacer, tenían que prepararse para la pelea de esa noche contra unos pibes de la parte norte de donde vivían, un pintoresco pueblo cerca de la orilla del mar y al borde de un bosque profundo, y largo, donde cualquiera podría perderse si no conoce la zona, y aunque la conociera, no podría terminar de explorarla, por que pareciera que no tuviera fin, como si escondiera algo en la profundidad infinita, donde habitan todo tipo de animales, plantas y bichos, conocidos y desconocidos, por eso se lo nombro El Bosque Eterno.

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⏰ Última actualización: Mar 17 ⏰

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