— No, no! — Mis ojos picaban, mi cuerpo temblaba y la voz que podía sacar era casi en un grito suplicando.
Mis padres estaban en el piso, el rojo que cubría el piso debajo de ellos se extendía cada vez más y los hombres que habían causado esto estaban apuntando mi cabeza con un arma. Estaba quieta, no podia moverme, hablar, o sí quiera mirar a los costados. Mi mirada solo se posaba en los ojos de Miles, el cual se encontraba con una vista triste en el marco de la puerta, sin ayudar o aportar en algo.
Pude ver como una chica rubia pasaba por detrás de él y se posaba a su lado mientras le daba un tierno beso en sus labios, tal y como lo hacia yo. Fruncí mi seño y empece a negar con la cabeza sin poder procesar lo que estaba pasando. De repente pude escuchar su voz masculina, distinta, el no sonaba dulce como lo hacia siempre, parecía como si me tuviera lastima y enojo al mismo tiempo.
— Es tu culpa Davina, es todo tu culpa. — Seguí negando con mi cabeza aún siendo apuntada por el arma, puse ambas manos en mi rostro y me agaché con un llanto desconsolado.
— No es verdad, no es verdad, eso es mentira! — Mi voz ahora estaba elevada, estaba gritando como nunca y mis ojos estaban pegados al piso entre lagrimas que salían rápidamente.
Pude escuchar una fuerte explosión de bala proveniente de aquella pistola, causando que pegue un salto.
6:30 AM
Y otra vez la maldita alarma que me sacaba de mis sueños, sonaba. Abrí mis ojos rapidamente y pude notar como estaba sudando, mi respiracion era agitada y todavia estaba confundida por aquella pesadilla tan real.
— Carajo... — Bufé y me pare, dirigiéndome al baño y mirándome en el espejo. Mis ojos estaban rojos y todo el maquillaje corrido, había olvidado sacármelo antes de dormir.
Mire mi reflejo unos minutos mientras pensaba en todo lo que había ocurrido y lo que estaba pasando fuera del sueño. Tenia que prepararme para ir al instituto, así que lave mi cara e hice mi skincare mientras me colocaba el uniforme en la habitación.
Ya era el 4to día al que asistía a clases y la verdad que no era tan malo como creía, solo que me irritaba un poco la personalidad estúpida de varios.
( . . . )
— Maldita sea, estoy bien mamá! — Espeté recibiendo una mala mirada por parte de mi padre el cual hizo una mueca de disgusto y se reincorporo en la silla la cual estaba sentado leyendo el periodico como de costumbre.
— Contestale bien a tu madre, Davina. — Rodeé mis ojos y mi madre solo suspiro preocupada, no queria que ella este mal por mi, pero realmente no estaba de humor, mi cabeza daba vueltas y no tenia hambre, de tan solo pensar en eso se me venia a la cabeza la imagen de mis padres cubiertos de sangre.
— Como sea... — Me levante de la silla y tomé mi mochila para luego despedirme de todos y salir de casa, el chofer abrió la puerta trasera y me senté allí esperando que llegaramos al infierno.
Una vez fuera de la institución, me baje y solté un suspiro pesado adentrándome a este. Pude notar algunas miradas de los estudiantes. Cuando alguien se poso a mi lado siguiendo mis pasos.
— Mierda, ¿Qué te ha sucedido Davi? Parece como si hubieras salido del psiquiátrico! — Aquella río viendo mi cara por el piso, le tiré una mirada enojada y ella se callo dirigiendo sus ojos al frente aún caminando a mi lado.
— No es nada... ¿Qué clase tenemos ahora? — Cambié de tema y me dirigi a mi casillero el cual tenia algunos libros.
— Química... Tenemos química ahora! — Dijo fijándose en sus horarios del celular, miré hacia ambos lados asegurándome de que nadie vea lo que hacia. Saque una pequeña pastilla de color rosa y una botella de agua que había traído, la tome rápidamente y me di vuelta cerrando este para poder ver a Soph.
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Black & Blue ; Tom Kaulitz
FanfictionDos familias mafiosas deciden inscribir a sus hijos en una de las mejores instituciones del país, la cual es muy adinerada y conocida por sus buenos estudiantes. Lo que ellos no saben es que sus herederos se conocerán haciendo que su lazo de amistad...